Déficit de precipitaciones de casi un 50% genera preocupación en agricultores y crianceros del Limarí

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    Pese a tener los embalses casi llenos en la provincia, las lluvias no han acompañado durante este año, el cual deja atrás, uno de los inviernos más secos de las últimas décadas.

    El invierno con menos lluvias de los últimos 20 años, y uno de los periodos de sequía más prolongados que se tenga memoria. Información meteorológica que por estos días fue recogido por la prensa nacional, dejando en claro que al menos de lo que del año, 2018 pasará a la historia como un año seco.

    Las cifras no mienten. Según el seremi de Agricultura, Rodrigo Ordenes, existen zonas en la región de Coquimbo que presentan cifras que superan más del 50% de déficit hídrico. Y como era de esperar, esta situación ha generado un alto impacto fundamentalmente en la agricultura, pues la falta de lluvias ha golpeado con particular dureza a los pequeños agricultores y crianceros del sector Secano de la región, fundamentalmente.

    “Es bastante complejo el panorama” reconoce al respecto la autoridad, quien señaló que desde el ejecutivo, se está atento a la evolución de los efectos que esta sequía está generando en el agro. “La proyección para lo que resta del año es que las precipitaciones van a mantenerse como están, y no avizoramos nuevas lluvias” explicó.

    En esa misma línea, el actual consejero regional por Limarí y presidente de los crianceros del Limarí, Juan Carlos Codoceo, calificó este año como “complicado”, porque “derechamente este es un año seco. Ya no va a llover” afirmó.

    Codoceo explica que en su calidad de dirigente y consejero regional, ha podido realizar un vasto recorrido de la región, pudiendo ver el daño generado por la sequía, en especial asegura, en el sector interior “donde ya todo está seco, no hay pasto verde. Yo creo que en un par de meses más, vamos a ver disminuidas las aguas en los pozos, de las vertientes, y se va a complicar muchos más la situación” asegura.

    AFECTACIÓN EN LA PRODUCCIÓN

    Para Codoceo, los principales afectados por la sequía son los crianceros, pues al no haber lluvias, las praderas no han podido producir el pasto que sirve como alimento al ganado, lo que a la larga ha generado pérdida de animales en los casos más extremos.

    Ello ha dificultado tanto la venta de los animales, como la producción de leche y queso, productos de los cuales dependen cientos de familias en la zona. Río Hurtado, Monte Patria y Combarbalá, son según Codoceo, las comunas más afectadas. “Las condiciones no están para que las familias que viven de esta actividad puedan cubrir sus necesidades más básicas” advierte, agregando que independientemente, de que pueda llover dentro de las próximas semanas  “la producción pecuaria local está prácticamente perdida”.

    Por lo demás, el dirigente criancero agrega que al no haber lluvias, “no hubo recarga de napas por lo que el volumen de agua de los pozos ya está comenzando a descender en algunas localidades”.

    MEDIDAS

    En ese sentido, Codoceo hizo un llamado a ejecutar algunas acciones que vayan en la línea de sobrellevar, en la medida de lo posible, los efectos que la falta de lluvia ya está haciendo sentir en las familias del mundo rural, como son por ejemplo, prolongar los programas Pro Empleo de emergencia hasta el mes de marzo “porque por lo menos, muchas familias podrán trabajar a través de eso, y lograr su sustento diario”.

    Además, llamó a ampliar la cobertura de estos planes, con el fin de que más gente pueda acceder a ellos, como así también, aumentar el monto que se les cancela por trabajar en estos programas.

    Desde el gobierno, el seremi de Agricultura, Rodrigo Ordenes, señala que se han generado una batería de proyectos para solventar la situación hídrica que se está viviendo.

    “INDAP está invirtiendo hasta la fecha, casi mil millones de pesos en infraestructura de riego, conducción y tecnificación. Además, estamos entregando el Bono Legal de Agua, lo que está permitiendo que personas que no tenían regularizados sus derechos de agua, lo puedan hacer, y con ello, acceder a nuevos tipos de inversiones” explica la autoridad.

    A ello señala, se suman otros 11 mil millones de pesos invertidos directamente en temas de canalización, conducción y acumulación de agua, proyectos ejecutados por la Comisión Nacional de Riego.

    En líneas generales, Ordenes explica que las medidas que se están tomando tienen como foco fortalecer la seguridad de riego, y en el largo plazo, desarrollar las estrategias adecuadas para acortar las brechas que aún persisten en cuanto a infraestructura hídrica en el mundo rural.

    “Esperamos contar con las herramientas necesarias para poder ir en apoyo de quien lo necesite durante este periodo” afirma.

    RIEGO CONTROLADO

    Uno de los puntos que tocó también el seremi Rodrigo Ordenes tiene que ver con el uso del agua acumulada en los embalses – el cual alcanza un 86% de capacidad a nivel regional – el cual afirma, tiene que ser aprovechado bajo una mirada de ahorro y eficiencia.

    “Con el almacenamiento de agua que tenemos actualmente, tenemos una seguridad de riego para dos o tres temporadas más. Pero debemos aspirar a que ojala, si antes producíamos un producto con 4 o 5 gotas de agua, ahora la podamos generar con 2 gotas. Y eso implica ser muy eficiente en los sistemas que nosotros debemos implementar” indicó.

    En ese sentido, José Eugenio González, dirigente de la Comunidad de Aguas del Sistema Embalse Paloma, CASEP,  explicó que en virtud de las experiencias adquiridas durante los últimos años secos, han sido muy cautelosos respecto a la asignación de los turnos de riego, optando por utilizar solo un tercio de lo almacenado en los embalses, con tal de asegurar el riego por tres temporadas más.

    “Estamos con restricciones, pero deberíamos pasar esta temporada y a lo menos, dos temporadas más si dios quiere” señala, explicando se ha entregado a cada uno de los regantes un volumen anual que alcanza los 4 mil metros cúbicos por acción aproximadamente.

    “Toda nuestra planificación la hemos hecho en base al peor escenario” asegura. Sin embargo, llamó a los regantes a estar atentos frente a situaciones tales como la disminución de los caudales de los ríos o mantener estables las superficies de cultivos.

    “En la cordillera hay poca nieve, por lo que los regantes deben tomar precauciones, pues podemos tener restricciones por la experiencia que tenemos de años anteriores. Esas restricciones se van a producir seguramente con fuerza en la segunda quincena de enero, el mes de febrero, y vamos a llegar a fin de temporada, entre marzo y abril, con poca agua en los ríos. Es una situación compleja pero estamos tomando todas las medidas para tratar de optimizar esa poca agua que tenemos” señala González.

    Pese a ello los regantes no pierden la esperanza de que aún pueda caer agua, al menos en la alta cordillera. “Todavía puede pasar algo similar a lo ocurrido en 2015, cuando tuvimos una lluvia precordillerana en octubre con bastante caída de nieve. Eso es bastante atípico, pero no perdemos la esperanza de que pueda ocurrir un evento parecido, aunque sea menor. Con una pequeña nevada que caiga en la parte alta, se nos afirman los ríos para el resto de la temporada” subraya.