ESPECIAL ANIVERSARIO 26: A cuarenta años de la hazaña verde

    0
    16
    ESPECIAL ANIVERSARIO 26: A cuarenta años de la hazaña verde

    Cuando el mundo entero se deleitaba con la nueva versión de ‘Stand by me’ de John Lennon y en Chile se terminaba de bailar la ‘Música Libre’, un grupo de jugadores quedaba en el recuerdo de los hinchas al consagrarse en el fútbol chileno. Ese equipo fue Club Deportes Ovalle que en 1975 logró el ascenso a la Primera División del fútbol profesional chileno.

    Eran tiempos en que el Estadio Ferroviarios (hoy convertido en la feria mayorista) se llenaba cada vez que el equipo disputaba sus partidos de local y donde los forofos habían esperado 13 años por un logro de tal magnitud.

    Aquel subcampeonato no fue de fácil obtención y este 9 de noviembre se cumplirán 40 años de la gesta que se inició años antes con la aceptación en la Segunda División (actual Primera B) en el año 1970. El equipo que enfrentó ese campeonato se nutrió en base a las selecciones juveniles amateur, donde promisorios jugadores defendieron la camiseta verde.

    Adolfo Cortés fue parte del plantel del ’75, defensa que venía concretando buenas actuaciones desde que conformó la selección de ascenso y representó a la región en el torneo nacional de 1969.

    Adolfo Cortés (capitán, a la izquierda) y Rubén ‘Nene’ Gómez (revelación del torneo, arriba) fueron dos de los artífices del campeonato y que aún residen en Ovalle.

     

    “De aquella selección quedó Luis Bustamante, yo y otros que venían desde 1968 como Romelio Díaz, el ‘Juanana’ Castro y Arturo Gallardo”, recuerda el ex jugador.

    En esos cinco años se conformaron planteles con la intensión de –primeramente- afianzarse en la categoría para luego soñar en grande. Ese anhelo se quiso forjar en 1974, cuando la dirigencia del club dio el golpe en el mercado del fútbol nacional. Contrataron al entrenador Luis Santibáñez, quien venía de lograr el ascenso a primera con San Felipe en 1971 y al año siguiente gritó campeón en la división de honor. Todo un hito para los clubes profesionales en el país. En dos años llevó al conjunto del valle del Aconcagua desde los ‘potreros’ hasta disputar la Copa Libertadores.

    El ‘guatón’ llegó con ese antecedente a Ovalle y desde San Felipe se trajo consigo a varios jugadores de su confianza, además de otras figuras para la división como Gabriel Gallardo proveniente de Huachipato y contó con el promisorio volante Rodolfo Dubó. Un equipo de ensueño. Era el ‘equipo de primera’, pero en segunda.

    “Deportes Ovalle no hizo una mala campaña, pero el costo de ese plantel fue elevado y desconozco si el club entró en deuda tras esa inversión. No se logró el objetivo de ascender y al año siguiente tuvimos que vivir la realidad. Y muchos de esos jugadores del ’74 se fueron y quedaron una pequeña base de jugadores ovallinos y un par como Ferid Hatibovic y Gabriel Gallardo. Ya estaban Cortés, Rodríguez, Quiroz y no más”, recuerda Rubén ‘Nene’ Gómez.

    Fotografía oficial del plantel de Deportes Ovalle que ascendió a la Primera División del fútbol chileno en la temporada 1975.

    El líder

    El equipo no rindió como esperaban los protagonistas y Santibáñez partió del club. Los directivos debían buscar técnico para la siguiente temporada y ningún candidato asomaba.

    Fue así como el ex delantero nacional en el Mundial de Brasil 1950 Guillermo Díaz Zambrano –‘Yemo’- llegó a la zona para hacerse cargo del equipo.

    “Al club yo llegué apenas quince días antes de comenzar la Copa Chile”, hizo memoria ‘don Yemo’ a la revista Estadio cuando se coronó como ascendido.

    El presidente de la época, Luis Chacón, fue a buscarlo a Santiago, donde el club Palestino fue el nexo.

