En calle Gabriela Mistral se encuentra el Jardín Infantil Aguaymanto, el cual fue fundado el 27 de junio del año pasado. Cuenta con sala cuna, nivel medios y de transición. Como curiosidad, debe su nombre a un fruto sagrado del tiempo de los Incas.
Ofrece 5 horas de jornada (mañana, tarde y completa), cámaras desde el celular, servicio de alimentación saludable (colación, almuerzo, once y cena), talleres de música exploratoria, inglés, motricidad, huerto orgánico, terapias complementarias (meditación, musicaterapia, emociones), sanitización mensual y taller fonoaudiológico.
En relación a las características centrales de Aguaymanto, su directora Francisca Yañez, comenta que cuentan con, “un currículum holístico, tomando las neurociencias y la metodología basada en proyectos que actualmente se imparte en Finlandia. El objetivo es que los pequeños aprendan con temas de su interés, enseñándoles desde los distintos ámbitos de la educación parvularia, de forma global, con un sentido para ellos y no de forma aislada como la educación tradicional. Trabajamos con la metodología Reggio Emilia, con la cultura y las artes, además sin plantillas para incentivar la creatividad”.
Otro eje es que las familias se involucran por completo en el aprendizaje de los niños, “subimos a la plataforma virtual un cuadro semanal de resumen, donde se describe la experiencia, las habilidades, sugerencia al hogar y algún material que se solicite. Los apoderados ya están acostumbrados a revisar el fin de semana y prepararse con anticipación para toda la semana”, dice Yañez.
Este recinto cumple con la nueva normativa del Ministerio de Educación, ya que cuenta con una infraestructura que brinda comodidad, “es adecuada, amplia, cálida y luminosa. La sala cuna tiene un patio exclusivo, separado de los niveles más grandes”.
En relación a los sellos , la directora afirma que el primero es ecológico, “trabajamos con el reciclaje en todos los proyectos, desarrollando conciencia ambiental con el planeta.
El segundo sello es la inclusión, “respetando los ritmos de cada uno, partiendo desde la base que todos somos diferentes y con nuestras necesidades educativas”.
Acerca de la misión cuenta que lo esencial es, “ser una comunidad de aprendizaje que favorezca el desarrollo integral, alcanzando el equilibrio biopsicosocial y espiritual a través del autoconocimiento, de la valoración de las diferencias individuales, del amor al mundo que nos rodea para manifestar las virtudes humanas”.
Yañez destaca los resultados que han logrado en este año de existencia, indicando que, “hemos observado que los niños y niñas vienen felices al jardín. Y se ha visto avances significativos en ellos, donde la clave es el apoyo de la familia en sus aprendizajes”.