Si bien es uno de los canales naturales de la bajada de aguas de lluvia, desde hace unos cinco años se han convertido en la boquilla del embudo por donde descargan sus aguas muchos pasajes y poblaciones de la parte alta de la ciudad.
Los vecinos del pasaje Cristóbal Colón de la población Canihuante se llevan las manos a la cabeza cada vez que escuchan un pronóstico de lluvia, porque saben que automáticamente deben prepararse para anegaciones al interior de cada casa y de aceptar la imposibilidad de entrar o salir de cada una de las residencias mientras dure la lluvia y hasta un par de horas luego de que culmine.
Y es que aunque es lógico que una escalinata urbana sea paso obligado de aguas de precipitaciones, el problema se ha tornado de normal a riesgoso desde hace unos cinco años, cuando la construcción de dos condominios residenciales y la ampliación de otras poblaciones en la zona alta desviaron el cauce natural que debía conducirse por la población Stecher, obligando a la lluvia a bajar en cascada por los peldaños del pasaje Colón para llegar hasta la avenida La Paz.
Durante un recorrido por la zona, Diario El Ovallino pudo constatar las inundaciones de muchas de las más de 30 casas del pasaje y escuchar de primera fuente la queja de los vecinos.
Solución en sacos
Ante la situación, y con el objetivo de que no entre el agua a las casas, las autoridades municipales repartieron sacos de arena a los vecinos, a razón de cuatro o cinco sacos por cada residencia, para colocar en las puertas o donde hiciera falta.
“Los vecinos sabemos que cuando va a llover ya nadie puede entrar o salir, que debemos estar encerrados porque muchas de las casas se inundan y es un riesgo porque los canales están mal hechos y no tenemos solución permanente. Sólo vienen a dejarnos unos sacos de arena para que el agua no se meta a nuestras casas, pero esto no soluciona nada, necesitamos una respuesta más efectiva, porque tenemos muchos adultos mayores en la población y es un riesgo para todos”, acusó Carolina Vargas, una de las vecinas afectadas.
En tanto otro de los residentes afectados Lorenzo Álvarez, señaló que muchos de los trabajos hechos para descargar las aguas se hicieron mal y que con cada lluvia se agudiza el problema.
“A los lados de las escaleras no se dejó el suficiente espacio, además que las escaleras se van socavando y varias ya se sienten con muchos espacios huecos abajo. Los vecinos hemos tenido que colocar planchas y todo tipo de materiales en las puertas y fachadas porque el agua que baja es excesiva. Antes de la construcción de los condominios no era así, ahora somos el embudo de la zona”, indicó.
Bajo la lupa
En tanto el alcalde de Ovalle Claudio Rentería recorrió el sector junto al director de Obras de la municipalidad, Glen Flores, debido a que es una situación recurrente en las jornadas de precipitaciones.
“Estamos trabajando en un proyecto que considera la evacuación de aguas lluvias de esa zona, para poder descargarlas hacia el sector de Las Canteras, para que el agua no baje por estos accesos de la población Canihuante. A lo que se sumarían dos sumideros, uno que va a recolectar y otro que va a botar las aguas lluvias hacia la avenida Ena Craig de Luksic. Con esta acción disminuiremos, considerablemente, las molestias generadas por las aguas lluvias. Los profesionales de la Secretaría Comunal de Planificación (SECPLAN) están trabajando en la iniciativa y se espera que en un par de meses, esté concluida para ejecutarla con recursos propios del municipio de Ovalle” sostuvo la autoridad comunal.
Además, desde el municipio local indicaron que el uso de sacos busca paliar ciertos efectos de las lluvias, cómo lo es flujo de agua que escurre por las escaleras. Una medida que si bien no entrega una solución definitiva, permite evitar que los vecinos del sector tengan inconvenientes para transitar los días de precipitaciones.
El poste en el aire
Indican los vecinos de la extensa escalera, que otro de los riesgos de los trabajos mal hechos puede afectar a uno de los postes de alumbrado público y cableado eléctrico de la zona, que ya ha sufrido anteriormente los embates del agua dejando al descubierto su metálico esqueleto que ha cedido poco a poco ante la corrosión.
Además del daño causado a la estructura interna en la base del poste, su soporte en el suelo también ha ido desapareciendo dejando un problema de estabilidad en el inmenso pilar de concreto.
“Los mismos vecinos tuvimos que apuntalar con una vara el poste para evitar que se siga inclinando. Pero es un peligro porque en cualquier momento se nos viene abajo y puede caer el cualquiera de las casas cercanas”, advirtió Álvarez.