Don Héctor Araya es un pequeño agricultor de la zona de La Calera, en el sector del secano costero de la provincia del Limarí, probablemente, el área geográfica más afectada no sólo por la falta de agua, sino por el proceso de desertificación.
Dicho proceso ha significado una progresiva situación de degradación, en que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente su potencial de producción. Este proceso, generado por el hombre a través de acciones como la deforestación, la pérdida de cubierta vegetal y la sobreexplotación de las reservas de agua, conjugado con la erosión de loa suelos, nos muestra un panorama critico que los pequeños productores deben enfrentar.
No obstante, desde hace un tiempo, algo está cambiando para don Héctor pues, luego de pasar por muchas dificultades para sacar adelante su producción, hoy ya cuenta con algunos cultivos como limones y tunas. ¿Cómo lo hizo? Pues siendo beneficiario del Programa de Recuperación de Suelos Degradados.
Tal como dice su nombre, este programa ejecutado por el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, tiene por objetivo recuperar el potencial productivo de los suelos agropecuarios degradados y mantener los niveles de mejoramiento alcanzados. Ello se traduce en generar prácticas que sirven de apoyo para enfrentar con mejores herramientas la escasez hídrica y sus efectos sobre la tierra.
LIMARÍ: LA MÁS BENEFICIADA
Para ello, el programa bonifica a los productores y productoras agrícolas con un monto de aproximadamente $7 millones para el financiamiento de hasta el 90% de obras tales como obras o prácticas que aumenten la capacidad de retención de humedad en el suelo; prácticas que mejoran la captura de agua; prácticas con alto requerimiento de mano de obra; prácticas y labores especiales de Emergencia Agrícola.
En el caso de don Héctor, los recursos entregados le han permitido construir microterrazas para conservar la humedad, 784 metros lineales de “cercos vivos” a base de cactáceas, y un pozo de agua de emergencia para riego. En su caso, su predio fue bonificado por un monto de 7.023.040 pesos para la elaboración de estas obras.
“En esta tierra no se podía hacer nada” asegura Héctor Araya, quien ahora sin embargo, señala que “estas nuevas obras nos han ayudado mucho la verdad, especialmente en cuanto al agua, pues ellos (SAG) aportaron con recursos para hacer el pozo”.
En efecto, sobre este último punto, el director regional (s) del SAG, Gonzalo Vega, señaló para este año, el programa aumentará su presupuesto en un 63% respecto al año anterior, llegando a los 1.015 millones de pesos, monto que irá en su mayoría a ayudar a los pequeños productores del Limarí.
“Esta provincia se llevará el 79% de esos recursos, con más de 800 millones de pesos de inversión para que nuestros pequeños productores también puedan obtener el beneficio de este programa de recuperación de suelos degradados a través del Ministerio de Agricultura” señaló Vega.
En ese sentido, el seremi de Agricultura (s) Eduardo Rodríguez, recalcó la importancia del programa, señalando que “nos ayuda a combatir la desertificación que es un tema muy relevante en nuestra región, que es prácticamente la principal amenaza para los sistemas agroproductivos, no tan solo de esta región, sino también para los del sur del país”.
De esta forma, y con la progresiva recuperación productiva de su predio, don Héctor ya se proyecta a futuro con mayor seguridad y lo más importante, pensando en aumentar su producción.
“Nosotros estamos confiados en que si tenemos una noria un poco más profunda, a lo mejor, vamos a poder aumentar las plantaciones. Pero todo va a depender si tenemos más agua para tener una mejor producción y más grande” afirmó.