Los teatros suelen ser lugares y espacios icónicos de las ciudades. Más allá de su valor indudable que aporta como patrimonio arquitectónico, sino que también, por la vida que ofrece y que ahí se desenvuelve. El Teatro Nacional de Ovalle cumplió 100 años y el paso de su historia, las vivencias, anécdotas, relatos y la reconstrucción arquitectónica que se logró con su remodelación, es el relato viviente que se enmarca en el libro “Teatro Nacional de Ovalle, 100 años de historia”.
Un proceso de dos años tuvo el trabajo de este proyecto que corría por partida doble, ya que a medida que se gestaba la versión escrita en la investigación del periodista Óscar Hauyón y el historiador Lincoyán Rojas, había un proceso de registro audiovisual por parte de la productora audiovisual Latente Films, ambos siendo orquestados por los ojos y trabajo de su director, Eduardo Pizarro.
¿Cómo nace la inquietud de revivir ese espacio de la historia de un pueblo? ¿Cómo fue la historia de los ovallinos en su relación con el cine, la música y el teatro en este recinto? ¿Quiénes fueron los protagonistas? ¿Cómo fue el proceso de su remodelación? Todo eso y más, son las interrogantes que son respondidas en este trabajo minucioso y que nos lleva a pasear por los pasillos y butacas del mítico ex Teatro Nacional de Ovalle.
Según Eduardo Pizarro, reconstruir la historia del lugar fue un proceso arduo. “Tuvimos que ir a buscar archivos en la Biblioteca Nacional para encontrar recortes de periódicos. Por ejemplo, cuánto valían las entradas, qué espectáculos se hacían en el teatro en sus orígenes. Y también leer a los cronistas de aquella época, y tratar de construir desde ahí la primera parte de la historia del teatro. Para nosotros, el proyecto significó poder dejar un testimonio para las futuras generaciones y para que se valore un patrimonio cultural que es de todos al final”.
Además, para Pizarro “durante el transcurso de la investigación, comenzaron a salir a flote fotografías, anécdotas, a conocer una tremenda historia que nos dimos cuenta no estaba en ningún lugar, sino que se encontraba dispersa en archivos de prensa de la época, en escritos de algunos historiadores, pero por sobre todo en el patrimonio oral de la ciudad y sus habitantes”.
El Origen del Proyecto
La iniciativa parte cuando en una Convención de Cultura desarrollada en la administración de la ex alcaldesa Marta Lobos Insulza, bajo la política cultural de la ex ministra de cultura Paulina Urrutia. En donde la ciudadanía planteó la idea de recuperar uno de los patrimonios más importantes de la ciudad: su teatro. Desde ahí parte una tremenda odisea de generar un proyecto y desarrollar las gestiones, para poder lograr primero de adquirir el terreno e inmueble a don Gustavo Corral Barrios y luego iniciar un largo camino de acciones que permitieran adquirir los recursos para desarrollar el diseño y posteriormente la ejecución de la remodelación del teatro.
En ese entonces, Eduardo Pizarro fue el encargado cultural de la Municipalidad de Ovalle a través del equipo del CECA (Centro de Extensión de la Cultura y las Artes) y partió con la idea de ese proyecto. Anteriormente ya había realizado varios proyectos audiovisuales como la película sobre el patrimonio ferroviario de la ciudad de Ovalle, el patrimonio del rescate oral a través de mitos y leyendas, y una serie de TV llamada “Encantos del Limarí”, que hablaba sobre las tradiciones y el patrimonio, cultura local y rural. Los proyectos de Eduardo Pizarro siempre han abordado el área del patrimonio local en lo que respecta a lo cultural. En un inicio tuvo la idea de echar a correr la cámara por su cuenta y más tarde se unieron más personas que lo ayudaron a convertir esta idea en un documental y posteriormente un libro.
Eso fue absolutamente fortuito, según relata, “fue una consecuencia de la investigación que hicimos donde pensamos, ¿por qué no hacer un libro? Pero en el desarrollo audiovisual lo primero que se debe hacer es un guión, y cuando lo fuimos trabajando nos preguntamos, ¿por qué no hacemos un libro de este guión? y ahí fue importante el trabajo de dos grandes talentos como historiador Lincoyán Rojas, un hombre que sabe mucho de la historia patrimonial de Ovalle y que investigó todo el inicio de estos 100 años del teatro. A esto se suma el trabajo del periodista Óscar Hauyón, quien recavó el último proceso más reciente del teatro y con tanto material, nos vimos con la oportunidad de desarrollar esta investigación en las dos plataformas”.
