Angustia. Lágrimas bajando por su rostro y la necesidad de tomar un poco de agua para calmar los nervios delataban la penosa situación de Edith, madre una pequeña de un año y medio que según acusa, estaría a punto de ser enviada a una casa del Sename por una decisión viciada.
Toma un poco de agua y sus palabras se atropellan en sus labios. Lo quiere contar todo de una sola vez, como si quien la escucha supiera toda la trama de desesperación que la ha arropado en los últimos dos años.
Vuelve a probar otro trago de agua y su pulso se va estabilizando. “Es que me quieren quitar a mi guagua”, acusa y rompe en llanto de nuevo. Un par de minutos son necesarios para que respire, ordene sus ideas y explique poco a poco el largo proceso familiar y judicial que está acabando con su tranquilidad.
La raíz de todo es una relación personal fallida. -Problemas de índole personal que han sido denunciados al Juzgado de Familia, además de constantes problemas entre ambas partes al momento de dar cumplimiento al régimen de visitas- según se desprende de un documento de Fiscalía.
“El padre de la niña nos ha maltratado, incluso lo he denunciado ante Fiscalía y Carabineros, pero ellos no hacen nada. Lo he denunciado por violación, maltrato físico, intento de asesinato y nadie hace nada. Parece que estuvieran de su parte”. Sus acusaciones las acompaña con la última denuncia interpuesta ante el Ministerio Público el sábado 2 de junio.
Aún así dice teme que el juzgado le ordene entregar a su hija a un hogar de cuidado adscrito al Sename. “El padre de la niña no la quiere, lo único que quiere es quitármela, y prefiere que esté en el Sename a que esté con su madre o con su abuela”.
Se siente más tranquila. Más apoyada. Igual sabe que debe enfrentar un proceso largo y seguramente doloroso, y sabe que lo debe enfrentar sola. Pero ahora hay más gente que sabe de su angustia y su calvario y cuando las cargas se llevan entre varios, hasta una hoja es más liviana.