Más de 4 mil réplicas se han registrado luego del terremoto 16-S de Canela Baja

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    Más de 4 mil réplicas se han registrado luego del terremoto 16-S de Canela Baja

    A 366 días del terremoto 16-S se han contabilizado un total de 4.150 réplicas. La información dada a conocer por el Centro Sismológico Nacional (CSN) da cuenta de los movimientos telúricos desarrollados hasta el 8 de septiembre.

    En el documento oficial se indica que el sismo que ocurrió hace 356 días es el mayor registrado desde el 27 de febrero de 2010, y el tercero mayor desde el 22 de mayo de 1960, superando en tamaño al ocurrido en las costas de Pisagua-Iquique el 1 de abril del 2014.

    Los mecanismos de foco del sismo principal y sus réplicas más importantes son consistentes con el desplazamiento de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana. El “16-S” se enmarca en una zona donde han ocurrido sismos anteriores, así como fue el terremoto del 6 de abril de 1943, cuya magnitud alcanzó a 8¼ (Lomnitz, 2004).

    En cuanto a la geometría de la falla que origina este sismo y su ubicación, son consistentes con la subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana. Estimaciones preliminares indican que la longitud de ruptura alcanza a unos 200-250 km con un desplazamiento máximo de alrededor de 5-6 metros.

    Según Sergio Barrientos Parra, director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, de especialidad geofísico y doctor en Ciencias de la Tierra, las coordenadas indican un epicentro con una localización a 42 km al oeste de Canela Baja, que corresponde al inicio de la ruptura, la cual se extiende por más de 100 km hacia el norte y unas decenas de kilómetros hacia el sur. Mientras que La zona de ruptura se puede entender casi como una superficie en el contacto entre la placa de Nazca y placa Sudamericana que corresponde, en este caso, a la región de Coquimbo, de aproximadamente 200 a 220 km de longitud entre la Punta Lengua de Vaca (norte de la Península de Talinay) y alrededor de Los Vilos.

    “Luego de un terremoto tan grande como el 8,4 que ocurrió en septiembre pasado es esperable que ocurran muchas réplicas, estos temblores de zona de contacto que ocurre en la zona de acoplamiento de ambas placas y las réplicas se pueden registrar aún al haber pasado un año, que en general su comportamiento ocurre de la siguiente manera, cuando ocurre un sismo principal ocurren muchas réplicas inmediatamente de ocurrido el terremoto y ese número va decreciendo por unidad de tiempo, numero de réplicas por día, por hora o por semanas, pero ese número va decreciendo a medida que transcurre el tiempo, hasta llegar al nivel normal que existía de sismicidad de fondo y que existían antes del terremoto. Ahí uno puede pensar que el las réplicas han cesado, pero eso todavía no se alcanza debido a que hubo un desplazamiento de placas, como el caso de la zona afectada con el terremoto, entre Punta Lengua de Vaca por el norte y Los Vilos por el sur. Los movimientos percibidos no son nuevos temblores, continúan siendo réplicas”, aclara el especialista.

    El mismo profesional asegura que no es posible precisar cuándo dejan de ser réplicas y temblores nuevos, cada secuencia de temblor es distinta a la anterior, lo que sí afirma es que la curva va en disminución, lo que da a entender que probablemente terminen a fines de este año o a inicios del que viene, pero de presentarse otro movimiento de igual o similar magnitud seguirán los temblores secundarios en toda la región, según muestran los gráficos sísmicos a través del tiempo.

    El deslizamiento de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana no ocurre simultáneamente en toda la superficie de ruptura, la que se propaga desde el hipocentro con una velocidad que en general es del orden de 2 a 3 km/seg. de modo que para propagar una ruptura de 100 km se requiere alrededor de 30 a 50 segundos. A partir de los sismogramas realizados, se puede resolver cómo el “16-S” libera en función del tiempo una vez que ha comenzado el terremoto una tasa de liberación del sismo que entregó una máxima entre los primeros 30 y 80 segundos, de iniciado el movimiento telúrico.

