El deporte en general y el fútbol, en particular de vez en cuando nos sorprende con gestas heroicas, resultados fuera de todos pronósticos y partidos memorables para los hinchas. Y el último gran hito en el fútbol de la zona se remonta hace diez años.
Un día como hoy, pero del 2009 en el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso de Coquimbo, Deportes Ovalle concluyó su participación en la Copa Chile 2008-2009 con un sorprendente subcampeonato nacional. Toda una proeza digna de los mejores momentos del deporte, de esos que muy rara vez se observa cuando los grandes favoritos se ven derrotados por los más humildes. Y ese año ocurrió aquello.
Aquel martes de verano, los verdes de Limarí se trasladaron hasta la ciudad-puerto en conjunto con más 15 mil fanáticos. Llenaron las gradas, agotaron los boletos con anticipación para presenciar la final del certamen frente a la Universidad de Concepción. Sin embargo, todo comenzó en julio del 2008.
En aquella oportunidad, la Anfp decidió invitar a Copa Chile a equipos de Tercera División, quienes iniciarían el torneo en la primera fase. Fue así como se midieron ante Ferroviarios, pasando con un 3-3 en el global, gracias a los goles de visitante.
Todo bien, todo en orden. Pero en la primera fase del torneo comenzaría la hazaña.
El 11 de septiembre del 2008 enfrentaron a Coquimbo Unido, donde el Estadio Municipal fue testigo de cómo los limarinos derrotaron a los piratas por 3-1, este fue el único triunfo del equipo en el certamen, pero a los protagonistas no les importaba. El mismo recinto deportivo fue sede del choque ante La Serena en la segunda ronda. Una igualdad 0-0 obligó a los lanzamientos penales, donde Ovalle no falló ninguno, ganando la serie por 5-4. Toda una sorpresa hasta el momento tras eliminar a los dos clásicos rivales en la región, pero no sería nada con lo que se aproxima.
Deportes Ovalle estaba instalado entre los 16 mejores equipos de la copa, siendo el único sobreviviente de Tercera División. Como el CDO era el equipo de menor división, definiría en partido único en el recinto de avenida La Chimba. Una ventaja importante a esa altura, porque en su casa y con su público recibieron a Cobresal, evitando así la complicada cancha de El Salvador.
Fue un partido duro, como todos los enfrentados hasta esa etapa, que al término de los 90 minutos de juego concluyó igualado 1-1. Desde los doce pasos –otra vez- el equipo fue contundente y no desperdició ningún cobro, mientras el portero Carlos Lemus atajó el primero de los mineros y el defensor Diego Silva envió el balón fuera del estadio. Con 4-3, los limarinos cimentaron el camino para la fase final de Copa Chile.
UN NUEVO DEPORTES OVALLE
El año 2008 terminó con la partida de varios elementos del plantel que habían conseguido instalarse en los cuartos de final del torneo. Entre ellos, el técnico Miguel Alegre dejó el club, al igual que muchos otros jugadores. No así los pilares del equipo como el arquero Carlos Lemus, Nelson Romero, Alejandro Gaete, Elías Flores, Jorge ‘Chino’ Canales y el delantero Diego Cuéllar. Mientras en el banquillo asumió Christian Muñoz.
Los casos de Gaete, Flores y Cuéllar fueron particulares, porque ellos se integraron a Unión La Calera una vez terminado el torneo de Tercera División de aquel año, pero el nexo entre ambos clubes permitió que se quedaran a disputar el primer partido de Copa Chile. “Será solo ese partido”, decían en Calera.
Por su parte, Christian Muñoz fue el designado para dirigir al equipo, proveniente desde Deportes Santa Cruz. Con experiencia en el fútbol formativo de Huachipato, Muñoz agrupó a jugadores de su confianza y los convenció a emigrar hasta la provincia de Limarí. Fue así como llegaron Gustavo León, Héctor Acevedo, Gonzalo Soto, entre otros.
Yo salí desde las cadetes de Huachipato y ahí conocí a Gustavo León, Gonzalo Soto, Miguel Sánchez y la mayoría de los jugadores. Christian Muñoz nos reclutó un año antes en Santa Cruz y después nos trajo a Ovalle a la gran mayoría y confiaba en nosotros”, recuerda Héctor Acevedo, futbolista de aquel plantel.
“Una vez que le ganamos a Cobresal, comentamos sobre la posibilidad de que nos tocara Colo Colo, de cuánta gente iba a ir al estadio. Tenía compañeros de 16 años y para ellos todo esto era algo único. Fue bonito”, recuerda Gaete.