Los tres ejes
La investigación se dividió en tres etapas, la primera con los inicios del teatro Municipal, antes conocido como Teatro Ovalle y Teatro Nacional, el cual fue construido a finales del siglo XIX, por iniciativa de la Sociedad Musical de Ovalle, organización local, creada en 1886 bajo la razón social de “Sociedad de recreo para Música y Canto” por el doctor Antonio Tirado Lanas, adquirió en 1890 el pequeño inmueble en la esquina de las calles Unión (hoy, Vicuña Mackenna) y Carmen, donde antes había funcionado un hotel.
En 1938, la Sociedad Musical de Ovalle decidió vender este inmueble a la Sociedad Cinematográfica Martínez y Cía. del empresario español Antonio Martínez. Es en esta época donde comienza a llegar las primeras proyecciones de cine a la ciudad, a través del cine mudo y posteriormente una gran variedad de géneros, entre los que destacaban las populares películas mejicanas.
El segundo eje importante de la investigación trata sobre el desarrollo de la historia del inmueble, información recopilada a través de sus protagonistas y relatos orales, que cuentas divertidos pasajes y anécdotas vividas en el lugar. Aquí se comienza a gestar la segunda fase luego que, después de 27 años, la Sociedad de recreo para Música y Canto vendió el inmueble en 1965 al empresario ovallino Gustavo Corral Barrios, quien fue su propietario hasta el año 2007. Así, durante muchos años este Teatro pasó a ser parte de la amplia cadena de cines que este emprendedor personaje ovallino tuvo en todo el norte de nuestro país.
En las décadas de los 60, 70 y 80, el Teatro Nacional de Ovalle se convirtió en el principal escenario de la ciudad. Junto con continuar trayendo los principales estrenos del cine hollywoodense, europeo y latinoamericano, el Teatro de calle Carmen fue el espacio por el que desfilaron grandes talentos de la música y de las artes escénicas. Por su tablado pasaron artistas de renombre internacional como Libertad Lamarque, Los Panchos, Antonio Prieto, Lucho Gatica, Miguel Aceves Mejía y José Alfredo Jiménez, además del astro Raphael de España. En la década de los 60 y 70, fue escala obligada en las giras “007” protagonizadas por las figuras de la Nueva Ola Chilena y la Nueva Canción Chilena.
Finalmente, el último eje que se aborda, es el de la remodelación: se mantuvo la imagen de la construcción, se recuperaron las maderas originales, para restaurar por completo el foyer y fachada original del recinto. El decorado también siguió siendo el mismo. En resumen, se mantuvo la nave arquitectónica original del lugar y se prefirió aquello por sobre construir un teatro nuevo desde cero, lo cual hubiese sido más económico. Se mantuvieron las butacas de color rojo y la boca del escenario también siguió siendo la misma. Además de preservar lo que ya estaba, se equipó con nueva tecnología, para que funcionara como un teatro con los estándares de calidad actuales. Todo esto estuvo a cargo del arquitecto Leonardo Palma.
El legado
Este documental y este libro, se hicieron con el objetivo de que primero se contara la historia de un espacio cultural que es parte del patrimonio inmaterial y material de la ciudad de Ovalle. Es un patrimonio, porque este también lo construyen las vivencias, las anécdotas, la historia que tiene relación con las personas. Hay un lazo emocional, afectivo, hay recuerdos. En ese lugar pasaron muchas personas. La película cuenta eso: cómo pololeaban, cómo se encontraban, cómo disfrutaban de la cultura. De cierta forma a través de esto se cuenta parte de la historia de la ciudad, ya que era el principal punto donde convergía la actividad social y cultural de Ovalle.
“Creo que, para nosotros hacer el libro – y siempre digo para nosotros porque somos varios los que nos involucramos en este proyecto desde hace mucho tiempo- fue una idea para poder rescatar la historia, dejarla en registro, que quede para las nuevas generaciones, para que se construya hacia el futuro y se cuente un proceso importante. Probablemente más adelante se remodele, pero ya cuenta con un espacio cultural con altos estándares técnicos para desarrollar la actividad cultural”, reflexiona Eduardo Pizarro.
Actualmente el teatro está funcionando con una oferta programática y han pasado grandes artistas por él, así como reconocidas compañías de teatro y presentaciones musicales, entre otros.
Ovalle se incorpora al circuito cultural nacional como un recinto multifuncional para recibir todo tipo de espectáculos, desde obras escénicas, audiovisuales y musicales. La ciudad se ha visto beneficiada con esto, y es valorable que se haya continuado con una política y oferta cultural permanente para la comuna. La región de Coquimbo no cuenta con otro espacio tan bien equipado y que cumpla con los estándares actuales de un teatro moderno. Pero es importante entender que, para llegar a ello, hubo un pasado, una historia, que siempre es importante recordar.