Sandra Cortés jamás pensó volver a tener que estudiar para ayudar en labores escolares, o entregar cuidados a una nueva integrante en la familia. Esta labor empezó hace cinco años atrás, cambiando su vida y la de su familia de manera muy positiva. Hoy, forman parte del programa de Familias de Acogidas Especializadas (FAE), en donde se encuentran bajo el cuidado de una niña de 9 años que ya es considerada como la hija menor, recibiendo los cuidados y el amor que todo niño necesita y debe tener.
“Ella ya es parte de la familia, es nuestra compañera, yo ya tengo mis hijos grandes. Para nosotros ella fue una bendición, un regalo, porque si no, estaríamos solos. Ella es una hija más”, indica Sandra.
Los procesos que ha tenido que vivir en el programa son varios y comenta que son de mucha ayuda no tan solo para el desarrollo de la niña, sino que también para la familia entera. “Ellos nos pueden decir cómo hacer las cosas, porque uno puede tener otros métodos, pero nos entregan los más correctos”.
Mediante los cuidados y el nuevo estilo de vida que tuvo adoptar Sandra, señala que no ha sido difícil, su rutina la realiza sin problemas. “No he tenido ninguna dificultad, ni el colegio, ni el mí trabajo, porque muchas personas a mí me dicen: ¿se te hace problema tener una niña más chica?, pero no, ella es muy independiente y habilosa. La experiencia con ella ha sido bonita”, explica Cortes.
Frente a la pregunta de cómo la familia ha vivido el proceso de acogida, Sandra indica que ha sido una experiencia de unión, “cuando comenzamos el proceso yo lo conversé con mi familia y de ahí todos hemos estado más unidos, eso es lo bueno. Esto nos favoreció a nosotros como familia”.
Mediante estas experiencias, queda en evidencia una de las preocupaciones más profundas para cualquier sociedad frente al bienestar infantil y adolescente. A nivel nacional se han realizado una serie de esfuerzos para que los niños a los que les fueron vulnerados sus derechos, tengan la posibilidad de salir adelante en un ambiente donde se vele por su bienestar.
Es así como el Programa Familias de Acogida Especializada con Programa de Protección Especializada Ovalle forman parte de ADRA- Chile (Fae Pro Ovalle), organismo colaborador del Servicio Nacional de Menores (Sename).
De esta manera, su objetivo en nuestra provincia es generar el cuidado transitorio de niños, niñas y adolescentes (NNA), de entre 0 y 17 años de edad que han sufrido vulneraciones en sus familias ya sea tipo abandono, violencia sexual u otras formas de maltrato físico y/o psicológico, y así buscar integrarlos a una familia alternativa para restablecer su derecho a vivir con ellos, luego de la decisión judicial.
La familia Salinas Araya es de Punitaqui, llevan cerca de dos años en el programa al cuidado de una adolescente de 15 años. Para ellos la experiencia fue totalmente sorpresiva, ya que a petición de hija mayor, quien es la mejor amiga de la adolescente, decidieron cuidarla con mucho amor.
“Nosotros no teníamos contemplado ser familia de acogida, fue una decisión que tuvimos que tomar en menos de una semana, cuando desde el tribunal nos propusieron cuidar de ella. Lo hicimos y hasta hoy sigue con nosotros. Es un proceso difícil, no todo es color de rosa, pero te das cuenta que todo se puede si hay amor”, señala Katherine Araya, cuidadora de la adolescente de 15 años.
Los cuidados y atención para acoger a un adolescente muchas veces generan prejuicios por la edad, pero Luis Salinas explica que bajo su experiencia como padre de familia es que, “a veces uno viene con los prejuicios, hay muchos. La mayoría de los casos que están en los hogares son adolescentes, porque nadie los quiere tener y tienen ese prejuicio de que están en la edad más difícil, pero con cariño y amor, todo se puede lograr”.
Tipos de familias
En el programa existen tres tipos de familias de acogidas que velan por el bienestar de los niños; existen las Familias de Línea Extensa, las cuales que mantienen un vínculo sanguíneo (ya sea abuelos, bisabuelos, tíos o hermanos), Familias Externas que mantienen alguna relación afectiva y las Familias Externas, que no tienen ningún vínculo con los menores de edad que requieren de cuidados.
Para logra que Familias Externas quieran ser parte de esta noble labor, ha sido una misión difícil. Durante los dos años que lleva este programa en la provincia, Pablo González, director del Programa FAE PRO Ovalle, explica que hoy son muy pocas familias las que se encuentran en proceso de postulación para esta línea.
