El voluntario ovallino, con seis décadas dedicadas al servicio público, fue reconocido en Santiago en una ceremonia que reunió a autoridades y bomberos de todo el país. A sus más de 80 años, sigue activo en la institución y asegura que nunca ha pensado en retirarse.
A veces, la historia de una ciudad se escribe en silencio, en actos de servicio constante y lejos de las cámaras. En Ovalle, uno de esos nombres imprescindibles es Enrique Morgado, voluntario del Cuerpo de Bomberos desde 1965, un hombre cuya vida ha estado marcada por la entrega, la disciplina y el amor profundo por su comunidad. Hoy, después de más de 60 años de trayectoria, su legado fue reconocido oficialmente en el ex Congreso Nacional, donde recibió un homenaje que aún lo emociona al recordarlo.
“Ingresé al Cuerpo de Bomberos en el año 65. Tenía un tío bombero y eso me motivó, porque uno siempre tiene que devolver algo de lo que Dios le da”, comentó. Tenía poco más de 20 años cuando cruzó, por primera vez, las puertas del cuartel. Aún recuerda a los voluntarios que lo guiaron: hombres de oficio duro, que apagaban incendios con equipos mínimos y un uniforme que, muchas veces, era apenas una chaqueta resistente y voluntad de hierro.
“A mí me enseñaron que el bombero se entrega completo, sin mirar a quién se ayuda y ha dar sin necesidad de recibir”, expresó Morgado, frase que resume una filosofía que lo ha acompañado durante toda su vida.
UN RECONOCIMIENTO INESPERADO
La invitación al homenaje llegó de forma sorpresiva. “Al principio pensé que era una broma”, confesó entre risas. Recién cuando su superintendente le explicó la importancia del acto, entendió que se trataba de un reconocimiento nacional para voluntarios de trayectoria excepcional.
Acompañado por su esposa, Patricia González y uno de sus nietos, viajó a Santiago para participar de la ceremonia en el ex Congreso. El momento, recuerda, fue inolvidable. “Sentí un orgullo muy grande, orgullo de ser ovallino. Estar ahí, representando a mi institución y a mi ciudad, fue algo enorme”, relató con emoción. En el salón había bomberos de todo Chile, autoridades, senadores y representantes del directorio nacional. Una instancia solemne que, según cuenta, lo hizo “sentirse en otro mundo”.
VIGENCIA INTACTA A LOS 80 AÑOS
Aunque acumula más de medio siglo de servicio, su compromiso no se ha debilitado. Al contrario, sigue plenamente activo en la institución. “Dejar la institución, nunca lo he pensado”, afirmó con seguridad. Hoy continúa desempeñando funciones gracias a la confianza que, asegura aún deposita en él, el Cuerpo de Bomberos de Ovalle.
El apoyo de su familia ha sido clave, especialmente de Patricia, quien también fue parte del Círculo de Damas de Bomberos. “Ella siempre ha estado conmigo y me acompaña en todo”, destacó. Sus hijos y nietos, lo siguen con admiración y no oculta la emoción al hablar de ellos. “Mis nietos están locos conmigo”.
LEGADO Y NUEVAS GENERACIONES
Durante décadas, Morgado ha contribuido a la formación de nuevas generaciones de bomberos, un rol que define como “una experiencia única”. Por ello, hace un llamado a la juventud ovallina a sumarse a la institución. “Ojalá lleguen más jóvenes, porque a veces se necesitan más manos para ayudar”, expresó.
Su consejo para quienes recién comienzan es tan simple como profundo: “Siempre hay que ayudar y nunca esperar una recompensa”, enfatizó.
AMOR POR OVALLE Y AGRADECIMIENTO A LA COMUNIDAD
Enrique Morgado no oculta su afecto por la comuna que ha servido durante toda su vida. “Ovalle para mí es muy grande y la gente es muy buena de corazón”, afirmó. También agradeció a la comunidad por el apoyo constante hacia los voluntarios, especialmente en actividades de colecta o recaudación para equipamiento.
Antes de terminar, entregó un mensaje para sus compañeros y para la comuna que lo vio crecer. “Nunca hay que dejar de tender la mano a quien lo necesite. Y a mis colegas, que nunca pierdan la esperanza de ser mejores”, concluyó.
Enrique Morgado es parte de la historia viva de Ovalle. Su homenaje en el ex Congreso no solo reconoce su trayectoria como bombero, sino también la vocación de servicio que distingue a quienes, como él, han dedicado su vida entera a cuidar a los demás.
