Con una propuesta diferente, una mirada distinta, y varios tropiezos, Yaritza Sierra, está haciéndose un nombre en la producción de aves de corral.
Sierra ha apostado por la crianza de gallinas y de codornices en una zona donde las cabras protagonizan la escena productiva, y tras dos años de trabajo ha logrado ser una fiel proveedora de estas dos especies de ave a clientes y otros productores del área.
A unos 15 kilómetros de la zona urbana de Punitaqui, en un terreno de una hectárea cedido por la comunidad agrícola en La Rinconada, se levantan los corrales de Yaritza, donde con esfuerzo ha podido mantener su iniciativa.
“En mi caso como no tengo tango acceso al agua o a electricidad preferí criar codornices. Opté por estas aves porque me gustan y es muy básico, y porque gran parte del negocio es la crianza para la venta del polluelo para otros productores de la zona. No podemos tener muchos animales ni muy grandes porque sería más complicado para nosotros”, explicó a El Ovallino.
La gran herramienta
Refirió que las codornices se pueden vender pequeñas, porque cuenta con una incubadora para mantener la temperatura de los huevos y poder despachar crías de forma controlada.
“Yo me metí en un proyecto para poder tener un gallinero, y después para hacerlo más fácil opté por comprar la incubadora, que tiene capacidad para mantener la temperatura a 200 huevos de gallina y 400 de codornices”.
Explicó que las aves o los huevos los ofrece por internet y los compradores llegan hasta el recinto, ya sea para consumo familiar o para pequeña producción.
“Ahora me está fallando el suministro del agua, así que no me puedo arriesgar a tener más producción porque no sé si tendré agua suficiente, porque ahorita me está distribuyendo el puro camión. Ahorita tengo 40 codornices, pero el ideal es tener más de 100, pero mientras no tenga la seguridad del agua, no me pudo arriesgar”, refirió.
Productores locales
También vende gallinas para crianza, para pequeños productores locales, que encargan entre 10 y 20 pollitos por cada ocasión, aunque también vende para consumo familiar para quienes lleguen a tocar las puertas de su predio.
“Por lo general se ponen de acuerdo conmigo para que le tenga listo los pollitos y acordamos si en unos días o una semana, entonces luego los vienen a buscar y les tengo listo el encargo. Últimamente y gracias a las redes sociales ha venido gente a comprarme de todas las comunas de la provincia, vienen de La Serena, de Coquimbo, hasta de Choapa han venido”.
Destaca que ha tenido problemas con la electricidad y que por eso no ha podido funcionar continuamente con la incubadora de manera permanente.
“Mi objetivo cuando pueda conectar a la electricidad es comenzar a trabajar con la incubadora de manera más continua, porque así puedo sacar más pollos para venderlos, porque se venden muchos, sobre todo a los que se enteran por internet”.
La cría de aves de corral parece también en momentos una “colección” de aves, ya que una pareja de faisanes, pavos reales y gallinas de al menos cuatro distintos tipos conviven en el corral.
Tras un “ladrido” accidente
Pero el esfuerzo de Sierra no ha estado exento de obstáculos y situaciones que le han hecho replantearse y organizarse mejor. Cuando estaba operando con más aves de corral, varios perros ajenos lograron entrar a los pequeños gallineros dejando un desastroso balance a su paso.
“Los perros que entraron me dejaron una mortandad de pollos, me mataron más de 200 gallinas, muchas de ellas de raza y que eran más caras. Ahorita tengo una 70 gallinas y varias apenas de razas diferentes”, explicó Yaritza.