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El Ovallino
En dos jornadas diferentes delincuentes robaron más de 200 metros de la malla acmafort que mantenía en resguardo el camposanto de la comunidad rural. Testigos habrían visto a los presuntos responsables intentando vender el material en el Pueblo Limarí

Roberto Rivas Suárez / Ovalle

 

Como un riesgo a la seguridad de la comunidad, además de una falta de respeto a los vecinos y a la memoria de sus difuntos catalogaron los dirigentes sociales de la localidad de Los Trigos, el insólito robo de gran parte del cierre perimetral de su cementerio.

El administrador y encargado del cementerio por parte de la comunidad, Nolberto Mundaca, explicó a El Ovallino que  esta pasada semana sujetos robaron más de 200 metros de malla acmafort verde que protegía el recinto, material que estaría avaluado en unos cuatro millones al momento de su adquisición. Lo impresionante de la situación es que lo robaron en dos tiempos.

“Fueron primero durante la madrugada del martes pasado, y se llevaron una parte. No pensamos nunca que iban a volver, pero en la mañana del jueves vimos que habían regresado para llevarse el resto. Desde una parte baja hasta una esquina se llevaron primero 60 metros de malla, pero luego cruzaron y en la parte alta se llevaron el resto. Apenas dejaron los fierros levantados. El cementerio quedó completamente abierto”, denunció el administrador.

Señaló que uno de los principales riesgos de tener el acceso abierto al camposanto es debido a la alta cantidad de animales que hay en la zona, los que pueden ingresar y causar daños a los nichos, destruyendo las estructuras, comiéndose las flores y causando otros destrozos.

“Estamos muy molestos y preocupados por la situación, porque es un esfuerzo que hemos hecho por muchos años, para tener un lugar de paz y respeto por nuestros familiares fallecidos”, explicó el dirigente social.

El cementerio tiene una data aproximada de unos 80 años, y en él reposan al menos unos mil difuntos, según los cálculos rápidos de Mundaca. De los servicios del lugar se benefician las comunidades rurales cercanas de Las Lavas, Cerro Blanco, Los Canelos, Ajial de Quiles y El Parral, entre otras.

 “Esto es una tremenda falta de respeto porque ni los finados pueden tener tranquilidad en el pueblo. Estando el cementerio abierto se pueden romper o robar los trabajos que han hecho los familiares para sus difuntos”, acusó Mundaca.

Indicó que en la primera incursión de los delincuentes, se llevaron unas mallas que pudieron separar pero que no pudieron cortar, mientras que en la segunda se aseguraron de llevar un napoleón y otras herramientas para cortar el fierro, y cargaron con parte de la malla que estaba incluso adosada al cemento en el piso.

 

Trabajo previo

 

Mundaca niega que en los ocho años que ha estado a cargo del cementerio, esto haya ocurrido alguna vez.

“Antes el lugar estaba cerrado con un pirca, que en algún momento se cayó. Cuando fui presidente de la Junta de Vecinos levantamos un proyecto con la municipalidad, quienes nos ayudaron con seis millones de pesos para hacer el cierre, y el resto lo puso la misma comunidad. Eso fue hace apenas dos años”, recordó agregando que en la parte del frente el cementerio tiene pared y que apenas quedan unos cien metros de pirca en una parte de la fachada.

Adelantó en tanto que un nuevo proyecto con las características que necesitan, podría tardarse entre cuatro y seis meses para poder presentarlo y discutirlo ante la municipalidad.

“Ahora está más caro el material. Creo que vamos a necesitar al menos seis o siete millones de pesos para reponer el cercado. Mínimo estará el cementerio en esas condiciones unos ocho meses, porque desde que se presente, hasta que se apruebe y se instale, va para rato”, expresó Mundaca.

 

Sospechas

 

Indicó Mundaca, según refiere uno de los vecinos, hace una semana se acercó al cementerio a dejar unas flores y vio una camioneta blanca cerca del lugar. Le dio la impresión de que quienes estaban en el vehículo eran maestros de obra de Ovalle o de otro sector.

Por azares del destino, un par de días después el mismo vecino vio en el Pueblo Limarí, a la misma camioneta cargada de mallas, y los sujetos en ella indicaban que las estaban vendiendo, lo que en el momento no le pareció sospechoso, porque todavía no sabía que habían robado el cierre perimetral. Días después, cuando se enteró del delito, fue cuando pudo relacionar ambos hechos.

Destaca el vecino que lamentablemente no pudo anotar la placa patente del vehículo.

 

 

 

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Diario El Ovallino