Estimulación de nubes: los detalles del modelo mexicano que se busca replicar

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    Por Franco Riveros / Región de Coquimbo

     

    Hace dos semanas, la delegación presidencial regional convocó transversalmente a un gran “Encuentro por el Agua” con el objetivo de informar sobre el panorama hídrico local y conocer las diversas realidades y propuestas para trabajar en conjunto en la elaboración de acciones que permitan mitigar de manera más efectiva los efectos de la escasez hídrica en la zona.

    A la instancia asistieron distintos senadores y diputados, así como también alcaldes, el Consejo Regional, académicos, empresarios y miembros de la sociedad civil.

    En aquella oportunidad, el delegado presidencial regional Galo Luna, señaló que debían trabajar por asegurar en todos sus niveles el agua para el consumo humano, para la agricultura, así como desarrollar las distintas medidas que se requieren. “Acá hubo mucha representación con quienes debemos sacar acuerdos conjuntos y, mediante este trabajo, poder sacar propuestas”, indicó
    En este contexto, una de estas medidas fue la presentada por la Junta de Vigilancia del Río Elqui, la que apuesta por impulsar el bombardeo” de nubes.

    Gabriel Varela, presidente de la junta, comentó que “esto era extremadamente necesario. Nosotros estamos buscando estas alternativas. Me da mucho gusto haber podido plantearlas en forma abierta y ver si hay más interesados en poder incorporarse. Vemos la posibilidad de estimular nubes en un núcleo frío en altura o bien a través de quemadores de yoduro de plata en la alta cordillera”.

    En tanto, Christian Álvarez, seremi de Agricultura, afirmó que “como gobierno estamos apoyando esta iniciativa en términos de permisibilidad para su ejecución”.

    “Lo que se refiere al ámbito técnico y programación está en manos de quienes coordinan y financian este plan piloto, lo que corresponde a la Junta de Vigilancia del Río Elqui y la CORPAN. Es necesario señalar que haremos todo lo posible y lo que esté a nuestro alcance para mitigar los efectos de esta crisis hídrica y humanitaria, porque tenemos un fuerte compromiso con nuestro mundo rural y con nuestros agricultores y agricultoras”, agregó.

     

    LOS DETALLES DE LA INICIATIVA

     

    En conversación con Carlos Ruiz, director de Asuntos Internacionales de la Corporación Paso Agua Negra (CORPAN), explicó que las nubes más adecuadas para estimular la caída de agua son aquellas que “traen los frentes fríos, los de mal tiempo, que son escasos, pero llegan a nuestra región y el método por un lado aseguraría que precipite, y aumentaría el rendimiento respecto de lo pronosticado en condiciones normales, o sea sin estimulación”.

    Respecto a las posibilidades que pueda resultar, señaló que “dada la experiencia de México en zonas semiáridas como Baja California, se espera poder replicar dichos resultados que han sido muy relevantes para lograr mitigar la sequía en el país azteca, donde en la campaña 2021 lograron incrementos del orden del 23 al 64% por sobre lo pronosticado. Habiendo nubes estimulables debiésemos tener resultados similares, y dada la actual catástrofe hídrica, no nos podemos dar el lujo de no probar algo que no se ha hecho antes”, expresó.

    Consultado sobre las diferencias entre este plan y lo que se ha aplicado con anterioridad, Ruiz aseguró que “básicamente, la metodología es muy diferente, ya que utiliza la aspersión directa de núcleos de yoduro de plata sobre enfriados en las corrientes ascendentes de las nubes estimulables, a diferencia de la tecnología que se ha aplicado antes con bengalas y generadores de yoduro de plata que queman una solución para soltarlo”, detallo.

    “Esta diferencia seria crucial en la velocidad de la reacción física de coalescencia, que sería para el método mexicano, inmediata o máximo de 10 a 20 minutos posteriores a la aplicación del reactivo Rainmate, patentado de México. Esto evitaría el problema de retardo que tendría el método que se ha empleado antes y que tuvo reportes de lluvias en Argentina, ya que somos un país angosto y por ende requerimos de un método que sea más rápido”, remarcó.

    Frente a la experiencia en México, enfatizó en que “lleva 3 años consecutivos de aplicación, con importantes incrementos, en 10 estados que han sido afectados por sequías de diversa consideración. Lo más relevante es que nunca antes este método ha sido empleado en Chile”.

     

    EL LADO DE B DE LA ESTIMULACIÓN

     

    Por su parte, Tomás Caballero, meteorólogo del CEAZA, explicó que la siembra de nubes “se basa en un mecanismo científicamente comprobado, donde lo que se hace es lanzar núcleos de condensación a nubes que ya están formadas y esto hace crecer las gotas y ese es el proceso físico que ocurre dentro de las que logran precipitar”.

    “El problema” – apuntó – “es que es un método que científicamente no se ha podido comprobar en la realidad, por lo que es muy difícil medir cuánto es el aumento de precipitaciones que se pueden generar en una nube, si las gotas de verdad crecen y si la lluvia efectivamente se produjo porque se lanzaron estos núcleos de condensación, que es el yoduro de plata y si es que lo hizo”, agregó.

    No obstante, para el senador Sergio Gahona, ex intendente de la Región de Coquimbo, “la crisis hídrica que enfrenta la Región de Coquimbo es gravísima, por tanto hay que agotar todas las medidas posibles para poder lograr precipitaciones, y el bombardeo de nubes es una posibilidad. Si bien, no nos fue bien el año 2010 cuando lo intentamos, la tecnología ha avanzado y las condiciones pueden ser distintas y esperamos que en esta oportunidad pueda funcionar”.

    “Es una apuesta arriesgada” – reconoce – “pero creo que, dada la situación crítica que tenemos, hay que intentar todas le medidas posibles para poder lograr precipitaciones en la Región de Coquimbo”, enfatizó.

     

    EXPERIENCIAS ANTERIORES

     

    Cabe recordar que el año 2012, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, su entonces ministro de Agricultura, Luis Mayol, propuso la estimulación de nubes para generar lluvias, medida que iba a implementarse en tres regiones, entre ellas Coquimbo, y que tenía un costo de 300 millones de pesos cada una. No obstante, su aplicación no dio los resultados esperados.

    Al año siguiente, el otrora secretario de Estado anunció en Santiago la continuidad del programa de estimulación de precipitaciones, de manera de paliar en parte la sequía que comenzaba a afectar a la región, la que tampoco logró los resultados deseados.

    Tiempo después, en 2022, el bombardeo de nubes volvió a aparecer como una alternativa para hacer frente a la sequía, el que tuvo un importante respaldo del Consejo Regional, pero no fue ejecutado en aquel entonces por falta de decisión.