A su corta edad Eduardo Araya ya ha enfrentado dos quimioterapias para tratar un tumor que ha perjudicado su visión.
Todo empezó cuando él tenía 6 años. En esa época su madre pensó que el hábito de Eduardo de ver televisión de cerca se trataba de una mala costumbre, tal como algunas veces los más pequeños lo hacen. Después ella se dio cuenta que no sólo se trataba de las pantallas, sino que para él incluso leer libros era una dificultad. Es así como la madre decide llevarlo a una consulta médica, en lo que sería el comienzo de un múltiple peregrinar para dar con un certero diagnóstico.
En esa época la profesional que lo atendió le indicó el uso de lentes ópticos, detectándole un grado de estrabismo. Tras eso, fue derivado a ver un oftalmólogo al Hospital de Ovalle el que le dijo que usara parches para ese problema visual y le recetó otros lentes. La madre cuenta que le exigió a ese médico que le ordenara hacer exámenes al niño, pero él le habría indicado que sólo se trataba de una mala costumbre al ver televisión. Una de las asistentes pedagógicas en la escuela de Eduardo le dijo que él usualmente se paraba a un costado del pizarrón para poder ver. Fue así como le insistió a la madre para que nuevamente acudiera a otro especialista. De esa forma volvieron a visitar a la doctora que lo había atendido por vez primera, quien le señaló que el estrabismo era severo, por lo que fue derivado a otra interconsulta a la Fundación Oftalmológica los Andes en La Serena. Fue ahí donde una de las doctoras decidió enviarlo a una consulta con un neurocirujano del Hospital de Ovalle, el que comenzó a estudiar a Eduardo de forma neurológica. Tras ello, decidieron ir a Santiago llevando consigo el resultado de los exámenes. Una doctora los revisó y los evalúo de forma negativa. “Le pregunté si a través de la resonancia magnética estaba claro lo que tenía Eduardo, ella dijo ‘sí tiene un tumor y es demasiado grande’”, cuenta Yenny Véliz, madre del pequeño. De esa forma el mismo día el niño fue derivado al Hospital de Niños Dr. Roberto del Río.
“Desde septiembre viajamos todas las semanas a Santiago. Nuestra familia siempre ha estado unida, tenemos un horno y estamos haciendo empanadas todos los sábados, para así tener dinero para una semana de viaje. Tenemos que tener plata para esos viajes, para la estadía, comida. Además desde septiembre que he tenido que presentar licencias y me han rechazado tres de ellas, el Compin las rechaza porque no va un diagnóstico mío”, explica Véliz acerca de la situación por la que atraviesan.
Acerca del estado actual de salud de Eduardo ella declara, “hasta el momento lo que han hecho los doctores es atacar el tumor a través de una quimioterapia, porque está en una zona muy peligrosa, no se puede operar, si lo hacen corre peligro su vida”.Para los interesado en ayudar al pequeño, la familia mantiene la cuenta rut número 11.937.841-9.