    Según el mismo informe técnico del CNS, se reporta que durante los primeros 30 días posteriores al terremoto, se registraron más de 1.400 réplicas con una magnitud igual o superior a 3, más de 2.000 al cabo de dos meses y 2.674 al cabo de seis meses. La primera réplica importante ocurrió cinco minutos después del evento principal, alcanzando una magnitud de 7,1 de movimiento sísmico (Mw) y su epicentro se localizó a 37 kilómetros al suroeste de Canela Baja. Por su parte, la réplica de mayor envergadura cifró una magnitud de 7,6Mw, el mismo 16 de septiembre a las 20:18 horas local.

    Tras nueve meses de haber ocurrido el terremoto, el 6 de junio de este año se generaron dos réplicas del terremoto de magnitud 5,6 Mwy 5,5 Mw con un lapso de tiempo de solo cinco minutos y los cuales, tuvieron epicentro al norte de Tongoy, pero debido a su poca profundidad se sintieron con gran intensidad en Coquimbo y La Serena, alcanzando una magnitud Mercalli de VI grados y generando inclusive una autoevacuación preventiva en las localidades costeras. Estos sismos se suman a otra réplica ocurrida en la madrugada anterior en las cercanías de La Higuera, la que alcanzó una magnitud 5,7 y que se percibió de VI grados Mercalli en La Serena.

    Sergio Barrientos Parra, director del Centro Nacional de Sismología, asegura que las réplicas del terremoto 16-S podrían seguir sucediéndose durante los próximos meses.

     

    Ante los constantes movimientos telúricos percibidos, Barrientos también entrega una explicación a la comunidad acerca de la liberación de ondas sonoras que son percibidas previas a los sismos. “Estos tienen que ver con la posición del foco del epicentro y del hipocentro respecto al observador, y que en parte tiene que ver con un aspecto como se propaga la energía, la placa de Nazca se mueveentre uno a ocho metros bajo la placa Sudamericana, cuando eso ocurre se generan varias ondas, entre ellas las Ondas P que son primarias, las ondas S que son secundarias y las Superficiales, la P viaja más rápido pero tienen una amplitud menor que las otras dos, las primarias a veces se transmiten en sonido en fluidos, aires, aguas, en fin el sonido que se siente previo al movimiento son las ondas acústicas, que son parte de las primeras ondas que se generan y que tienen menor amplitud y no tiene vibración, y al llegar a la superficie la detectamos con ruido, al presentarse la transformación de la energía mecánica en ondas acústica y el movimiento viene con las ondas S, con mayor amplitud, por lo que generalmente en los temblores hasta 5 y medio de magnitud, las ondas S se sienten muy débiles para las ondas P ser más notorias donde viajan más rápido”, enfatiza Sergio Barrientos.

    Se debe diferenciar muy bien entre replicas y enjambres, las que son bastante similares, pero representan fenómenos distintos. Las primeras están asociadas a un temblor mayor y que generalmente sobrepasa la magnitud de los 6 grados. Mientras que un enjambre es una secuencia sísmica de varios temblores donde ninguna destaca por su magnitud.

    “En el terremoto del 16 de Septiembre, hemos tratado de ver algunas secuencias sísmicas ocurridas con anterioridad, pero no han sido claras, como otras percibidas en otros terremotos como el de Iquique en el 2014 o las del ocurrido en 1985 en la zona central, donde en ambos casos fue una semana de presencia de temblores, en el caso de Canela Baja no hay enjambres previos”, resalta el director nacional de Sismología de la Universidad de Chile.

    Los estudios de es este terremoto demostraron un desplazamiento entre 7 u 8 metros de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana. El terremoto de 1943, que posee características muy similares al del 2015, con 73 años de diferencia, se destacó por un lapso corto donde por año existe una razón de 7 centímetros de acumulación de energía.

