Algunos municipios se han adelantado a la legislación y en conjunto con las compañías privadas propietarias de los cables en desuso ya han retirado toneladas de escombro aéreo, pero esto no ha sido suficiente, puesto que aún resta mucho por retirar.
La nueva normativa señala que las compañías tienen un plazo de cinco meses para retirar todo ese material que no presta ninguna utilidad y que en la práctica se han convertido en escombro aéreo y de no hacerlo, los municipios deberán retirarlo, pero con costo a los propietarios del cableado.
En el caso de La Serena, en una primera etapa coordinada con las empresas privadas ya se han retirado varias toneladas de cable y se aprestan a una segunda, donde esperan sacar el material restante, aunque a juicio de las autoridades lo óptimo sería que el cableado fuera todo subterráneo.
Según sostienen en el municipio serenense, en general, el cableado aéreo atenta contra la zona típica en el centro de la ciudad, también al turismo y es una evidente contaminación visual que no agrada a nadie.
Trabajo coordinado
El alcalde de La Serena, Roberto Jacob, ha señalado que “nosotros estamos trabajando con las empresas privadas hace un par de años y ya cumplimos una primera etapa, donde se logró sacar varias toneladas de cables en desuso y ahora nos hemos reunido nuevamente para iniciar la segunda etapa de sacado de cables”, señala.
Pero también reconoce que ahora la norma cambia y no es un trabajo voluntario como se venía realizando, ya que tendrán cinco meses para realizar dicho retiro, indicando que el municipio lo puede hacer en caso de incumplimiento, “auque le vamos a cobrar el costo”, señala el edil, indicando que hasta ahora no han tenido ningún problemas, porque los privados “han mostrado disposición a retirar los cables en desuso”.
Pero a pesar de esta coordinación en la que han trabajado, Jacob sostiene que lo ideal sería que los cables se instalaran de manera subterráneas, especialmente por la contaminación visual que hay en el casco histórico. “No es el mejor espectáculo a la vista”.
Por eso insiste en que “aquí hay que hacer una cirugía mayor, creo que deberíamos pedirle a nuestros legisladores que cambien la ley y los obliguen a subterraneizar. Ellos ganan mucha plata, por lo tanto, creo que llegó el momento de ponernos las pilas en esto y buscar la forma de sacar esos cables que están en el aire y ponerlos bajo tierra para evitar todo lo que signifique contaminación visual”, precisa Roberto Jacob.
Trabajo en distintos puntos
Hasta el momento en distintas municipalidades del país han estado preocupadas del problema y no solo por la contaminación visual del cablerío, sino que porque incluso significa riesgo para los peatones cuando algún cable se corta y queda colgando o en el suelo, po0rque las personas no distinguen si es un cable eléctrico o de telefonía.
En el primer caso, corre el riesgo de recibir un golpe de corriente y en el segundo incluso de enredarse y producir un accidente.
Por eso son varios los municipios que han estado trabajando en el retiro de cables en desuso, como por ejemplo, el 18 de marzo en la ciudad de Calama se retiraron 6 mil cables en desuso por parte de la municipalidad y la Subtel y lo mismo ocurrió en febrero en ciudades como Chillán.
Y parta quienes piensan que la totalidad de los cables deben ser retirados, un dato: En Chile existen 2,5 millones de postes para instalaciones de distribución eléctrica y un total de 168 mil kilómetros de tendido para instalaciones de distribución y solo un 2% de ese total está actualmente soterrado.
Retiro de buena manera
En Coquimbo también hay preocupación por el tendido aéreo, donde se indica que es una ciudad cuyo centro neurálgico es pequeño y la situación de los cables en algunos sectores causa estragos.
Si bien no han coordinado el retiro de los cables en desuso, están atentos a lo que pueda ocurrir con la nueva normativa y el propio alcalde Marcelo Pereira dijo que delegó la responsabilidad en el administrador municipal para que coordine con la empresa privada el trabajo a realizar.
“Son cosas que van por buen camino y prontamente esperamos tener respuesta de cómo se va a empezar a hacer el retiro en forma programática en diferentes sectores de la comuna”, indica Pereira, quien cree también que el futuro debe ser con todas las instalaciones vía subterránea.
“Yo soy un partidario de que todos los cables tienen que ir soterrados, de tal manera que esa contaminación paisajística no empañe lo hermoso de las construcciones que tienen ciertos sectores emblemáticos, como el Barrio Inglés o Guayacán”, dice Marcelo Pereira.
La misma preocupación
Al igual que en el resto de los municipios del país, donde las ciudades se han visto sobrepasadas muchas veces por la contaminación visual de los cables, en Ovalle han mostrado la misma preocupación.
También se ha gestionado para el retiro de los cables en desuso, pero plantean que la nueva norma viene a facilitar las cosas, luego que plantea tiempos de retiro y de no ser así, las facultades de los municipios a retirar los cables y luego cargarle los costos a los privados dueños de ese material que no sirve ni presta utilidad alguna.
No obstante lo anterior, se ha planteado que es complicado que los funcionarios municipales realicen ese retiro, puesto que no tienen la preparación y podrían eventualmente cometer algún error al cortar cables pensando que están en desuso y de paso cortar algún suministro como el eléctrico.