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Cedida / Romina Navea R.
El joven motociclista de 25 años ha logrado importantes premios a nivel zonal y nacional; en muy corto plazo, se tituló como corredor experto, quien con mucho esfuerzo escala para seguir cumpliendo su sueño.

A unos 30 kilómetros de Ovalle, se encuentra el pueblo Los Olivos de Cerrillo de Tamaya. Por varios años, Luciano Bugueño (25) ha recorrido la zona arriba de su moto para perseguir un sueño: lograr ser corredor super experto y poder avanzar en el deporte enduro de manera profesional.

Una joven promesa para la disciplina, ya que en tan solo 4 años ha logrado ganar importantes competencias en toda la zona norte y además, de pelear los primeros lugares de el nacional MX. Bugueño nos cuenta que su primera moto para practicar le costó tan solo $ 5 mil pesos. “Comencé a descubrir esta pasión cuando hacía descenso en bicicleta. Veía a mis tíos y amigos en moto y me dio curiosidad. Mi primera motocicleta era de paseo, no era muy buena, porque al saltar se desarmaba entera, pero me hacía feliz”, recuerda.

Este año Luciano logró el título de experto en tiempo récord, pese a que no practica de manera constante debido al costo que debe asumir para poder entrenar. “La verdad es que cuesta mucho mantenerse en este deporte, porque cada día se eleva el combustible, a eso también se le suma el aceite que debe ir mezclado porque mi moto es de dos tiempos. Cuando hay competencia, doy una vuelta en el circuito que me creé en el arenal, con eso me pongo a prueba y compito”, explica el piloto.

A pesar de las dificultades económicas, Luciano – “el hueso” como le dicen sus amigos-, ha logrado importantes logros en la disciplina. Recuerda que su primera carrera fue en el 2017, “iba primero, pero me caí y tuve abandonar el certamen, ahí mi familia y amigos me decían que tenía condiciones y volví a participar en la competencia siguiente, en esa oportunidad gané en dos categorías, pero con bastante dificultad, porque llegué con la moto desarmada, se me caía el escape y el asiento, pero la terminé. De premio me dieron unos guantes, una copa y unas gafas”, recuerda con orgullo Bugueño.

Su última hazaña fue el pasado noviembre en la competencia de zonal norte en Vicuña, ahí Luciano logró el primer lugar. “Varios amigos me auspiciaron en esta carrera, también un niño de Ovalle al cual yo le arreglé una moto en el taller”, agrega el deportista.

Pese a las carencias de recursos para el deporte, “El Hueso”, agradece a cada persona que siempre auspicia sus competencias. “La botillería El Maikol de alguna manera u otra, siempre está presente, al igual que mi tío Manuel Estaban Bugueño, quien hizo todo lo posible para darme la oportunidad de comprarme la moto nueva que hoy tengo. Siempre agradezco a ellos y mis amigos que me apoyan”, sostiene.

 

El taller

Para Luciano, el motociclismo no es solo un deporte que practica con pasión, sino que también es su sustento económico, ya que con su hermano Álvaro Bugueño han montado un taller mecánico en su propia casa.

Taller “Timón y Pumba” le pusieron sus amigos, aludiendo a los personajes de la película del Rey León con la personalidad de cada uno. “Nosotros vivimos de esto. Yo salí del Liceo Politécnico de Ovalle en mecánica y junto a mi hermano montamos este taller (…) previo a las competencias tenemos bastante trabajo porque varios clientes nos mandan a ajustar sus motos. A veces estamos hasta las 5 de la mañana trabajando”, sostiene Luciano.

Los sueños y metas de Bugueño son claro para este 2023, poder lograr la categoría super experto y representar a su pueblo. “En la última competencia he logrado tiempo para el nivel y he demostrado un buen rendimiento, espero seguir logrando mis sueños, aunque muchas veces cueste económicamente. Quiero que mi hijo se sienta orgulloso y también tenga la pasión por este deporte”, manifiesta el piloto.

Para ello, Luciano necesita auspicio para seguir compitiendo y representar a la zona en el país, y por qué no alrededor del mundo.

“Muchas veces he tenido que priorizar en la vida; tengo que entregarle bienestar a mi hijo y mantenernos con mi hermano (…) la pasión por las motos va a ser para siempre y le vamos a dar hasta el último. Ojalá puedan existir más auspiciadores para seguir adelante”, finaliza Luciano.

 

 

 

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