La creación de nuevas fuentes de trabajo producto de actividades como la minería y la agricultura, así como el impacto de otros rubros económicos como el comercio, construcción de obras públicas y la intensa actividad de la maestranza del ferrocarril, generaron que la capital del Limarí se perfilara a inicios del siglo XX, como una ciudad atractiva para vivir y trabajar.
Si bien, como vimos en entregas pasadas, el crecimiento demográfico de Ovalle fue más bien moderado, ello no implico de ninguna manera, que en algún momento las autoridades de la época observaran que era necesario levantar nuevos conjuntos de vivienda para una población que cada vez más desbordaba la tradicional planta histórica central de la ciudad.
Fue así que, motivada por la necesidad de vivienda para la cada vez mayor cantidad de trabajadores de la maestranza del ferrocarril, se levantó la que es considerada como la primera población de Ovalle: La Obrera, en 1925, en la actual calle Maestranza, entre Pedro Montt y Balmaceda.
Viviendas amplias y sólidas, cuyo principal material de construcción era el ladrillo, ideales para albergar a una creciente población obrera cuyas condiciones de vida en la mayoría de los casos era deplorable.
Cabe señalar además la especial labor que desde 1920, bajo la dirección del entocnes gobernador, David Perry Lanas, cumplió el Consejo Departamental de Habitaciones Obreras para impulsar la construcción de viviendas dignas.
NUEVOS CONJUNTOS EN LA PLANTA BAJA
Pese a este primer impulso, habría que esperar 15 años más, hasta 1940, para ver la construcción de una nueva población en Ovalle: la población Inés de Suárez, ubicada al oriente de la actual calle Tocopilla, edificada por la Caja de Habitación Popular.
En el mismo sector oriente de la ciudad y próxima a esta última, hacia 1950 se levantaría la Población de Empleados Particulares a lo largo de la calle Covarrubias, frente a la Estación de Ferrocarril.
LA CIUDAD COMIENZA “A ASCENDER”
Mientras la construcción de estas nuevas poblaciones se desarrollaba en la planta baja del casco urbano, al mismo tiempo durante la década de 1940, la ladera sur de la meseta Tuquí comenzaba a poblarse paulatinamente dando el puntapié inicial a lo que sería el poblamiento de la parte alta de la ciudad.
Así hacia 1945, se lotearon algunos terrenos en la ladera que dieron origen a la actual población Stecher, mientras en el sector alto de Las Revueltas, don Andrés Tapia lotearía parte de sus tierras que darían origen a la población que lleva su apellido: la Población Tapia.
Mientras, en el sector de Bellavista, don Enrique Núñez haría lo propio dando origen a un poblamiento espontáneo en aquel lugar.
Por esos mismos años, también verían la luz las Poblaciones Canihuante y Jiménez en el sector nororiente de la meseta de Tuquí, en terrenos que pertenecieron a don Abdón Jiménez. Hacia 1953, en tanto, en pleno casco céntrico, se levanta la Población Manuel Rodríguez, entre Tangue y Miguel Aguirre.
Hacia la década de 1950 los límites de la ciudad de Ovalle – su área urbana específicamente- se extendía por el sector oriente hasta Puente Los Cristi, mientras que hacia el poniente, el limite urbano llegaba hasta calle Mirador. En tanto, en dirección norte, el límite se extendía entre la calle Miraflores y las nuevas poblaciones que ya se habían levantado en la ladera sur de la meseta de Tuquí. En cuanto su límite sur, la calle Tangue, las poblaciones Jorquera y Ferroviaria (calle David Perry) cerraban el radio urbano de la capital limarina en ese entonces.
EL CRECIMENTO EN LOS AÑOS 60 Y 70
El crecimiento urbano de Ovalle no se detiene, y la década de 1950 comienza a cerrarse con la entrega de las últimas “poblaciones ferroviarias” tanto a los empleados como al personal de la maestranza.
Al llegar la década de 1960, comienza a aparecer en Ovalle un fenómeno que también se venía repitiendo en otras ciudades del país como es el de la “emergencia habitacional” producto del aumento de la población urbana, en especial debido a la migración campo-ciudad, a lo que agregaba como un “coctel negativo”, el déficit crónico de viviendas para esos sectores.
En ese contexto, nace la Población Emergencia (hoy 21 de Mayo), y la Corporación de la Vivienda, construye hacia 1962 la Población Arturo Villalón. En 1971 en tanto, tras el terremoto que afectó a la región aquel año, un grupo de pobladores son instalados con sus mediaguas en el sector que más tarde daría origen a la Población 8 de Julio.
Hacia fines de los 60, se van creando otras poblaciones, como la Pacífico, la José Tomás Ovalle, Atenas y La Carmelitana.
Ya entrada la década de 1970, se entrega un sector de la actual Población Fray Jorge, y tras el golpe militar de 1973, y en medio de los cambios regulatorios del suelo urbano que impuso el régimen de facto, se entregan las poblaciones Villa Los Naranjos (1974), la Población Talinay (1977), otro sector de la Fray Jorge (1977-1978) y en el sector alto de la ciudad, la Villa El Libertador (1978) y parte de la Población Limarí (1977).
A partir de la década de 1980 el crecimiento urbano de Ovalle se hace imparable hasta el día de hoy, teniendo como foco principal de crecimiento el sector alto de la ciudad, lugar donde hoy reside la mayor parte de la población ovallina. Excepciones a la regla serían las poblaciones El Molino, La Chimba o El Quiscal que se construirían en la parte baja de la urbe