El arquero que contuvo un penal al mítico Leonel Sánchez

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    E n 1961 contuvo un penal al mítico Leonel Sánchez, en el partido de Audax Italiano ante U. de Chile. (Foto: Archivo familiar)

    “El arquero Rivera realizó la maniobra más espectacular de la noche al contener brillantemente un tiro penal de Leonel Sánchez”. De esta forma, el diario Las últimas Noticias del miércoles 20 de diciembre de 1691 se refería al portero Osvaldo Rivera tras contener el disparo del delantero de U. de Chile que meses más tarde sería una de las figuras de Chile en el Mundial de 1692.

    Pero su historia con Ovalle se entrelazaría cinco años más tarde. Corría el año 1967 y un experimentado arquero llegó a vestir los colores de Deportes Ovalle. Se trataba de Osvaldo Rivera, titular indiscutido por seis temporadas de Audax Italiano en la década de los ’60 que no cambió los colores verdes y se trasladó hasta la provincia de Limarí. Hoy, su familia lo recuerda a seis meses de su fallecimiento.

    Nacido en 1935 en la oficina salitrera de Santa Anita, cercana a Iquique, Rivera junto con su familia se mudó prontamente hasta Arica, donde creció y forjó el amor por el fútbol. Allí integró las series juveniles de la selección de Arica, equipo que por esos años disputaba los campeonatos nacionales del fútbol amateur.

    Y fue en 1957 cuando un grupo de periodistas de la zona luchan por formar una selección joven que los represente en varias competencias a nivel regional y nacional. La idea de materializó y Rivera fue llamado a defender el arco ariqueño. Fue precisamente al año siguiente que ese equipo logró superar a su eterno rival, Iquique, que terminó 5-4.

    Por aquel entonces, Arica disputaba la Copa Chile, certamen que agrupaba a equipos amateur y profesionales, por lo que los jugadores nortinos aprovecharon ese torneo como vitrina. Incluso el equipo de Rivera enfrentó a Colo Colo, perdiendo 6-0 en Santiago, pero ganando 2-0 en Arica.

    Ese torneo permitió que los ojos de los equipos capitalinos se fijaran en el arquero nortino. Fue el momento en que su vida se cruzó con Audax Italiano, cuatro veces campeón del fútbol chileno y que vio en Rivera al custodio de su portería.

    Por aquel entonces, su pasión por el fútbol se mezclaban con su trabajo en la Empresa de Ferrocarriles del Estado en Arica, como operador de maquinaria pesada. Pero una vez llegado el interés de los itálicos, Rivera debió renunciar a su empleo.

    Ya instalado en Santiago, Rivera perduró seis temporadas en el equipo que dirigió Enrique Sorrel, distinguido exjugador y entrenador. Y fue en aquel club, donde su prestigio salió a la luz a nivel nacional. En el campeonato de 1961, Audax Italiano enfrentó a U. de Chile con su mítico ballet azul, donde brillaban figuras como Jaime Ramírez, Sergio Navarro y Leonel Sánchez.

    “Él contaba que cuando le atajó el penal a Leonel Sánchez, Colo Colo se interesó en sus servicios, mantuvieron conversaciones, pero mi papá decidió mantenerse en Audax Italiano, porque igualmente era un club importante de la época, hasta el día de hoy sigue siendo uno de los diez clubes más importantes del fútbol chileno”, cuenta Javier Rivera, uno de sus hijos.

    “Era muy tranquilo en el arco, no era de dar muchas instrucciones. Atajaba bastante y tenía mucha experiencia de haber estado en equipos grandes como Audax Italiano, era un plus contar con un arquero con esa experiencia para nosotros”, cuenta Sergio Recabarren, el histórico entrenador de varias generaciones de deportistas locales.

    Después de un fugaz paso por Iberia de Los Ángeles, Rivera y Ovalle se entrelazan. Fue en el año 1697, cuando los Verdes de Limarí disputaban el torneo de Segunda División. Allí, fue compañero de equipo, entre otros, del popular Sergio Recabarren.

    “Yo le decía el ‘Flaco’, compartimos en el año 1967 y era el arquero titular. Provenía desde Arica y acá formó familia y decidió quedarse”, dice.

    Disputó la temporada 1967 con los verdes de Limarí que fue una de las más problemáticas, entre ellas la desvinculación del entrenador peruano Osvaldo Vásquez. Para remediar tal situación el equipo lo tomó Sergio Recabarren junto con Guillermo Godoy, siendo demasiado tarde, ya que el equipo termina descendiendo.

    “En aquella época se jugaba por pasión, hoy en día muchos quieren ser futbolistas motivados por otras cosas. Quizás por tener un auto caro u otras cosas. Antiguamente se jugaba por pasión, por amor a la camiseta, se ganaba poco, pero hacían lo que les gustaba”, dice Javier.

    A pesar de la mala fortuna en lo deportivo, en Ovalle encontró el amor. Cuando terminaba la temporada conoció a su esposa Marlene Herreros, con quien se mantuvieron casados hasta la fecha de su muerte.

    “Nos conocimos y decidió radicarse en Ovalle. Le ofrecían incluso más dinero en el sur y él prefirió Coquimbo Unido para estar más cerca nuestro. Nos casamos en 1969”, recuerda Marlene, con quien mantuvieron matrimonio por cerca de 48 años.

    “Él era buena persona, muy alegre, buen amigo, siempre estaba dispuesto para hacer lo que le pidieran, tenía buena disposición con todas las personas. Era muy conversador, era un muy buen bailarín cuando íbamos a las fiestas”, dijo su esposa.

    “Contar con un jugador proveniente de la primera división a un equipo del ascenso era muy importante, dejó mucha experiencia y era un ejemplo para la juventud en esos años. Un referente, e iba transmitiendo esa experiencia”, se deshace en elogios Recabarren.

    El fallecimiento de Osvaldo Rivera sorprendió a algunos, quienes no se enteraron de la muerte del exarquero de Audax Italiano, Deportes Ovalle y Arica. Una fibrosis pulmonar lo apagó el 2 de diciembre de 2017, dejando a su familia que todavía reside en pleno Paseo Peatonal de Ovalle.

    “Muchas personas no supieron (de su muerte), porque fue algo muy rápido. Mucha gente lo conocía además por ser futbolista, porque se instalaba con sus dos perritos afuera de la casa en el Paseo Peatonal. Mucha gente se encariñó con él, también por los perritos y hasta el día de hoy me preguntan por mi papá, donde muchos no saben que murió”, dice su hijo Javier.

    Tras su retiro del fútbol en el año ’70, Rivera continuó entregando su experiencia en el fútbol amateur ovallino, disputando las ligas locales con equipos como Limarí, Bellavista, Banco del Estado y 21 de mayo, y hasta los últimos días no olvidó sus orígenes ni menos el paso por Ovalle, ciudad que lo acogió como suya desde que la conoció por primera vez.