Los cinco años desde que Chile se paralizó por el derrumbe de la mina San José

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    Los cinco años desde que Chile se paralizó por el derrumbe de la mina San José

    Por Sebastián Gallardo L.

    5 de agosto de 2010. Justo hace cinco años. Chile se convirtió en noticia mundial.

    No fuimos campeones de fútbol, ni tampoco el epicentro de un terremoto. Aquel jueves, cerca de las 14.05 horas, 33 hombres que cumplían funciones al interior de un yacimiento minero en la Región de Atacama, sufrieron el derrumbe de su lugar de trabajo, quedando atrapados bajo unos 720 metros de profundidad.

    Claudio Acuña Cortés (34), Juan Aguilar Gaete (49), Osman Araya Araya (30), Florencio Ávalos Silva (31), Renán Ávalos Silva (29), Samuel Ávalos Acuña ( 5), Carlos Barrios Contreras (27), Yonny Barrios Rojas (50), Carlos Bugueño Alfaro (27), Raúl Bustos Ibañez (40), Pedro Cortés Contreras (26), Jorge Galleguillos (56), Mario Gómez Heredia (63), José Henríquez (56), Daniel Herrera Campos (27), Juan Illanes Palma (52), Franklin Lobos (52), Carlos Madani Solís (24), José Ojeda (47), Édison Peña (34), Omar Reygada Rojas (56), Esteban Rojas (44), Pablo Rojas Villacorta (45), Jimmy Sánchez (19), Darío Segovia (48), Víctor Segovia(50), Mario Sepúlveda (40), Ariel Ticona (29), Luis Urzua Iribarren (54), Alex Vega Salazar (31), Richard Villarroel (29), Claudio Yáñez (34) y Víctor Zamora (33) fueron los protagonistas de lo que hoy es una película que se estrenará mañana.

    El caso de “Los 33 Mineros”, sobrepasa cualquier límite. Los trabajadores del mineral que prestaban servicios a la empresa San José, a través de la empresa San Esteban Primera S.A, estuvieron 17 días en calidad de “desaparecidos”, luego lograron enviar a la superficie el recordado mensaje “Estamos bien en el refugio los 33”, demostrando que estaban vivos. Finalmente, luego de varios intentos, el 13 de octubre fueron rescatados en la capsula Fénix 2.

    El Ovallino recuerda hoy a los dos mineros que mantienen relación con la Provincia de Limarí, hablamos de Richard Villarroel y Claudio Acuña.

    El amor que comenzó a escondidas y terminó consolidándose fuera de Ovalle

     Richard Villarroel y Dana Castro junto a sus hijos Richard y Mateo.  

    Hace cinco años Dana Castro detuvo su respiración por algunos segundos. De sorpresa se enteró que su pareja, Richard Villarroel, estaba al interior de la mina San José que había sufrido un derrumbe.

    El difícil momento llevó a su familia a la extrema preocupación, ya que en el vientre de la muchacha de 22 años (por ese entonces) había un niño que esperaba dar a luz en los próximos meses. “Cuando se iba, me persigne y le dije que lo amaba mucho. Luego me quedé mirándolo por la ventana hasta que se fue. Me dieron muchas ganas de ir a buscarlo, que no se fueras y se quedara en casa”, comentó Castro en ese entonces, luego del viaje que emprendió Villarroel desde la población El Mirador Departamento de Ovalle hasta Copiapó.

    Pese a los malos augurios, Dana nunca perdió las esperanzas de volver a ver con vida a su amor, al mismo que había conocido cerca del 2008, cuando ella cuidaba abuelos en el Hogar de Ancianos de calle Portales. “Yo trabajaba ahí y lo conocí cuando fue a visitar a su tía Ana”, comentó, agregando que fue una conexión inmediata. Al parecer cupido los había flechado.

    La imagen de Dana embarazada, junto a familiares, amigos y vecinos pegada a la televisión fue portada de varios medios regionales. “La espera que llega a su fin”, tituló El Ovallino la edición del 13 de octubre, día en que emergió a las 19.44 horas en la cápsula Fénix 2 su pololo. “Había esperado mucho y fue más que una alegría ver que salía con vida”, detalló.

    Las primeras declaraciones de Richard, quien es oriundo de Coyhaique, fueron “el peor momento fue cuando cayó el segundo bloque, ahí fue el mayor miedo porque ahí ya se cerró por completo la mina. En ese momento pensé que no iba a volver a ver a mi señora y que no iba a poder estar en el nacimiento de mi hijo. Estábamos esperando la muerte, nos sentíamos muy flacos. Yo, en ese momento, tenía miedo de no cumplirle a mi bebé que está en camino”.

    Según la pareja, luego de la tragedia en el norte del país lo que más ha costado es superar los problemas psicológicos que dejó el encierro de Richard.

    “Lo más difícil para mí fue tener que soportar esta situación estando embarazada, recuerdo que no podía dormir ni comer, y tener el bebé en mi guatita era complicado, se pasó bien mal durante el proceso, pero lo que más cuesta es el tema psicológico, ya que jamás tuvimos ayuda de este tipo”, dijo Dana.