    A modo explicativo, en el terremoto de Punitaqui de 1997 ocurre con un mecanismo de geometría que es de una falla que generó mayor presencia de daños, mientras que el del 2016 es considerado como un hito donde su origen se presenta con la subducción de la placa Nazca, mientras que el primero rompe al interior de la misma placa la que se dobla y tensiona, generando el terremoto con grandes daños a diferencia del último registro.

    “A mí personalmente me llama la atención, el tiempo transcurrido entre la ocurrencia del terremoto y la llegada del tsunami en la zona afectada directamente y la zona de ruptura, donde hay casos de no más de 5 minutos cuando comenzó a salir el mar, y es esa es un tremenda voz de alerta para la preocupación y prevención que debe venir de las propias personas y tomar la iniciativa y no esperar que alguien le de las medidas de seguridad, se debe ser activo y salir de la costa luego para estar seguros y para no correr riesgos que puedan afectar la vida humana. Como también que el movimiento del suelo que no nos permite mantenernos en pie, al poder hacerlo deben tratar de buscar un lugar seguro sin pensarlo dos veces, además debe considerar buscar espacios que no hayan elementos pesados por encima de su cabeza o el cuerpo”, puntualizó Sergio Barrientos, quien también aseguró que las réplicas continuarían durante algunos meses.

    Geografía comunal

    El geógrafo de la Universidad Católica de Valparaíso, y funcionario de la Municipalidad de Ovalle, Rogelio Rodríguez Barrera, ha sido el profesional de la Secretaría Comunal de Planificación (Secplac), a cargo de georreferenciar la cartografía territorial de la comuna, la cual es considerada a nivel nacional como el segundo territorio comunal con mayor diversidad y presencia de localidades rurales en el país. Son 156 localidades, entre ellas 8 caletas asociadas que se vieron afectadas con el posterior tsunami del “16-S”.

    El geógrafo de la Universidad Católica de Valparaíso y funcionario de la Municipalidad de Ovalle, Rogelio Rodríguez, ha estado a cargo de georreferenciar la cartografía territorial de la comuna pos terremoto “16-S”, la que no presentó grandes cambios geográficos comuna. 

    Según el geógrafo, luego de haber realizado hace algunas semanas una zonificación del borde costero de la comuna, no se registraron grandes cambios geográficos en la zona tras la salida del mar, esto pese a la existencia de zonas inundadas, movimientos de bancos de arenas, dunas que desaparecieron y otras que se mantuvieron. Lo que sí sucedió es que se ampliaron los esteros y las desembocaduras, asegurando que el mar ha vuelto a colmar a su nivel. “Ninguna playa quedó más alta o más baja, a pesar que fue un terremoto que marco un hito a nivel mundial resultando ser el más fuerte del año pasado. No tuvimos deformaciones morfológicas en la comuna y la provincia, fuera de rodados pero no hubo grandes cambios geográficos”, resaltó el especialista.

    Rogelio Rodríguez, aseguró que la gran ruptura en la separación de las placas, activó igualmente las zonas de fallas menores dentro de Ovalle y en el Limarí, las que presentaron diversas réplicas, algunas bastantes fuertes, las que han ido bajando su intensidad.

    “En el tema de las caletas no se registraron fallecidos, ya que el 2010 la municipalidad ya había intervenido con un programa de letreros de seguridad para determinar las áreas de resguardo, todas identificadas, donde los letreros de inundación ya no existe, y las de la zona de seguridad aún permanecen. Lo que permitió registrar cero casos de mortalidad, pero sin duda hubo mucha pérdida de botes, desaparición de herramientas, instrumentos de trabajo. Y con respecto a las réplicas, favorablemente ninguna ha presentado nuevas salidas del mar ya que los movimientos no han tenido epicentros en la fosa oceánica del subsuelo del mar, lo que esuna muy buena variable”, destacó el geógrafo. o01301iR