Pueblos de Ovalle piden menos catastros y más ayuda

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    Pueblos de Ovalle piden menos catastros y más ayuda

    Los vecinos de los pueblos de Ovalle continúan tratando de volver a la normalidad luego del terremoto. En sectores como La Torre, ha sido la misma comunidad la que se ha movilizado para poder brindarle ayuda a otros vecinos.

    Olivia Odonis, es presidente de la junta de vecinos de la localidad, y según cuenta, desde el 16 de septiembre su labor ha sido constante. “El día del terremoto salí a recorrer el pueblo junto con un paramédico, para ver si había pasado algo. Nos encontramos con muchos desastres. Tenemos muchos problemas, hay varias casas que están bien dañadas”, asegura.

    En total ella contabiliza alrededor de 9 casos graves en el pueblo, dentro de ellos, “uno de los más graves se trata de una familia a la cual todo su hogar se les vino abajo”, confidencia Odonis. Al ser consultada sobre si luego del terremoto las autoridades han estado presentes en La Torre, ella comenta que ha sido algo inconstante, “les diría a las autoridades que se preocupen un poco más de los pueblos, y que se organicen porque veo que esto está muy desordenado. Están dejando pasar mucho el tiempo, y las personas están esperando”.

    Otra visión crítica la tiene la señora Ximena Araya, residente de La Torre, “vienen de la municipalidad a ver las casas, pero no dan ninguna solución”, declara.

     

    Una de las familias más afectadas en Cerrillos de Tamaya

    La vecina del sector, también comenta que uno de los problemas que han salido a la luz, tiene relación con la iglesia, la cual necesitaría de ayuda profesional para poder determinar los reales perjuicios que le causó el terremoto, “nosotros lo que pedimos es que ojalá venga un ingeniero para poder evaluar el daño estructural de la iglesia. Si no fuera por los tensores dicen que la iglesia se habría caído”, considera Araya.

    De acuerdo a conversaciones que ha tenido la comunidad, se asegura que una de las soluciones no considera la demolición, y que en lugar de eso prefieren reparar, ya que aún pueden realizar liturgias al interior. En relación a las viviendas, uno de los casos de mayor consideración es la casa de la señora Maritza Iriarte en la que vive con su marido y tres hijos.

    Gladys Arias, conoce la situación de cerca ya que es la vecina de Iriarte, “el caso de ella es terrible. Ella tenía su casa bien bonita y al final quedó sin nada, se le vino todo abajo. Mi vecina fue una de las más afectadas del pueblo, y fue un milagro de Dios que su marido pudo huir con los dos bebés”.

    Según Arias, gracias a la rápida reacción del padre, se puedo evitar que dos de los hijos del matrimonio, fueran aplastados por la construcción de adobe. “Le pediría a las autoridades que se acerquen a verla, porque ella está muy incómoda viviendo ahí. A mí me dio harta pena ver la situación en la que está. Acá en La Torre hay muchas casas trizadas, e incluso hay algunas personas durmiendo en carpas. Tienen que acercarse para ayudar y ver cómo está la gente”, declara Arias.

    Otro de los casos catastrados por la propia comunidad es el de la señora Lorenza Maya y sus 6 familiares, los cuales han debido instalar una carpa al patio y trasladar la cocina, debido al peligro latente, “ la casa quedó en muy malas condiciones, y el último terremoto colmó el vaso. La solución, yo creo que tiene que ser demolerla. No me siento segura deambulando adentro de la casa”, cuenta Maya.

    Por el momento ella, y su familia se encuentra a la espera de la ayuda, ya que al haber sido catastrados su caso ya estaría en manos de los organismos pertinentes. No sólo La Torre se encuentra a la espera de ayuda, ya que Cerrillos de Tamaya mantiene problemas en algunas de sus viviendas. La señora Maria García y sus 7 familiares han debido lidiar con la inseguridad que viven día a día, debido a lo peligros que esconde el inmueble que habitan. “Según me dijeron, esto hay que demolerlo, pero no sabemos cuándo”, declara García, quien ha debido dejar a la intemperie algunas de sus pertenencias, improvisando una bodega.

    En cuanto a la ayuda que espera recibir, ella es enfática, “en primer lugar, lo que más necesito son piezas, porque mis camas están en el patio, porque me dijeron que nadie puede dormir dentro de la casa”.

    Al recorrer el sector, más casos salen a la luz, uno de ellos, el de la madre de Marjorie García, la cual debió desalojar la vivienda que arrendaba, “la casa se cayó completa, quedó inhabitable, se cayeron las murallas. Tuvieron que cambiarse a la casa de un familiar, están de allegados, por el peligro”, cuenta la hija de la afectada.

    Sobre la situación en Cerrillos de Tamaya, ella considera que las casas en general, han resistido la catástrofe, “gracias a Dios acá el terremoto no fue tan destructivo, y las casas que han tenido daños es porque son antiguas”, sostiene.

    Luis Carvajal, residente del sector, también cuenta que tendrá que demoler su inmueble, para mantener a su hija a salvo del peligro. “Han venido para hacer catastro, pero no ha llegado ayuda. Le pediría a las autoridades que nos ayudaran con una mediagua, porque no tengo piezas”, cuenta Carvajal, quien con su familia ha debido pernoctar en una improvisada habitación en el patio.

    En la casa de la señora Sara Guerra, también han vivido intranquilos desde el 16 de septiembre, “la pieza donde dormían mis papás no se puede habitar. La evaluaron, y un ingeniero me dijo que ya no se puede dormir ahí. Nosotros no deberíamos estar acá adentro”, manifiesta.

    Según cuenta, su madre de avanzada edad se encuentra emocionalmente muy dañada al ver las actuales condiciones del inmueble, “quedó muy afectada, tuvieron que llevársela a Coquimbo, porque acá no tuvieron medicamentos ni especialistas para atenderla”. Al ser consultada acerca de lo más urgente que necesitan, ella no duda en señalar que se trata de una mediagua, “no podemos dormir en estas condiciones”, afirma Guerra.

    En el sector Las Sossas, los daños serían más bien estructurales, yo evalúo bien la situación general acá, no hubo tanto daño. No ha habido derrumbes, o gente que lo haya perdido todo”, cuenta la presidenta de la Junta de Vecinos, Carmen Ríos.

     Así luce el frontis de una de las viviendas dañadas en Cerrillos de Tamaya. 

    La única crítica que manifiesta es en la necesidad de que las entidades pertinentes realicen un catastro más acabado, “han venido de la municipalidad, pero ellos sólo llenaron fichas en 3 casas, mientras que nosotros hicimos un catastro en 30 inmuebles”.