Jorge Kike Acuña: un hombre que regresa a casa

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    Dejó Ovalle a los 11 años en búsqueda de un sueño y 29 años más tarde consideró que es hora de volver a sus orígenes. Es Jorge Kike Acuña, quien después de una larga carrera en el fútbol chileno e internacional –y también de apariciones en la farándula- determinó que Ovalle deba ser el lugar en el mundo donde se quiere asentar.

    “Estoy en Ovalle, me fui muy chico de acá y mi ideas es quedarme. Hay algunos proyectos, mi intención es poner mi escuela de fútbol en Ovalle. Quiero enseñar a los niños todo lo que he aprendido en mis 22 años como futbolista. Espero que todo resulte para poder quedarme”, afirma Kike, quien estudia en Inaf para convertirse en director técnico a nivel competitivo.

    “Quiero ser técnico, me gusta estar en el camarín, estar cerca de una cancha de fútbol y lo más cercano es ser entrenador”.

    Este es un buen momento para recordar quién es el futbolista que destacó por sus virtudes de fuerza y garra dentro del campo de juego, esas cualidades que lo llevaron a defender la camiseta del Feyenoord de Holanda y ‘La Roja’ en sus mejores momentos.

    Pero el inicio estuvo marcado por la Academia Kico Rojas, cuando sus padres decidieron inscribirlo allí.

    “Estuve toda mi vida en U. Católica. Dejé a mi familia para cumplir mi sueño. Lo que viví en la Academia fue muy lindo, muchos recuerdos, viajes, mi madre acompañándome a todos lados y tengo muchos bonitos recuerdos de don Kico”, cuenta.

    El mismo entrenador recuerda cómo se gestó su llegada a U. Católica.

    “Asistimos como academia a un torneo en Santiago y San Antonio. En Santiago, unos veedores vieron a dos jugadores nuestros: Kike Acuña y Javier Olmedo. Al año siguiente se fueron los dos a Católica”, recuerda Edmundo Kico Rojas.

    Según el entrenador, Kike era un jugador hábil con el balón y que jugaba de puntero. “Desbordaba muy bien y lanzaba buenos centros. También hacía goles, hacía diagonales. En Católica lo fueron retrocediendo hasta llegar a jugar como volante de contención”, detalla.

    UN CRUZADO

    Y Kike Acuña fue el primer alumno de la academia en transformarse en futbolista profesional. Todo un hito para la institución que se conformó en 1989.

    Ese lapso solo se prolongó hasta los 11 años, cuando U. Católica se transforma en su nuevo hogar. Allí se terminó de formar futbolísticamente y decidió que el fútbol sería su vida. No sin antes unos cuántos traspiés, marcados por las idas y venidas de las divisiones inferiores.

    “A pesar que mucha gente no creyó en mí, yo tuve la convicción que sería futbolista y que lograría todo lo que logré. Estoy orgulloso, aunque a veces en Católica yo no les servía. Me echaron tres veces de Católica, luego volvía a probarme y me quedaba”, dice.

    Finalmente terminó por ganar el gallito, debutando con el plantel de honor en 1997, en un equipo plagado de estrellas como Néstor Gorosito, Alberto Acosta, Mario Lepe, Nelson Parraguez, Nelson Tapia, entre otros, lo que se transformó en un inconveniente para disputar más minutos en el primer equipo. Fue ese instante cuando en 1999 el técnico Juvenal Olmos (surgido en las divisiones inferiores del club) dirigía a U. Española en la Primera B. Buscaba a un volante de contención con características similares a las que él mismo tenía como jugador. Y las encontró en Acuña.

    El año para Acuña terminó de la mejor manera. Gritó campeón, logró el ascenso y de inmediato firmó su regreso al club que lo envió a préstamo. Sería el comienzo de dos buenos años para el conjunto cruzado y el ovallino.

    Llegó el año 2002 y el comienzo de campeonato para la UC no fue de los mejores bajo el mando técnico del holandés Wim Rijsbergen (vicecampeón del mundo como jugador en 1974 y 1978), por lo que la dirigencia cruzada fijó su mirada en Juvenal Olmos. Un técnico formado en casa para lograr la gloria en el torneo de Clausura 2002. El destino de Acuña y Olmos los volvió a unir.

    “Juvenal fue el técnico más importante que tuve como futbolista. Ahora somos amigos, es una persona muy especial. Juvenal tiene mucho que ver en que yo haya sido futbolista y exitoso. Él siempre creyó en mí, él se reflejaba en mí, por la entrega, pasión y un carácter especial dentro de la cancha”, reconoce y agradece.

    Todo el trabajo de años, desde los primeros partidos con la Academia Kico Rojas hasta su paso por U. Española, dio fruto para Acuña, quien fue el motor del mediocampo, la recuperación y la refriega en el título de ese año.

    Levantó el trofeo con el club de sus amores, convirtiéndose en un referente.

