No se avecina positivo lo que queda del año para el sector agrícola.
Con un 70% de déficit de lluvias y con proyecciones que anuncian que en los próximos 15 días no se ven precipitaciones para la Región de Coquimbo, la situación del agro regional se ensombrece y el fantasma de la falta de agua vuelve a generar suma preocupación tanto en el mundo agrícola como en las autoridades de las comunas más afectadas.
Si bien, el nivel de los embalses de la región alcanza a más de un 60% de agua acumulada según datos de la Dirección General de Aguas, DGA, son los sectores ligados a la pequeña agricultura familiar campesina (pequeños productores, comunidades agrícolas y crianceros) los más afectados por la falta de agua.
No se debe olvidar además el efecto devastador que han tenido las heladas en los últimos años, así como los efectos del cambio climático a los que los productores han debido adaptarse casi a la fuerza.
AGRICULTURA: EL MOTOR DEL LIMARÍ
Coincidiendo con este contexto, esta semana la Universidad Católica del Norte daba a conocer una encuesta realizada a más de 1.000 personas en toda la región, quienes al preguntarles por rubros económicos señalaron que la agricultura es el sector productivo más representativo de la región, con un 26, 3%, cifra que se elevó a un 65,4% en la provincia del Limarí.
Dichos datos fueron destacados por los representantes del rubro, como es el caso de María Inés Figari, presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte, quien señaló que ello permite “tener datos que permiten comprobar que la agricultura es relevante para la zona” y, por tanto, “generar iniciativas que permitan avanzar hacia el camino correcto”.
Sin embargo, Figari hizo un alcance sobre la crisis del agua que hoy afecta a la región y a buena parte del país.
"Lo que se necesita es realizar análisis claros y precisos respecto de la cantidad de agua que se tiene y en base a eso trabajar para seguir avanzando, porque actualmente se corren muchos riesgos con el cambio climático, ya que trae consigo altas temperaturas y para eso tenemos que estar muy bien preparados” señaló.
Y es este escenario de crisis hídrica el que, combinado con otros factores mencionados anteriormente, motivó al gobierno regional a constituir hace unos días, el Comité Regional de Emergencia Agrícola, con el fin de reunir – en conjunto con todos los directores de los servicios ligados al agro –todos los antecedentes necesarios para que a nivel central, se decrete a la región como Zona de Emergencia Agrícola.
“El sector agropecuario de la región atraviesa por un momento complejo a raíz de la condición de déficit hídrico que se ha prolongado por la falta de precipitaciones (…) Por eso hemos tomado la decisión de solicitar al Ministro Antonio Walker, que la región pueda ser declarada como Zona de Emergencia Agrícola, con el objetivo de levantar líneas de acción, que nos permitan responder a las necesidades planteadas por el sector silvoagropecuario” sostuvo al respecto, la intendenta Lucía Pinto.
En palabras del seremi de Agricultura Rodrigo Ordenes, dar curso al decreto, permitiría “flexibilizar los procedimientos, poder hacer redistribución de recursos para ir en ayuda de los afectados, y poder gestionar nuevos recursos para ir en ayuda de nuestros agricultores a nivel regional”.
¿CÓMO ABORDAR LA EMERGENCIA?
Si bien esta medida es valorada por la totalidad de los actores, tanto del agro como autoridades, lo cierto es que algunos alcaldes han puesto el foco en otro punto: cuántos son los recursos que realmente se requieren para ir en ayuda de los afectados, y que instrumentos se requieren para ello.
Al respecto, el alcalde de unas de las comunas más afectadas tanto por la escasez hídrica como por los efectos del cambio climático, como es Monte Patria, Camilo Ossandón, señaló que faltan aún las herramientas para atender efectivamente a los afectados.
“Si no somos capaces de considerar gastos en alimentos, en conectividad vial, en distintos subsidios para poder atacar los destinos problemas que va a arrastrar la condición hídrica del territorio, estamos hablando de que la gente va a sufrir bastante” aseguró.
Y es que a la falta de agua para el consumo humano y el riego, se suma además, la situación del ganado caprino, el cual registra una alta tasa de malpariciones, producto de las heladas y la falta de forraje. “Cómo vamos a alimentar a las 70 mil cabezas de ganado que hay” se pregunta el edil.
Por lo demás, advierte sobre el efecto que ya está teniendo en el empleo, pues por la falta de agua, se espera que la producción agrícola sea vea fuertemente afectada.
“Con la poca cantidad de agua con que vamos a contar en los próximos meses, es muy difícil que tengamos producción de uva de mesa y de otros productos agrícolas, que son el motor principal del empleo en el territorio, por lo tanto vamos a tener a familias sin trabajo, y eso significa que no van a tener acceso a los alimentos y que no van a poder asumir sus gastos básicos” señaló el edil. “Todos estos temas los tenemos que definir” agregó.
Ossandón advirtió que en el caso de Monte Patria, el municipio “ya dejó presupuestado el total de los fondos que podemos gastar por norma y ley en gasto social, pero no son suficientes para poder abordar la problemática social que está generando la falta de empleo. Por tanto llamamos al gobierno a poder generar algunas iniciativas para poder comprar alimentos para entregárselos a las personas, garantizar el agua para la bebida, y por supuesto, poder colaborar con aquellos productores agrícolas para que puedan mantener su actividad viva en los próximos meses, porque eso ayuda al desarrollo del empleo y también a mantener ciertas garantías de condición social en el territorio” señaló.
CAMBIOS EN LA MATRIZ PRODUCTIVA
Lo que sí está claro es que la provincia del Limarí – así como la región de Coquimbo – deben embarcarse en una modificación profunda de su matriz productiva, apostando por la diversificación de sus actividades económicas.
Al respecto, el alcalde Ossandón señaló que “es por eso que con el resto de municipios de la provincia del Limarí, estamos trabajando fuertemente para poder definir una estrategia de desarrollo económico en el ámbito del turismo que permita fortalecer esta actividad en la provincia, pues a la región llegan 1.400.000 turistas al año al corredor Coquimbo- La Serena y el valle de Elqui. Nosotros creemos que podemos potenciar ese número y compartir un poco más los beneficios que conlleva esta actividad económica y poner en valor las tremendas potencialidades que tiene el valle del Limarí”.