    “El presidente del club Palestino nos apoyó en conseguirnos a Guillermo Díaz y gracias a Dios subimos a Primera. Él era como un papá para los jugadores, tenía confianza, creía en los jugadores y los trataba bien. Cuando ellos fallaban, no los retaba, sino que los incentivaba a seguir adelante. Les preguntaba por qué fallaban y fue muy buen entrenador”, dice Víctor Harcha, directivo de Deportes Ovalle por aquellos años, situación que reafirma el ‘Nene’.

    “Don Guillermo Díaz llegó dos semanas antes de empezar el campeonato en plena Copa Chile. Era un campeonato que se acomodaba por zonas para que los clubes no entraran en gastos de traslado. A nosotros nos tocó con La Serena que jugaba en Primera División con jugadores de renombre como Ofel Cortés de Argentina, tenía buen equipo. Nosotros les ganamos como local y empatamos allá y los dejamos fuera. Eso nos dio una fortaleza anímica para encarar el campeonato nacional. Ahí demostramos una regularidad en el torneo y nos mantuvimos en los primeros lugares. Eso hizo que la gente nos acompañara durante todo el año”, cuenta.

    Uno de los jugadores con el cual Guillermo Díaz tuvo un estrecho lazo fue con Rubén Gómez. El ‘Nene’ conformó la selección juvenil de La Serena que disputó el nacional de la categoría en Chillán. Todos concuerdan que desde pequeño tenía una habilidad inimaginable que se ratificó en el tiempo cuando conformó el plantel del mejor Cobreloa de todos los tiempos, ese que disputó dos finales de Copa Libertadores en los ’80. Díaz confió inmediatamente en Gómez y lo puso de titular como extremo izquierdo en su primera experiencia en el fútbol profesional.

    “La relación con Guillermo Díaz era como de padre a hijo. Yo crecí al alero futbolístico de él. Llegó con quince días de antelación, tuvo poco tiempo para conformar el equipo. Le habían llegado jugadores de Audax Italiano, U. Católica y Coquimbo Unido, más los que estaban acá. Y decidirse por un muchacho de 18 años que no había jugado nunca en forma profesional, conlleva a correr un riesgo que no tuvo dudas en asumir y me pone en el equipo titular. Eso siempre lo valoré”, rememora.

    Rubén ‘Nene’ Gómez  fue la revelación del torneo.

    Los primeros partidos

    La idea fue conformar un plantel con las reservas de algunos equipos, incluso el técnico Díaz no tenía mucha experiencia en equipos profesionales. Trajeron jugadores de la suplencia de otras escuadras como Víctor Tapia y William Roldán de Universidad Católica, además de Adrián Tapia de Coquimbo Unido, quien asomaba con el currículum más importante.

    El plantel lo completaban Héctor Jiménez y Willy González (arqueros), Raúl ‘Tuntún’ Quiroz, Alfonso ‘Pocho’ Rodríguez, Carlos Cortés, Francisco Cortés, Wilfredo Arriaza, Heriberto Rojas, Omar Díaz, Renato Mardones, Benedicto Montalván, Luis ‘Luchín’ Bustamante y Horacio Astudillo.

    Las victorias en Copa Chile acrecentaron la confianza en los jugadores. Comenzó el campeonato con el pie derecho ante Ferroviarios al que vencieron por 2-0 con goles de Ferid Hatibovic y Rubén Gómez de penal. Recién en la 11° fecha del torneo, Deportes Ovalle registró su primera caída. Aquella fue en Chillán ante Ñublense por 1-2.

    “Ovalle siempre se caracterizó por ser un equipo muy agresivo y a eso se unió el buen juego, porque en Ovalle había buenos jugadores. La ciudad misma acompañaba a trabajar en equipo. Como era una ciudad pequeña, donde todo se concentraba en Vicuña Mackenna y nosotros teníamos mucho contacto entre nosotros. Eso formó un espíritu de equipo. Ese Ovalle no tendría nada que envidiar a los equipos que actualmente juegan. Pareciera que ahora descubrieron la pólvora. Ovalle siempre fue guerrero y jugaba de igual a igual en todas las canchas”, recuerda Gabriel Gallardo, volante de buen pie del plantel del ’75.

    El andacollino radicado ahora en Coquimbo fue factor importante de la campaña en el medio campo de ‘el Yemo’ y considera que fueron claves dos encuentros que reafirmaron el convencimiento de conseguir el ascenso.