“En la actualidad solo hay tres familias que están postulando para constituirse como una familia de acogida. Anterior a eso, hemos tenido otras postulaciones, muchas veces estas se caen en el proceso; es decir, las personas desisten, deciden no darle continuidad por distintos motivos y hemos tenido un proceso de acogimiento en el programa”.
Para ser parte de esta importante labor social, hay que considerar varios aspectos importantes: que siempre primen el bienestar de los niños. “Buscamos que como personas podamos situarnos en las necesidades de los niños, generar que seamos sensibles ante esas necesidades y que en ese empeño, no prime nuestro interés o nuestra comodidad, más que el mismo interés de los niños; que ellos estén bien y crezcan saludables, porque lo que hacemos con los niños ahora, va a repercutir en las generaciones que van a ver más adelante cuando nosotros seamos viejos. Desde ahí la importancia de la labor” explica el director.
Ante los procesos de acogida, González señala que el programa, “acompaña a las familias desde que empiezan a evaluarse hasta que se desvinculan del niño. La idea es que las familias que quieran asumir el cuidado de un niño, puedan hacerlo en una continuidad del tiempo, es decir; yo acojo a un niño, después ese niño sigue su proceso vital, trayectoria y desarrollo. Después, yo estoy preparado para acoger a otro. Eso de alguna forma, es centrarnos en las necesidades de los niños, más que en la de nosotros”, manifiesta.
Ser un cuidador
En el caso de los cuidadores que tienen lazos sanguíneos con el niño, deben ser capaces de cuidar las necesidades básicas y afectivas de ellos. En cuanto a las familias externas, deben cumplir con requisitos como ser personas que tengan una salud física y mental adecuada para hacerse cargo de un niño, deben de cubrir por cuenta propia sus necesidades básicas. Sumado a eso esa familia externa debe someterse a una evaluación durante dos meses, “en donde evaluamos las condiciones de su casa, la historia familiar, la relación que hay al interior de la familia”, explica González. Si se cumple todos los requerimientos, el cuidador queda a la espera de un niño y es objeto de una capacitación.
Primer filtro para postular
Para ser parte de esta desinteresada labor, es importante cumplir con varios requisitos, pero como primer filtro, González explica que, “puede postular una persona o una pareja casada, no casada, reconstituida, etc. El requisito sí, es que tenemos que evaluar a todas las personas mayores de 18 años que viven en la casa, los sicólogos hacen algunas pruebas y se define”.
Capacitación para comprender la labor
Los talleres para las familias de acogidas externas, tiene como objetivo, “incrementar la sensibilidad que tenemos como adultos frente a las necesidades de los niños. También es prever algunas situaciones que pudiesen suceder en torno a la crianza, en torno a las normas y límites, además de cómo comprendemos las consecuencias que tienen las situaciones de vulneración de los derechos”.
Donde se les cuenta a las personas lo que se predispone a verse durante el acogimiento, a las consecuencias que pueden generar los malos tratos de los niños. Ellos estudian apego, vulneración de derecho, algunos aspectos del trauma, el proceso de las familias, se les entrega ese contenido a las familias para que estén preparadas también.
Tras esta causa, González concluye diciendo, “la misión que tenemos como programa es cambiar el mundo, una vida a la vez. Creo que esa misión resume lo que nosotros hacemos como programa. La invitación a las familias es a sumarse a esta labor de amor y que en definitiva podamos comprender que por un lado todos los adultos somos responsables de todos los niños”
“Hacernos parte del problema que muchas veces criticamos. El acogimiento familiar nos favorece a todos, en la medida que tenemos adultos más sanos, la sociedad funciona mejor. Entonces es una tarea de todos nosotros y desde ahí hago una invitación a activarse en los distintos espacios”, finaliza Pablo.
Bajo los testimonios de ambas familias entrevistadas, la conclusión de esta noble labor siempre es la misma, la experiencia de acoger a un niño que lo necesita nunca va a ser una mala decisión.
“Yo digo que debería haber más familias que acojan a estos niñitos. Se recomienda totalmente, sería muy bueno que sumaran más familias. Yo creo que los niños solo le hacen falta cariño y amor. Hay muchos niñitos en lista de espera para ingresar al programa”, declara Sandra.
Mientras que la familia Salinas Araya, indica que, “no solo busquen cuidar a niños más pequeños, que le den la oportunidad a los adolescentes que están en esta etapa que no saben para dónde ir, pero si encuentran un hogar que les de cariño, les pongan reglas y estén pendientes de ellos, pueden lograr sacarlos adelante”, concluye Katherine