    Por su parte Villarroel se refirió a la ayuda del gobierno como “escaza, su apoyo fue sólo el rescate, después nos dejó botados, nunca tuvieron un tratamiento psicológico para nosotros”.

     Mientras Richard se encontraba al fondo de la mina San José, Dana y vecinos esperaban expectantes el rescate de los mineros. 

    La vida fuera de Ovalle

    Pero pasaron los meses, el pequeño Richard Villarroel Castro (hijo) nació, y el amor que construyeron a escondidas, paseando por la población Fray Jorge, frente al Estadio Municipal de Ovalle se trasladó hasta la Sexta Región, primero a Rancagua y ahora a Graneros. “En principio mi papá no me dejaba pololear y como yo le tenía respeto no lo hacía, luego conocí al Richard y nos pusimos a andar a escondidas”, dijo la joven.

     “Hace unos tres años nos vinimos a Rancagua, el Richard (padre) se vino a trabajar y yo lo seguí”, comentó Dana, quien hoy vive junto a su amor en Graneros hace un año, lugar donde uno de los protagonistas de los 33 se encuentra cumpliendo funciones al interior de una mina.

    Ahora ya no son tres, a la familia se sumó Mateo, quien tiene 9 meses de vida. Desde la Provincia de Cachapoal, Dana y Richard nos atendieron el teléfono para contarnos que después de tanto sufrimiento llegó a sus vidas la paz.

    “Luego de lo que ocurrió en el norte seguimos juntos con mi amor, y Richard (hijo) va a cumplir 5 años el próximo 19 de octubre. Él está estudiando en pre kínder, y ahora tenemos nuestro segundo hijo que se llama Mateo”, detalló la joven.

    Por su parte el minero número 28 en ser rescatado expresó que “ahora estoy súper bien, pese a lo que ocurrió hace cinco años seguí trabajando en minas, es mi trabajo, ahora lo hago en una empresa de Codelco que cuenta con todas las medidas de seguridad. Pero lejos lo que más valoro de estos años que han pasado es que ahora puedo ver crecer a mis hijos”.

    Villarroel cuenta que pese al susto que significó para su familia haber sido parte de los 33 mineros atrapados bajo 700 metros de profundidad, su hermano siguió sus pasos, “él también está trabajando en la minería, después de lo que me ocurrió tuvo miedo de tomar el desafío pero hoy ya está en este mundo laboral”.

    Dana comenta que aún no pierde el temor tras cada despedida de su pareja antes de ir a las faenas. “Según Richard, él está tranquilo, pero por mi parte siempre va a haber miedo, por lo menos tengo certeza que la mina donde hoy trabaja es de alta seguridad, así que no los tienen tan botados como en la San José, los cuidan más y existen altos estándares de seguridad”.

    Richard y Dana mantienen una relación de más de 7 años de pololeo y por lo que se ve la historia está recién empezando… 

    Claudio Acuña: “Lo más difícil fue pensar en la muerte a cada rato, como si ella estuviera a mi costado"

     Claudio Acuña hoy se desempeña en labores agrícolas y espera volver algún día a trabajar en una mina. 

    Hoy tiene 39 años y se prepara para celebrar su llegada a los 40’ el próximo mes. Su humildad no ha cambiado, menos su buen humor.

    Claudio Acuña Cortés sonríe mientras lo saludamos luego de 5 años, tiempo que ha transcurrido desde su rescate en la mina San José.

    Oriundo del Altar de El Maitén, comuna de Punitaqui, este padre de 4 hijos en la actualidad está radicado junto a su familia en la capital limarina, donde se ha desempeñado como temporero agrícola. Atrás quedaron los años de faenas mineras, aunque asegura que espera volver algún día.

    Desde niño estuvo cerca de un yacimiento, incluso abandonó sus estudios en octavo básico para trabajar junto a su padre, quien falleció un día 22, misma fecha que en agosto del 2010 asomó en la superficie el mensaje “Estamos bien en el refugio los 33”.

    El amante del fútbol que guarda como tesoro una camiseta obsequiada por Arturo Vidal y otra de Mauricio Isla hoy se ve enfrentado a una realidad laboral en la que le han cerrado algunas puertas, según él, por estar encerrado a 700 metros de profundidad en la Región de Atacama.

    Claudio, quien hace pocos días posó para una fotografía junto Antonio Banderas, protagonista de la película Los 33, en la gala del avant premiere, recuerda junto a El Ovallino lo ocurrido hace exactamente 60 meses, cuando él se desempeñaba como jumbero (labores de perforaciones al interior de la mina).

    -¿Qué ha sido lo más difícil de vivir luego de lo ocurrido en la mina San José?

    “Lo que más nos ha afectado es buscar trabajo. En mi caso personal se me han cerrado las puertas, los jefes piensan que ‘los 33’ tenemos problemas psicológicos y no es así, es por eso que debí abandonar las minas y ahora estoy trabajando en labores agrícolas, pero espero que sea temporalmente.

    En la actualidad estoy manejando furgones para transportar a temporeros, pero también trabajo en eso, como por ejemplo podar”.