    HOLANDA Y ‘LA ROJA’

    Junto con esa campaña llegó la oportunidad de vestir por primera vez la camiseta de ‘La Roja’. Fue en 2002 cuando Chile disputó un amistoso en España ante la selección regional de Andalucía, en la despedida de Fernando Hierro. Su buena actuación llamó la atención del Feyenoord de la ciudad holandesa de Rotterdam, equipo que recientemente fue el campeón de la Copa Uefa (actual Europa League). Todo un desafío y una gran oportunidad de disputar una de las ligas más importantes del mundo.

    En Holanda integró el plantel con estrellas del fútbol como Dirk Kuyt, Robin van Persie, Salomon Kalou y el también chileno Sebastián Pardo.

    “Hasta el día de hoy converso con Robin van Persie, nos hicimos muy amigos”, dice. Su nivel futbolístico creció, a tal punto que Borussia Dortmund se interesó en sus servicios, pero Feyenoord no lo quiso vender, afirma.

    Y mientras se despeñaba en Europa, llegaron sus partidos más memorables con la camiseta de la selección.

    “Recuerdo el partido contra Colombia por las Clasificatorias que empatamos 0-0 en Santiago. Fui por lejos el mejor de Chile y por cómo se dieron las cosas, el partido contra Argentina. Íbamos perdiendo 2-0, lo único que quería era jugar, nos estaban dando un baile. Ese partido fue uno de los que más recuerdo. Entrar en el segundo tiempo y dar el pase gol al Milo (Milovan Mirosevic), pegar un codazo a Pablo Aimar, tirarle una barrida, encararlo y ese partido terminamos empatándolo 2-2. Llegué a Chile y era el ídolo máximo”, dice orgulloso.

    En ese ámbito, Acuña destacó permaneció durante dos temporadas para volver a U. Católica por un nuevo título, pero esta vez sería más esquivo.

    Los torneos de Clausura 2004 y Apertura 2005 fueron las grandes heridas del futbolista. En ambas ocasiones perdieron por los lanzamientos penales ante U. Española y en ambas fue el villano.

    “Después de eso nunca más tiré un penal, ni siquiera en entrenamientos. Yo era como Gary, en popularidad de la hinchada. Todo el estadio gritaba mi nombre en el estadio y me tocaba definir el quinto penal. Arturo Norambuena me dijo que cambiara la dirección del penal, voy, lo cambio a última hora y se me va. Si lo convertía pasábamos a la final”, recuerda.

    Luego en el Apertura volvimos a enfrentar a U. Española. En nese partido era el capiotán. Yo no quería tirar, tiraron los cinco penales, terminamos empatados hasta que dimos la vuelta entera. Yo no uqería ntirar, estaba cagado de miedo hasta que toca a mí, fui el último. Le pego al balón y el balón se va a la gradería y quedamos fuera”, se lamenta.

    “No quise ni salir a la calle durante tres días”, dice.

    Las vueltas de la vida lo llevaron a ser campeón en la liga de Sudáfrica, con el Mamelodi Sundowns en el 2007, tras terminar de manera abrupta su incorporación a Universidad de Chile. De regreso al país, Colo Colo pudo ser su casa futbolística, pero cambios en las condiciones a último momento lo alejaron de Macul. Ñublense en Primera División lo recibió con los brazos abiertos en el 2009, al igual que San Felipe, equipo que representó durante cinco años en diferentes temporadas y sumó la campaña de Cobresal en Copa Libertadores en el 2016.

    A fines de 2017, Jorge Kike Acuña decidió dejar la actividad. A sus 39 años, levantó el título de campeón del campeonato nacional con U. Católica en 2002 y el campeonato sudafricano en 2007. Más de 300 partidos disputados en tres continentes, 15 apariciones con ‘La Roja’ y cinco goles fueron algunos números que se lleva consigo el ovallino que vuelve a su tierra, para radicarse quizás en forma definitiva.

     

    FARÁNDULA

    Jorge Acuña no solo hizo noticia dentro del campo de juego. En varias oportunidades fue foco principal de los programas de televisión de farándula, quienes exponían los romances, aventuras y desenfrenos de su vida privada.

    “Mi vida privada no fue tan privada, porque todos sabían lo que hacía. No tengo problemas en hablarlo, es un parte de mi vida que quizás no estuvo bien del todo, pero lo pasé muy bien”, comenta.

    Reconoce que la vida nocturna y el alcohol pudieron haber influido en su rendimiento deportivo, pero que cuando estuvo dentro de la cancha se esforzó por entregar lo mejor.

    “Pudo haber influido mi vida íntima en mi carrera. Quizás pude haber vuelto de nuevo a Católica o irme a jugar a Argentina. Mis compañeros no me reprochaban nada, cuando volví a Católica después de jugar en Holanda, yo era un referente, no me decían nada. Cuando llegué a San Felipe la gente decía ‘si el Kike Acuña es bueno para salir, para las mujeres’. Pero yo lo revertía dentro de la cancha y ahora en San Felipe me amán”.

    A su vez, reconoce que no fueron decisiones correctas para su carrera deportiva.

    “Todo eso está pésimo (lo que hice). Cuando tienes contrato, no puedes faltar a un trabajo, cualquiera que sea. Estuvo mal y soy el más indicado para reconocerlo. Todo eso se lo contaba a mis compañeros más jóvenes para que no hicieran lo mismo”, cierra.