    “A nosotros nos marcaron dos partidos. Uno que viajábamos un sábado en la noche y no en las mejores condiciones que se podían tener para un equipo profesional. Llegamos de madrugada a Linares en unas micros, donde tuvimos que hacer turnos para tomar desayuno y almorzar. Y recuerdo que don Guillermo Díaz nos dijo ‘si nos hacen cinco goles, yo me voy contento’”, dice. Ese partido en su visita a Linares por la última fecha de la primera rueda terminó con el triunfo para los Verdes de Limarí por 3-2, con goles de Astudillo, Hatibovic y Quiroz.

    La recordada final estuvo marcada por el gran número de público que llegó al estadio.

    El sacrificio y el convencimiento

    Los jugadores de la época concuerdan que la dirigencia de aquel entonces se la jugaba por mantener al club con las mejores condiciones posibles. Si bien los sueldos no faltaban, muchas veces debieron hacer esfuerzos extras como viajar en condiciones no muy cómodas para deportistas profesionales.

    “Estuve cerca de nueve años como director de Deportes Ovalle, acompañé al equipo a todos lados donde jugara. A veces viajaba con mi señora y mis hijos incluso, en un auto grande a Calera, a Quillota y a otras partes. Yo tenía un auto Station Ford para ocho personas y me llevaba a cinco jugadores cuando nos tocaban partidos de visita, hasta Concepción llegamos”, relata Harcha, quien se mantuvo cerca de diez años como dirigente del club.

    “Fue en ese momento en que nos dimos cuenta que nosotros podíamos ascender, debido al sacrificio de todos los muchachos y todos los dirigentes. Ahí se marcó la sentencia del entrenador de creer que el equipo podía llegar muy lejos. Y se logró”, añadió Gallardo.

    La recta final y el ascenso

    Las posibilidades de ascenso eran para cuatro equipos. Comenzada la segunda rueda y a medida que se acercaban las últimas fechas se fueron encausando para tres instituciones. Universidad Católica mantuvo la base de su plantel que descendió temporadas antes y aseguró su título de campeón cuatro fechas antes de terminar el campeonato.

    Ahora sólo corrían Deportes Ovalle y Ñublense. El equipo limarino llegó hasta la última fecha con 39 puntos. De ganar, aseguraba su puesto en la Primera División y dejaba atrás la sombra de los chillanejos. Los Verdes enfrentaban a Deportes Linares en la 30° fecha del campeonato y el público sentía que debían dar la vuelta en casa.

    “Yo vivía en la población 21 de Mayo, frente al Estadio Ferroviarios. Ese día me levanté muy temprano con mis vecinos y nos fuimos muy temprano. Recuerdo que para ese partido el estadio estaba completamente lleno, nunca había visto tanta gente. Había gente sobre camiones, buses del sector rural, todo lugar de altura estaba lleno”, recuerda Nelson Gallardo, reportero de El Ovallino durante los ’90 y quien asistió al partido final con doce años.

    Incluso se acuerda de una persona que vio todo el partido sentado en el travesaño de uno de los arcos de la cancha contigua al estadio Ferroviarios.

    “Fue un partido muy complicado. Nosotros pensábamos que en Ovalle íbamos a ejercer la localía y nos íbamos a imponer, pero nos salió mucho más difícil de lo que pensábamos. En ese tiempo con 18 años yo tenía el entusiasmo del joven que sólo quiere salir a la cancha y ser la figura. No pensaba en otras cosas y en ese tipo de partidos los otros equipos tenían el incentivo de presionar a Linares”, dice Gómez.

    Aquel inolvidable 9 de noviembre de 1975, el entrenador Guillermo Díaz alineó a sus mejores hombres. En el arco mandaba Héctor Jiménez; Raúl Quiroz, el capitán Adolfo Cortés, William Roldán y Alfonso Rodríguez en defensa; Luis Bustamante, Gabriel Gallardo y Rubén Gómez en el mediocampo; para dejar en punta a Horacio Astudillo, Ferid Hatibovic y Víctor Tapia.

