Preocupación en la provincia debido a los bajos índices de agua

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    Sin duda alguna el 2021 será recordado como un año con escasas precipitaciones a lo largo del país. Una de las regiones más afectadas por esta crisis hídrica es la de Coquimbo, esto debido a que a nivel regional los embalses están con un 42% menos de capacidad de almacenamiento de lo que tenía en la misma fecha el año 2020.

    En el caso de la Provincia del Limarí hay un menos de 46% menos de la capacidad a diferencia del año pasado. Asimismo el embalse La Paloma se encuentra con un 23% de su capacidad, el Recoleta entorno al 30% y el Cogotí al 7%. Así lo explica Pablo Álvarez, quien es el director del Laboratorio PROMMRA y del Consorcio Centro Tecnológico del Agua Quintai Anko.

    “Entonces si se enfocará en la cuenta del Limari hay un 21% de la capacidad total de almacenamiento con agua. En está hay mil millones de metros cúbicos de capacidad, de esos hoy  en día hay guardados 208 aproximados, es decir un poco más del 20% de la capacidad del agua”, añadió el experto.

    Asimismo, en esta temporada la  capacidad  de almacenamiento del agua se va a consumir la mitad, por lo tanto va a quedar un remanente entre lo que quede entres los tres embalses. Entonces al final de la temporada esta va a ser inferior al 10% del total de los embalses.

    “La situación más difícil por su puesto, es en los valle interiores desde Rio Grande como el Rio Rapel, El Mostazal. Estos van a estar en una situación más difícil porque no tienen las posibilidades de regulación, no tiene obras de almacenamiento tampoco”, explicó.

    Aprendiendo del pasado

    El director de PROMMRA comenta a Diario El Ovallino, que si bien esta es una situación preocupante, lo ocurrido con la sequía en el año 2014 es poco probable que se vuelva a repetir – por lo menos este año- debido a que se han realizado reservas de agua.

    “En un año como el 2014, el cual fue crítico, los niveles llegaron a menos del 10%. Y hoy en día la situación es mucho mejor desde el punto de vista de almacenamiento. Si bien la situación es compleja están mejores las condiciones que lo ocurrido en aquel año. Lo que si va a haber un nivel de insatisfacción de la demanda en la agricultura, pero de todas manera este será menor del que hubo en el año 2014”, puntualizó.

    Sin embargo, es probable que lo que ocurrió en el 2014 vuelve a suceder. De hecho desde el punto de vista de la pluviometría y del ingreso de agua a los embalses en total la situación es mucho más seria que la del 2014. Pero la diferencia está en la administración de la sequía, ya que según Álvarez,  la organizaciones han sido más cautelosas con los almacenamiento del agua en los embalses, por ende han hecho duras más el agua almacenada.

    “En mi opinión el sistema está distribuyendo lo que hay siendo muy cuidadosos  en lo que va a pasar la otra temporada. Lo que en el fondo está muy bien y hay que reducir al máximo la capacidad de riegos. De llegar a límites como el del 2014”.

    Conciencia hídrica 

    Si bien, las instituciones han realizado –relativamente- un buen trabajo con el almacenamiento del agua. Aún falta un largo camino por recorrer, ya que las personas no han creado una conciencia sobre el cuidado del agua.

     “Lo más relevante es que las personas tenga conciencia de donde viene el agua  y que el agua no está en las tuberías de sus casas o en los canales de los predios. El agua se origina en los ríos. En los periodos secos sobre el 70% es generado en la cordillera, por ende depende absolutamente de los fenómenos climáticos. Esa dependencia nos debe llevar a comprender que el ciclo del agua nos afecta. Entonces siempre hay que ser muy cuidadoso a todas las escalas. Desde la casa hasta el predio hay que ejercer control social, evitar que la gente pierda, bote y contamine el agua”, finalizó.