Camila González Espínola / Ovalle
Si bien durante el 2022 se registraron eventos de precipitaciones en diversos puntos de la zona, estos no fueron suficientes para terminar con la sequía que afecta a la región. La situación mantiene en alerta a las comunidades y expertos, quienes llaman a generar una correcta gestión del recurso hídrico, como también un mayor desarrollo científico y tecnológico, que permita enfrentar de mejor forma la crisis.
Pablo Álvarez, director del Laboratorio PROMMRA y el Centro Tecnológico del Agua Quitai Anko, se refirió a la situación regional, apuntando a que las tendencias hidroclimáticas en la región de Coquimbo y sobre todo, en la zona centro norte del país “son negativas. Esto quiere decir que las precipitaciones disminuyen, los caudales bajan, la línea de nieve asciende a más altitud y los niveles en los acuíferos van disminuyendo”.
En esta línea, el también académico de la Universidad de La Serena, enfatizó en que existe una menor posibilidad de acceder al recurso hídrico, y por tanto, “la investigación, el conocimiento, la ciencia y la tecnología son fundamentales para mantener los equilibrios en la sociedad y su actividad. El desafío es contribuir con la sustentabilidad, a través del desarrollo del conocimiento, de la generación de información, de la transferencia tecnológica y de la educación”.
Por su parte, Aníbal Carmona, director de la Junta de Vigilancia del Río Grande y Limarí, también entregó su visión respecto al camino a seguir este 2023, haciendo hincapié en el trabajo de las Organizaciones de Usuarios de Agua (OUA) y las organizaciones de la sociedad civil, a través del Consejo de Cuencas que se debería conformar con la reforma al Código de Aguas. “Aclarar que si bien soy parte del directorio, no represento la opinión de toda la junta. No hago hincapié en las precipitaciones, nieve, etc, porque creo que desde el punto de vista de la ciencia, técnica y conocimiento estamos bastante robustecidos, sobre todo nuestra organización, que ha tenido un desarrollo importante en investigaciones científicas para conocer la cuenca. Llueva o no, puede ser más trascendental avanzar en cómo las OUA van a enfrentar los desafíos técnicos y científicos que nos propone el cambio climático y la desertificación” .
En este sentido, para Aníbal, los desafíos que vienen tendrían que ver con la toma de decisiones que van a involucrar a más personas y no solo a los usuarios o productores, sino que también a la sociedad en su conjunto.
“Por esta razón, las Organizaciones de Usuarios de Aguas deben fortalecer su profesionalización porque existe mucha distribución de agua en base a usos y costumbres antiguas de cuando había más recurso, hoy que existe escasez se requiere, por ejemplo, que los celadores estén muy bien capacitados y los directorios tengan información clara para tomar decisiones”, agrega.
DESAFÍOS DE PRODUCTORES
Para Fidel Salinas, presidente del Sindicato de Pequeños Agricultores del Palqui, uno de los principales desafíos es que “no solo debemos mejorar el riego, sino que también las tecnologías en el predio, las cuales debemos usar más para mejorar la conductividad del agua y hacer un uso eficiente de ella”.
Asimismo, Fidel comenta que como organización ha estado en conversaciones con la embajada de Holanda desde principios de 2023, para “ver cómo incorporamos sus tecnologías en la pequeña agricultura y que sean útiles para nuestras producciones. En ese camino, también consideramos que es importante vincularnos con las universidades, las carreras de agronomía, para que se pueda trabajar de forma coordinada y podamos tomar decisiones más informados”.
CIFRAS PROVINCIALES
De acuerdo, al último informe entregado por la Dirección General de Aguas de la Región de Coquimbo, el Embalse Paloma se encuentra al 9.2% de su capacidad, el Embalse Cogotí a un 11.7 %, mientras que el Embalse Recoleta registra solo un 13.4% de su capacidad total. Asimismo, al comparar el mes de abril 2022 y 2023, existe un 11% menos de agua embalsada a la fecha.