    Lo que cuentan los espectadores que llegaron hasta el recinto de calle Condell es que Deportes Ovalle inició el partido preso por el nerviosismo que se fue diluyendo con los goles de Horacio Astudillo. El delantero con pasado en Audax Italiano fue el héroe del primer tiempo. Sin embargo, la segunda fracción fue protagonizada por Linares, quien se fue con todo en busca del descuento. Y así lo consiguieron. Los últimos minutos fueron de terror.

    “Ese partido lo recuerdo como si fuera hoy día. Empezamos con nerviosismo y la presión nos estuvo jugando una mala pasada, pero como teníamos un buen fútbol logramos salir adelante y subir. Ese Linares era un equipo que no tenía nada que perder. Sin embargo, teníamos ese espíritu de equipo”, cuenta el volante Gallardo.

    Finalmente, el árbitro Ricardo Keller pitó el término del partido y Deportes Ovalle consiguió el sueño de estar en Primera División al derrotar a Linares por 2-1 con doblete de Astudillo. El delantero cumplió el anhelo de varias generaciones que no pudieron concretar y que el capitán Adolfo Cortés se encargó de alzar mediante el trofeo a los subcampeones.

    “La gente estaba muy contenta y de mi época de jugador fue lo más importante, ya que uno como deportista practica un deporte y los logros los culmine con ese logro de subir a Primera División. Había muchos ovallinos en ese equipo y varios otros que alternaban en el equipo”, cuenta el capitán.

    “Es el logro más importante, esto lo anhelan todos los equipos y Deportes Ovalle lo consiguió. El mejor equipo fue el del ’75 y el título más importante también porque se logró en esos años que era muy difícil. Ovalle sorteó esos obstáculos y obtuvo lo que es para mí el mayor logro de su historia”, dice Nelson Gallardo.

    Todo era felicidad en Ovalle. El público saltó a la cancha a celebrar con los triunfadores. Las personas que se agolparon en el recinto se desbordaron de alegría, al igual que la infaltable familia ‘miranda’ que llenó el cerro bajo la población Vista Hermosa.

    “Cuando subimos a Primera División, me volví loco celebrando”, ríe Víctor Harcha, quien en su joyería mantiene una foto del histórico momento.

    Deportes Ovalle culminó la temporada ’75 con 41 puntos, a cuatro del campeón Universidad Católica y a dos unidades del tercero Ñublense. En las 30 fechas, los limarinos ganaron 14 encuentros y sólo perdieron cuatro.

    “No se pensaba que Ovalle podía ascender. Se perdieron pocos partidos y con jugadores de experiencia era distinto, nosotros nos conocíamos. Va a ser difícil, quizás en un par de años más se podrá tener esa capacidad de tener un buen plantel y representar a Ovalle como corresponde. Ahora cuesta que surjan nuevos jugadores por problemas de la ciudad. A los ovallinos nos gusta criticar, antes en cualquier lado había un terreno para jugar fútbol, ahora no hay, los lugares quedan en la orilla del río. Faltan recintos deportivos y no salen jugadores con las capacidades”, reflexiona con el tiempo Cortés.

    Todos los entrevistados concuerdan en que este hecho es el más importante del club que lleva al huaso y al minero en su insignia, desde su fundación en 1963 y por sobre la final de Copa Chile en el verano de 2009.

    “No cabe duda. No es comparable con la final de Copa Chile. De hecho, esa fue una situación puntual, porque el rendimiento de Ovalle en ese torneo no se reflejó en el desarrollo del campeonato oficial. Deportes Ovalle no fue un actor principal de los primeros lugares”, asegura Gómez.

    Y agrega que “Ovalle sigue siendo una ciudad de poca importancia de la región. Estamos lejos de Coquimbo y La Serena. En ese tiempo tenía 65 mil habitantes y no era una plaza para la Primera División. En ese tiempo, esas cosas pesaban, porque los arbitrajes no eran expuestos a las críticas. Nosotros tuvimos que lidiar con todo eso y Católica, Colo Colo y U. de Chile no se imaginaban venir a jugar a un pueblo de 65 mil habitantes. No sólo teníamos que lidiar con el rival, sino también con las decisiones referiles. No digo que nos haya perjudicado, pero no nos favorecían”, dice el ‘Nene’.

    Deportes Ovalle, sus jugadores, dirigentes y sus hinchas no olvidarán esta gesta, un hito que a sus protagonistas a 40 años no quieren olvidar.