Aún durante la mañana de ayer era posible ver en la comuna algunos de los daños que dejó el terremoto de 8.4° que afectó a nuestra región este miércoles recién pasado.
Y es que tanto el sector urbano como los sectores rurales se vieron afectados por el movimiento sísmico, el que dejó evidentes señales de daños, mayoritariamente, en viviendas y construcciones antiguas, donde el adobe es el principal material de construcción.
Así, caídas de cornisas, puertas, murallas e incluso, techos, fueron parte de la visión que pudieron ver los ovallinos la mañana siguiente al sismo.
En el caso de los poblados aledaños al área urbana de Ovalle, como Huamalata, casas, murallas y la propia iglesia del pueblo dejaron en evidencia las consecuencias del movimiento sísmico.
“Después del temblor de ayer, ha quedado ‘malasa’ la iglesia. Y yo creo que, aunque soy un laico no más, a lo mejor, ya no se puede seguir haciendo misa u otra actividad acá”, señaló al respecto, Tránsito Cortés, administrador de la iglesia de Huamalata.
En efecto, la construcción – que ya estaba deteriorada – presentaba evidentes daños en su interior, como caída de adobes de paredes y agrietamiento de muros y techos, aunque para fortuna de don Tránsito “no se quebró ningún santo, gracias a Dios”.
En el mismo pueblo, también había casas que habían sufrido caída de fachadas y muros, como en el caso de la vivienda del padre de Jacqueline Lara, donde se desprendió toda la muralla posterior del terreno.
“A mi papá lo llamaron a las 01.00 de la madrugada avisándole que se le había caído el muro de su casa en la parte de atrás, y a mí él, me llamó pasadas las 08.00 de la mañana, pero no le contesté el teléfono. Después me volvió a llamar y vine inmediatamente y me puse a arreglar el lugar”, señala Jacqueline, quien junto a familiares, esperaban poner de pie prontamente la estructura, aunque con nuevos materiales.
Mientras tanto, en otros lugares, como en la localidad de Villaseca, donde su iglesia presentaba algunas grietas en su fachada, en el poblado de La Chimba, era posible ver más daños, nuevamente, en estructuras antiguas de adobe.
Así ocurrió por ejemplo, en el complejo turístico El Edén de La Chimba, donde 200 metros de un añoso muro de adobe no aguantó más y cayó al suelo.
“Era un muro de más un siglo de historia (…) Ha soportado todos los movimientos telúricos, pero con este último ya no aguantó más. El daño mayor es éste, pero adentro está bien, las instalaciones están bien. Ahora estamos tratando de cerrar el recinto momentáneamente y después veremos cómo hacer la inversión para dejarlo en buenas condiciones”, señaló el dueño del recinto, Luis Pizarro.
No obstante, también en algunas viviendas más nuevas, se pudieron registrar daños interiores en casas, como fue el caso del hogar de Carla Araya, quien pasó el terremoto sola con sus hijas y su suegra.
“Fue impresionante. Yo recién en la mañana fui a ver mi casa, y cuando la abrí vi que estaba todo destrozado, todo botado, y por las condiciones en que están las murallas por ejemplo, no se puede habitar, por los daños que tiene”, afirmó.
También sucumbieron ante el sismo otras estructuras, como una antigua bodega de adobe ubicada en la parcela La Pomona, también en La Chimba.
Su dueño, Abdala Dadal, aseguró sin embargo, que ya no se ocupaba “porque ya tenía daños del terremoto de 1997 y terminó por caerse con este temblor”.
Junto con agradecer no haber sufrido mayores daños en su vivienda, Dadal indicó que “estamos recién viendo los daños, viendo que es lo que se puede hacer. Ahora si la municipalidad presta algún apoyo, sería ideal o de lo contrario hay que seguir trabajando no más”, afirmó.
Por su parte, el alcalde Claudio Rentería afirmó que “nos dedicaremos a trabajar por la gente que resultó más afectada (…) Nuestros equipos municipales están trabajando, para atender cada una de las demandas de los vecinos de la comuna”.
Las personas que tengan problemas estructurales, sólo deben acercarse a la Oficina Comunal de Emergencia ubicada en calle Carmen 167 o llamar al teléfono 0532621011 e indicar su situación.