Panadería Longitudinal se despide tras 85 años de trayectoria en Ovalle

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    Todo lo que empieza tiene un final, y así será para la Panadería Longitudinal, quien cerrará sus puertas tras 85 años de trayectoria en Ovalle.

    El viernes 11 de agosto será el último día en que esta tradicional panadería atenderá a su clientela, y ya a partir del sábado 12 sus puertas no se volverán a abrir.

     

    HISTORIA FAMILIAR

     

    Panadería Longitudinal se funda el 14 de julio de 1938, fecha que incluso está grabada en el piso del lugar. Los gestores de este emprendimiento fueron Luis Santiago Rojas y Elena Valderrama, quienes traspasaron su legado a sus hijos y nietos.

    “Ellos fueron nuestros grandes educadores de la panadería. En esto han estado nuestros tíos, mis padres Alfonso Rojas y Aurora Molina, así como mis hermanos, quienes también crearon sus panaderías en otras partes de Ovalle y La Serena, pero todo se inició acá, Panadería Longitudinal fue la madre de toda esta tradición panadera en la familia”, comenta Patricia Rojas Molina, actual dueña y trabajadora del local.

    “Acá hay una larga tradición familiar, mis abuelos tuvieron cuatro hijos, y de esos cuatro dos estuvieron a cargo de la panadería, mi tío Raúl Rojas estuvo con su esposa haciendo dulces, así también mi padre. Todos en el fondo nacimos y nos criamos en esta panadería. A mí me tocó hacerme cargo hace unos 25 años aproximadamente”, complementa.

    El nombre del local hace honor a un tren que llegada hasta la ciudad de Ovalle en aquellos años 30, y así se mantuvo ese homenaje durante todos estas décadas, incluso inmortalizándose en el logo del negocio.

     

    MOMENTO DE DESCANSAR

     

    Patricia Rojas Molina explica las razones que la llevaron a ella y a su esposo Luis Jiménez a tomar esta difícil decisión de cerrar, “se podría decir que los 25 años de trabajo nos ha pasado la cuenta, queremos descansar. Hay que decir que es difícil encontrar panaderos, sobre todo para trabajar en hornos chilenos. En Panadería Longitudinal siempre tuvimos la tradición de cocinar en horno a leña, no es a gas ni petróleo, y eso le ha dado la crocancia a nuestro pan. Desde hace tres años más o menos, desde el tiempo de la pandemia, que no hemos logrado encontrar trabajadores, porque hay muchos que emigraron y se fueron a trabajar al norte”, indica.

    “Es muy difícil ser panadero y muy pesado trabajar de noche, la gente que se dedica a esto no hace mucha vida familiar, porque debe dormir durante el día y volver a trabajar en la noche, entonces cuesta mucho encontrar gente para trabajar en esto”, agrega.

    De este modo, a partir de la próxima semana iniciará un merecido descanso para Patricia, Luis y su familia, dejando atrás 85 años de tradición panadera, “nosotros queremos descansar un tiempo, y luego analizar y estudiar qué es lo que vamos hacer, porque ya estamos en una edad para descansar. Nuestros hijos no se interesaron en esto, cada uno tiene su profesión, hay uno que hace pan y prepara cosas en su casa, pero no para dedicarse esto, porque es un trabajo muy sacrificado, de lunes a lunes”, declara Patricia.

     

    AGRADECIMIENTOS

     

    Para finalizar, Patricia Rojas Molina agradece a los trabajadores que por años estuvieron en la panadería, así como también a la clientela ovallina que día a día requirió de sus panes y otras delicias.

    “Agradezco con mucho cariño y afecto a los clientes, porque fueron una parte muy importante para que esta panadería se mantuviera por tantos años. También le doy mis agradecimientos infinitos a los trabajadores que por tantos años estuvieron colaborando con nosotros, Cayetano Valdivia, Francisco Navea, Raúl Navea, Salvador Ramos, y mis actuales compañeras de mesón, Lucy Carvajal, Margarita Alcayaga y Lilian Godoy”, concluye.