Durante el pasado año 2018, el Ministerio de Obras Públicas realizó un documento titulado “Estudio de Vulnerabilidad y Definición de un Plan de Manejo de Cauces”, informe que tiene por objeto actualizar la situación de los cauces de los principales ríos de la región y a la vez, elaborar un plan de manejo para ordenar e integrar todas las actividades que se realizan en torno a éstos y sus riberas (construcción, habitabilidad, esparcimiento).
Lo que se busca en definitiva, es detectar aquellas situaciones y/o puntos críticos o de vulnerabilidad que puedan poner en riesgo a las comunidades y poblaciones que se asientan a lo largo de los cauces fluviales de la región, y a partir de ello, que el Estado tenga la información suficiente para proponer una serie de obras e inversiones que vayan en la dirección de mejorar defensas fluviales por ejemplo, y a la vez, que las municipalidades puedan ordenar su territorio de manera segura.
“La razón que motiva esto es que en algunas ocasiones el lecho de los ríos los hemos visto poblado por gente o por alguna infraestructura que está en pleno cauce de ese río” señala al respecto, el seremi de Obras Públicas, Pablo Herman.
Un punto a destacar es que los estudios que se llevaron a cabo en el informe se realizaron en base a una simulación de las máximas precipitaciones que pueden ocurrir en la región en los próximos 100 años. ¿Qué permite esto? En primer lugar, saber exactamente cuánto es el máximo caudal que podría traer un cauce, y en base a eso, construir las obras de defensa fluvial y disponer de un mejor manejo de las riberas de los ríos en conjunto con otros organismos públicos, como el Ministerio de Bienes Nacionales.
LIMARI Y HURTADO
Al respecto, el primer documento presentado por el MOP correspondió a las cuencas de los ríos Elqui y Choapa, pero se espera que durante el segundo semestre de este año, el estudio correspondiente a las cuencas de los ríos Limarí y Hurtado sea licitado, para así contar ojalá en menos de un año, con un documento similar a los cauces de las otras provincia de la región.
A nivel local sin embargo, la experiencia y la historia entregan evidencias suficientes como para poder identificar sin mayor dificultad aquellos puntos que se puedan ver afectados producto de una inundación o desborde de río, siendo la ribera del río Limarí en su paso por Ovalle una zona de riesgo.
Basta recordar el temporal de julio de 1984, cuando el río Limarí se desbordó de su cauce normal y recuperó su cauce histórico, inclinándose hacia la zona urbana generando un inmenso socavón a la altura de la Población Fray Jorge, donde se hallaba una cancha de futbol.
Otros puntos de riesgo son sin duda, las quebradas, las que por ejemplo, debieron ser incluidas en el estudio que se hizo del río Elqui.
Al respecto, el seremi Pablo Herman, explicó que “cada cuenca tiene su propia naturaleza. Pero el caso del rio Elqui, primero el estudio se basó sólo en la cuenca del rio Elqui, pero después tuvimos que sumar algunas quebradas que claramente proveen de agua al rio, las cuales alcanzan un caudal importante y dañan sectores de las riberas”.
Por ello, en el caso del río Limarí, Herman aseguró que “ciertamente también está abierta la posibilidad de estudiar algunas quebradas adicionales. Pero más que todo, lo que nos ayuda este estudio es poder saber cuál sería el caudal máximo en un retorno de 100 años del río, cuál sería el caudal máximo como para poder generar adecuadas obras de infraestructura” sostuvo.
“No sabemos aún por ejemplo, cuanto es el caudal máximo que puede llevar el río Limarí. Entonces en base a la información que recolectemos, podemos generar obras que protejan algunas localidades de Ovalle, o bien detallar las alturas que puedan tener algunos peraltes, o saber cómo realizar un estudio hídrico para poder evaluar el diseño de un puente, por ejemplo” agrega la autoridad.
UN ESTUDIO NECESARIO
Lo cierto en todo caso, es que no es necesario remontarse hasta 1984 para saber los estragos que implican las fuertes lluvias y el crecimiento de ríos y quebradas para la región.
Tan sólo las lluvias de 2016 y especialmente, de 2017, demostraron que era necesario contar con información que permitiera tomar medidas de mediano y largo plazo.
“Creo que la región en sí, estaba esperando este estudio” señala al respecto, el titular de Obras Públicas, quien reitera que lo información se obtenga “nos va ayudar a crear mejores proyectos”.
“Ahora, durante todos los años, nosotros evaluamos distintas quebradas y elaboramos proyectos de limpieza, proyectos de encauzamiento, proyectos de enrocados. Pero este informe nos va a permitir evaluar proyectos y diseños iniciales que nosotros mismos después, podremos profundizar, así saltarnos etapas para construir obras completas, por ejemplo, quebrada arriba, por las que sabemos, baja una gran cantidad de agua, sedimento y material”.
Cabe señalar que durante la elaboración del estudio en sí, se incluirán instancias de participación ciudadana con vecinos y organismos ligados al agua con el fin de profundizar en la recolección de información.