    -¿Después de lo vivido continúo trabajando en faenas de excavaciones?

    “Sí, hasta unos dos años, mi último trabajo en minas fue en Tambillo”.

    -¿Qué ocurrió con amistad y unión que transmitían los 33 a los chilenos? ¿Alguna vez se volvieron a reunir?

    “Nos juntamos un grupo nada más, y sólo en ocasiones especiales, como reuniones y algunas actividades a donde nos invitan. La única vez que se reunieron nuevamente a los 33 fue cuando se grabó el final de la película”.

    El derrumbe de la mina

    -¿Qué recuerdas del día del derrumbe?

    “Llevaba tres días en la mina, yo iba por sólo un mes a trabajar, para luego ser trasladado a La Serena por la misma empresa. Es paradójico pero iba por un mes y me quedé 70 días encerrado”.

    -¿Qué fue lo más fuerte que tuviste que soportar atrapado en el yacimiento?

    “Lo más difícil de estar atrapado fue pensar en la muerte a cada rato, como si ella estuviera a mi costado, el saber que te estás muriendo en vida. No se comía, había poca agua, y que se nos venían recuerdos a la mente. Fue muy sufrido saber que los sondajes que realizaban desde la superficie pasaban y pasaban y nosotros seguíamos esperando, incluso saber que muchas personas nos daban por muertos”.

    -Muchos comentarios trajo el mensaje “Estamos bien en el refugio los 33”, entre ellos que jamás se escribió al interior de la mina…

    “Yo puedo dar fe de que sí se escribió, porque lo hizo mi compañero y amigo José ‘pelado’ Ojeda, él fue el autor del mensaje. José fue muy importante para mí en ese encierro, fue mi apoyo y nos hicimos muy amigos”.

    – Luego de estar 70 días atrapado al fondo de una mina ¿la vida se valora de otra manera?

    “Claro, con otros ojos. Aprendí a valorar la vida desde otra forma, ahora sé que mi vida vale mucho más que antes, antes no creía en estas cosas, no me cuidaba, ahora cambió esa percepción, sé que tengo que cuidarme, en la calle, cuando manejo, ahora miro diferente la vida y doy gracias por cada día”.

    -¿Fueron difíciles los primeros días de encierro?

    “Fueron difíciles, no todos teníamos la misma opinión, habían diferencias, algunos estaban más desesperados que otros, al final nos unimos y nos dimos cuenta que los 33 teníamos que ser uno solo. Después de los primeros días todos opinábamos, todos fuimos iguales, se perdió el orden de quién era el jefe de turno y los jefes, fuimos todos iguales”.

    -Deben ser varias las historias que escuchaste en ese refugio…

    “Miles (ríe). Pero la que más recuerdo es la de Yonny Barrios. Yo sabía su historia, siempre nos juntábamos, nos íbamos a la rampa a conversar y un día me conversó su historia, me habló de su niñez, ahí supe que era de Illapel, y después me contó que tenía dos mujeres afuera de la mina. Recuerdo como si fuera ayer que me dijo que si salíamos vivos iba a quedar ‘la cagá’, porque ellas no sabían”.

    -¿Cómo viviste el ataque de los medios después del rescate?, estuvieron en varios canales de televisión…

    “Para mí fue un infierno, yo no estaba preparado para hablar con los medios, incluso aún me cuesta hablar, porque he sido bajo perfil. Pero al saber que estamos dentro de la historia de Chile, debo enfrentar ese reto”.

     Acuña fue el minero número 26 en ser rescatado desde el interior del yacimiento de la Región de Atacama. 

    Las huellas que dejó el rescate

    -El gobierno comprometió apoyo económico para ustedes, ¿recibieron esos dineros?

    “Al menos yo no, el único que ayudó fue Farkas (Leonadro), él fue la persona más importante, a muchos que se casaron los ayudó con casas, yo soy agradecido de él, gracias a su ayuda me compré mi auto, recuerdo que recibí cerca de $8 millones. El gobierno prometió hartas cosas pero nunca pasó nada, sí nos hizo viajar mucho”.

    – El caso “los 33” incidió para que el gobierno ordenara mayores fiscalizaciones al Ministerio de Minería y al Sernageomin en las labores de extracción de mineral, ¿es muy precaria la realidad que viven los mineros chilenos, en materia de seguridad?

    “Sabemos que este trabajo es muy difícil, y la precariedad es pan de cada día, pese a que hoy las autoridades están más preocupados por los mineros, aún falta mucho que hacer, todavía falta mucho trabajo de seguridad, aún siguen muriendo personas, el problema acá son los empresarios que no invierten en seguridad laboral”.

    -Nunca te habías subido a un avión… ¿Qué países lograste conocer luego de salir de la mina San José?

    “Fuimos a Estados Unidos, paseamos mucho, pero el mejor viaje que hice fue a la Tierra Santa, fue hermoso, antes no conocía otros países y soñaba en subirme a un avión, y después de estar encerrados 70 días salió cierto.

    No nos han pagado mucho, pero sí nos llevaron a buenos hoteles”.