Recuerdan los hitos de la Reforma Agraria en Limarí a 50 años de su ejecución

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    El seminario, que reunió a decenas de personas, se llevó a cabo en el salón auditorium de la Municipalidad de Ovalle.

    Para destacados historiadores y para quienes fueron sus principales protagonistas, el proceso de Reforma Agraria, cuya ley  – la 16.640 – fue promulgada el 16 de julio de 1967 y publicada el 28 de ese mismo mes, durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva, es – junto a la nacionalización del cobre – el proceso de cambio más radical que vivió Chile desde su independencia.
    Y es que dicha reforma, no sólo acabó con el viejo orden agrario que existía en el país desde los tiempos de la Colonia, donde dominaba el latifundio y un orden social basado en una relación rígida y jerárquica entre patrón e inquilino, sino que además, señalan sus defensores, impactó a largo plazo en la propia actividad productiva del agro nacional, pues al romper con el orden latifundista, abrió las puertas para el futuro proceso de modernización agrícola que vivió el país, en especial, tras la implementación del sistema de libre mercado, ya en pleno régimen militar.   
    El país pues, pasaba de ser un importador neto de alimentos en los años 50 y 60, a convertirse en un potente exportador de productos silvoagropecuarios. Se sumaban a ello profundos cambios sociales, culturales y políticos que cambiaron para siempre el rostro del mundo rural del país. 
    En ese contexto, este lunes se llevó a cabo en Ovalle, un seminario en donde campesinos, ex funcionarios de la CORA (Corporación de la Reforma Agraria), además de autoridades, rememoraron los principales hitos de aquel proceso, poniendo especial énfasis en lo ocurrido en la Provincia del Limarí, o Departamento de Ovalle, como se denominaba en aquel entonces el territorio.

    UN CAMBIO “TRANQUILO”

    “Nosotros hicimos un proceso muy profundo en el Limarí, pues se expropiaron alrededor de 40 fundos, en el que incorporamos alrededor de 3 mil familias campesinas beneficiarias” explica al respecto, Ricardo Guiñez, técnico agrícola, y antiguo jefe de área de la CORA en Limarí.
    De todas formas, Guiñez, quien primero llegó a organizar el proceso de reforma en la actual Provincia del Choapa en 1965, asegura que en nuestra zona, dicho proceso no presentó el nivel de polarización y conflicto que sí se registraba en la zona central de Chile, como en Colchagua o en Maule. 
    “La reforma agraria fue aquí, casi una ‘taza de leche’ la verdad, pues los dueños de fundo nunca se hicieron grandes problemas. Y es que casi la mayoría de los dueños de los predios estuvieron muy abiertos al proceso” afirma.
    Para el ex funcionario, esta situación se explica porque los dueños de tierras en esta zona, a diferencia de la región central del país, carecían de un poder político relevante. “Ellos eran personas que no se dedicaban fundamentalmente a la agricultura y tenían otras actividades. Además no tenían la tradición familiar que tenían las grandes familias de la zona central de Chile” indica.
    En ese contexto, se procedió a establecer asentamientos campesinos, mientras éstos, generaban cooperativas para poder optar a ser dueños de las tierras.
    Filomeno Meriño, antiguo dirigente campesino del Limarí, explica que luego de la promulgación de la ley de Reforma Agraria, “nos constituimos para formar la Cooperativa Campesina La Viñita, pues a las únicas organizaciones que les asignaba tierras la ley era a las cooperativas campesinas, a ninguna otra organización”.
    Y así, señala, pudieron convertirse en dueños de la tierra, antes de cumplir un año.
    “Fuimos dueños de 60 mil hectáreas, las que conservamos hasta ahora. Actualmente somos socios de Capel, aunque no tenemos producción agrícola como quizás deberíamos tenerla” indica.

    CAMBIO ECONOMICO 

    A nivel nacional, en tanto, durante el periodo 1964-1973, fueron expropiadas cerca de 10 millones de hectáreas.
    Agapito Santander, actual consejero regional y en ese entonces funcionario de la CORA, defiende el proceso de reforma agraria, pues insiste en el hecho de que hoy, si nuestro país cuenta con una balanza comercial agrícola favorable, se debe en gran parte a que este proceso de cambio “permitió que el mundo campesino aportara a la producción, y en segundo lugar, permitió también que un nuevo tipo de empresario comenzara a trabajar y exportar productos que generosamente se dan por las condiciones agroecológicas de nuestro país”.
    No obstante reconoce que la reforma agraria ha sido objeto de debate y que dio – y sigue dando – origen a posiciones encontradas en cuanto a sus efectos. Pese a ello, Santander señala que “efectivamente, la reforma agraria afectó intereses, pero también benefició a la mayoría, pues los campesinos dejaron de ser inquilinos, dejaron de ser obligados y pasaron a tener un protagonismo en la vida nacional”. 
    Idea que también fue apoyada en la oportunidad por el director regional de INDAP, Diego Peralta, quien también destacó la labor de su institución en aquellos años y en la elaboración de políticas para apoyar al campesinado.
    “La transformación del agro chileno a través de una ley de reforma agraria, nos ha dejado con un saldo positivo; son más de 60 mil familias las que todavía son signatarios originales y el cambio productivo en el país provocó un salto en lo que se refiere a transformarnos en una potencia agroalimentaria. Además impulsó la capacidad de poder adquisitivo de un sector importante de la ciudadanía, como es el campesinado” aseguró Peralta.