Y justamente en el sorteo efectuado en las oficinas de la Anfp, el rival a vencer sería el último campeón del fútbol chileno, Colo Colo.
“Una vez que supimos que el rival era Colo Colo, trabajamos de buena forma, todos estábamos motivados y la gente estaba muy contenta, sabía la importancia y no fallaron”, comentó el defensa Juan Pablo Vera, quien llegó a pedido expresó de Muñoz desde San Luis de Quillota.
El plantel se conformó en enero y antes de enfrentar a los albos, los ovallinos consiguieron sendos triunfos ante Melipilla y Santiago Morning, ambos equipos de Primera División en ese entonces. Era un presagio de lo que vendría.
DAVID Y GOLIAT
El 3 de febrero de 2009, más de cinco mil ovallinos se trasladaron hasta el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso para alentar al equipo que cambiaría su propia historia. Con cerca de 17.000 espectadores, los limarinos ocuparon principalmente el sector sur del recinto, mientras que los colocolinos ocupaban la mayor parte de las gradas. Pero eso no importó a los once titulares comandados por el arquero Carlos Lemus; Alejandro Gaete, Nelson Romero y Juan Pablo Vera; Emmanuel González, Miguel Sánchez, Jorge Canales, Fabián Lagos y Héctor Acevedo en la zona de volantes; para dejar a Gonzalo Soto y Diego Cuéllar en delantera.
Enfrente tendrían a Colo Colo dirigido técnicamente por Marcelo Barticciotto, quien preparó un equipo entre titulares y suplentes. Así alineó a Raúl Olivares en el arco; Mirko Opazo, Rodrigo Riquelme, Nelson Cabrera y Roberto Cereceda en defensa; Arturo Sanhueza, Rafael Caroca, Boris Sagredo y César Cortés en la zona media; dejando a Yashir Pinto y César Carranza en delantera.
“La instrucción fue hacer el mejor partido de nuestra vida, hacer lo mejor que podamos y mostremos todo nuestro potencial. Nunca fue resguardarnos, esperar el contragolpe, no. Salimos a jugar como si estuviéramos enfrentando a Ferroviarios. Les dije: ‘este escenario que tenemos hoy, no lo vamos a tener nunca más, muchachos. Aprovéchenlo, no hay otro momento’”, aleonó el técnico en camarines.
Un partido difícil de principio a fin que Roberto Cereceda se encargó de poner en ventaja a los albos. Pero Ovalle no estaba con chicas. No.
Eso fue a los 18 minutos y a los 24’ Diego Cuéllar tomó el balón a 40 metros del arco rival, avanzó, eludió la marca de Cabrera con calidad, penetró el área y remató cruzado ante el achique de Olivares. Un golazo jamás olvidado por el delantero ovallino.
Emoción en los miles de ovallinos presentes en el estadio que gritaron aún más fuerte el segundo gol. En un centro que pareció intrascendente, el volante por izquierda Emmanuel González anotó la ventaja con ayuda del arquero colocolino, quien no pudo controlar el balón. Euforia y descontrol se apoderaron de la parcialidad verde.
En el segundo tiempo ingresaron Macnelly Torres y Lucas Barrios y fue el argentino quien igualó 2-2.
Fin del tiempo reglamentario y a los lanzamientos penales. En esta faceta, Ovalle venía invicto. Dos definiciones, dos clasificaciones. Y quienes parecían los con jerarquía eran los ovallinos. Jorge Canales puso el 1-0, Lucas Barrios mandó el balón a las graderías y Jonathan Yáñez puso el 2-0. Posteriormente, el paraguayo Cabrera vio cómo el arquero Lemus contuvo su penal y Héctor Acevedo puso el 3-0.
“Fue algo único. Hay que estar ahí para sentir a toda esa gente en el estadio. Gracias a Dios tuve la calma para convertir uno de los penales ante Colo Colo y eso fue algo que me marcó para el resto de mi vida. Participé de varias jugadas, hubo compromiso del equipo, que estuvo aplicado y bien planteado el partido, donde todos nos vimos bien”, recuerda Acevedo.
Macnelly Torres anotó el descuento, quedando la responsabilidad de sellar la clasificación a Alejandro Gaete. Respiró profundo, tomó el aire necesario para soltarlo a la hora de golpear el balón y la decisión del remate ya estaba definida. Esquina superior derecha del portero.
