• Su pasión por el ciclismo lo ha llevado a competencias nacionales e internacionales. “Mi bicicleta es mi alegría”
  • “Lo que a ustedes les cuesta una hora a mí me lleva tres, lo que ustedes logran en un mes, a mí me lleva el triple, pero no me rindo”
  • A casa llena fueron las dos charlas de Adolfo la semana pasada en el TMO, invitado por la Universidad Santo Tomás
Un accidente de tránsito a los 11 años le transformó su vida y lo hizo cambiar el baloncesto por el ciclismo. Luego entendió que su historia y sus vivencias lo “ayudarían a ayudar” a los demás.

Cinco años dictando las charlas motivacionales que prepara junto a su socio y el equipo de su empresa -Decidido!- le han servido para ayuda a miles de niños y jóvenes, a miles de adultos en situación vulnerable y a gerentes de empresas. Con un mensaje tan transversal que saca por igual lágrimas y aplausos, pero siempre siembra la motivación en quien lo escucha y lo sigue en sus redes sociales.

Adolfo Almarza era un niño de pueblo que jugaba baloncesto en el equipo de su escuela cuando regresando de un torneo en Argentina, el bus en el que venía tuvo un horrible accidente en el que murieron tres niños y varios quedaron gravemente lesionados. Adolfo, de 11 años, sobrevivió pero tuvo que aprender a caminar de nuevo. Esta vez sin sus piernas.

Lo que los médicos estimaron tardaría un año, él lo logró en cuatro meses. Ese mismo empuje es el que ha demostrado a lo largo de su carrera, tanto deportiva como empresarial, y lleva con entusiasmo a presentarse cada vez a un público diferente.

“Me encanta dictar estas charlas, son 45 minutos o una hora y siento que se me pasan volando. No es tan sólo dar la charla y sentirme bien con lo que estoy haciendo, es estar contento con la recepción del público, de lo que podemos transmitir, que son cosas positivas que le pueden servir a los niños, a los ancianos, a todos” explica a El Ovallino un entusiasmado Adolfo momentos antes de comenzar su segunda conferencia en el Teatro Municipal de Ovalle, invitado por la Universidad Santo Tomás.

Crecimiento para todos

“Hay unas charlas que son más emocionantes que otras porque la presión es completamente distinta. Imagínate para mí que tengo 30 años estar al frente de personas de 40 hacia arriba, gerentes, líderes de empresas, es fuerte porque yo admiro a esas personas, por algo están donde están, y de repente dos jóvenes que crearon una empresa pueden aportar a personas que tienen una trayectoria con maestrías y doctorados, eso a nosotros nos hace crecer como personas, y nos damos cuenta cuando uno quiere llegar lejos lo puedes lograr”.

La primera de las charlas en Ovalle se hizo para estudiantes de liceos invitados, la segunda, para los jóvenes de la Universidad anfitriona. Ambas actividades fueron a casa llena. “La charla más grande que me ha tocado ha sido para dos mil personas, en República Dominicana”.

Nivel mundial

El esfuerzo y la calidad de su exposición le han rendido frutos. “Estamos catalogados en el grupo de los mejores motivadores nacionales. Una medición que tenemos es que hemos dado charlas en liceos vulnerables, que se supone que no te prestan atención o te van a sabotear la presentación, que no te atienden y es todo lo contrario, te escuchan atentos. Sabes que tu mensaje llega y esa es la mejor medición que puedes tener”.

El reto está pasando las fronteras. “Nos gustaría estar en un par de años a nivel mundial mostrando que acá en Chile también hay grandes empresas de motivación”.

Consultado sobre el aspecto deportivo resalta que tienen más futuro que pasado. “Pronto habrá sorpresas a nivel deportivo. Se nos vienen muchas carreras nacionales e internacionales. Estamos muy enfocados en el deporte”.

 

Detrás de cámaras

Julio Acevedo es uno de los cerebros detrás de la magia de las charlas. “Nos conocimos a través de un amigo en común, ya Adolfo había dado un par de charlas y luego nos pusimos de acuerdo y le dimos forma, videos, fotos y ritmo. Cada quien puso su talento y este es el resultado”.

Con una organización milimétrica manejan una agenda en la que alternan los entrenamientos, las competencias y las charlas motivacionales. “Todos los meses tenemos charlas, hemos estado en campamentos mineros, cárceles, en hospitales, en empresas y en comunidades vulnerables, y eso nos ha hecho crecer como personas, porque hemos visto la vida como es en realidad, que es muy diferente a la que nosotros conocíamos.

Aunque han visitado muchos países por las competencias en las que participan, confiesa Acevedo que su mayor reto es dictar charlas en países de habla no hispana. “Aunque ya estuvimos en Brasil, queremos estar en Europa, Estados Unidos o Canadá”.

 

 

 

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