Locura y júbilo en el Francisco Sánchez Rumoroso. Un equipo de Tercera División y con jugadores sub 23 eliminó al vigente campeón del fútbol chileno.
Un hecho sin precedentes, dicen en el plantel, una gesta que jamás será igualada, ya que ambos equipos tenían diferencias muy notorias. El mismo Christian Muñoz dice que la campaña de los verdes de Limarí fue reconocida por sus pares, pero no así por los dirigentes y los medios de prensa.
“Una vez conversando con un técnico que está en una posición importante en Europa, me lo encontré en un seminario, se enteró de lo que hizo Deportes Ovalle, y cuando supo que yo era el técnico me decía: ‘si esto hubiera pasado en España, si el Almería le gana al Real Madrid y hubiera llegado a la final, ese técnico hubiera dirigido 10 años en la primera división en España. Porque eso es imposible’”, recuerda.
Huachipato estaba esperando en el Estadio de La Florida para disputar las semifinales. El mito de los ovallinos creció aún más cuando el partido lo ganaban 2-0, con un doblete de Canales. Los acereros igualaron las acciones y –otra vez- el destino de Ovalle en Copa Chile se definiría desde los doce pasos.
En esta tanda, la figura fue Carlos Lemus, quien realizó lo mismo que el capitán de ‘La Roja’, Claudio Bravo, en Copa Confederaciones: atajó los tres penales de Huachipato y selló el paso a disputar la final del torneo ante la U. de Concepción en Coquimbo.
SINCRONÍA
Ante 17 mil espectadores, los ovallinos alentaron de principio a fin, todos empujando al equipo para que consiguiera su primera estrella en este certamen.
Y la cosa pintaba bien de entrada. A los cinco minutos de juego el delantero Gonzalo Soto batió al arquero uruguayo Federico Elduayen. Locura en las gradas, porque estarían cerca de un hecho histórico. Sin embargo, la calidad individual de los penquistas primó en un momento. Gabriel Vargas emparejó el marcador y Fernando Solís desniveló el marcador 1-2, con lo que alzaron la copa.
“Fue fundamental el hambre que había en el plantel, teníamos mucho que ganar y nada que perder. Y eso determina muchas cosas, porque era la oportunidad, no había otro momento Cuando logras esa sincronía, logras cosas como esas. Había jugadores que habían jugado en Primera A y Primera B, venían con sed de revancha, incluyo, y al igual que todos los hinchas que estuvieron con nosotros. Y ese factor fue importante”, cree Christian Muñoz.
Un certamen que quedará marcado por años en la memoria de quienes lo vivieron, donde un equipo de Tercera División -con jugadores sub 23 y sin extranjeros- se encumbró en lo más alto del fútbol chileno.
“Nosotros sabíamos en ese mismo momento lo que habíamos conseguido y que iba a ser muy difícil de que se volviera a repetir. Y van a pasar varios años para que otro club vuelva a hacer esa hazaña. Cuando el árbitro Jorge Osorio pitó el final del partido, nosotros sabíamos que ya habíamos hecho historia a nivel nacional”, enfatiza Muñoz.
En la actualidad, Christian Muñoz asumió en la banca de Trasandino de Los Andes, en la Tercera División A; Alejandro Gaete integró el plantel de San Marcos de Arica en la Primera B durante el 2018; mientras que Héctor Acevedo es monitor en la escuela de fútbol de U. de Chile en Ovalle.
Todos con presentes diversos, los une el recuerdo de ser los protagonistas de la última hazaña de Deportes Ovalle en el fútbol chileno. o1001iR
Arrogancia
Una de las malas anécdotas que vivió Christian Muñoz fue en el túnel del estadio antes de salir al campo de juego, pasaje que recreó en unos de sus libros de historias de fútbol.
“No voy a nombrar al jugador, porque aún está activo. Estábamos en el túnel antes de salir y el árbitro Polic le dice a este jugador ‘sácate las cadenas’. Yo estaba al lado, por eso lo sé bien, y este jugador le dice en forma arrogante ‘Pato, tanto color que le ponís si esto es un trámite. No estamos en la Champions League’.
Cuando terminó el partido me acerqué a este jugador y le dije ‘anda a hacer tus trámites luego que te van a cerrar los bancos’, y ahí se armó un conato, se enojó. Eso me causó malestar por mirar sobre el hombro a sus compañeros de profesión”, confesó.