La agricultura en la Región de Coquimbo presenta múltiples desafíos para fortalecer su desempeño. Así, destaca el cambio climático, satisfacer las nuevas demandas del consumidor asociadas a la sanidad e inocuidad de los alimentos y la sustentabilidad de los procesos productivos.
En este sentido, diversos reportes indican que en el país y en la región existe un excesivo uso de los plaguicidas, impactando de forma negativa en el medio ambiente, la salud de trabajadores y la población.
Bajo este escenario, y ante la escasa oferta de alternativas para el control de plagas agrícolas que no sean los insecticidas químicos de síntesis, es que INIA Intihuasi impulsó el proyecto “Educando a Futuros Técnicos Agrícolas” en el año 2023, propuesta financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional del Gobierno Regional de Coquimbo.
La iniciativa busca promover el control biológico de plagas, definido como la regulación de organismos plagas a través de la acción de depredadores, parasitoides y patógenos, en los sistemas utilizados por la agricultura familiar campesina, como una alternativa de bajo impacto ambiental, que permita sustituir el uso de productos químicos sintéticos y así facilitar los procesos de transición hacia el establecimiento de sistemas agrícolas sostenibles o agroecológicos; todo esto, a través de un programa dirigido a estudiantes de carreras agrícolas en siete establecimientos de las tres provincias de la Región de Coquimbo.
En concreto, el proyecto tiene por objetivo capacitar a la comunidad escolar de liceos y escuelas sobre gestión de plagas, el establecimiento de tres biofábricas pilotos operativas y la formación de capital humano avanzado para la producción de enemigos naturales de plagas, y capacitar a agricultores en gestión sostenible de plagas. Proyecto que se encuentra en su etapa final y que, como describe Alejandro Layana, investigador de INIA Intihuasi, ha tenido positivos resultados en todas las líneas de acción trabajadas. “Generamos capacidades técnicas que antes no estaban disponibles en la región en relación a técnicas de masificación de insectos benéficos para la agricultura y establecimos las primeras biofábricas de agentes de control biológico inexistentes en esta zona del país. Además, promocionamos esta técnica de control con miembros de la agricultura familiar campesina, con el fin de entregarles nuevas alternativas a ellos” explica el encargado del proyecto.
Además, a la espera de dar continuidad a esta investigación por medio de una nueva fuente de financiamiento, Layana agrega que “buscamos avanzar en este proceso de innovación que estamos llevando a los liceos. Ya generamos una marca comercial con las biofábricas y ahora debemos desarrollar un plan fitosanitario adaptado a las condiciones de la región de Coquimbo con el fin de que estos insectos que se van a comercializar a futuro tengan una gran eficacia en el control de plagas”.
IMPORTANTES RESULTADOS
Durante estos dos años de ejecución, el proyecto ha permitido la capacitación de 322 estudiantes, 19 docentes, visitas técnicas a biofábricas de otras regiones, días de campo en predios agrícolas de la zona, el acondicionamiento de un vehículo como laboratorio móvil itinerante, e incluso, el viaje de una delegación que participó en el curso de capacitación “Producción de Insectos Benéficos y sus Hospederos” impartido por la Subdirección de Control Biológico del SENASA en Lima, Perú.
En este sentido, Jeanette Cisternas, coordinadora territorial del programa Red Futuro Técnico del Ministerio de Educación, quien tiene la misión de articular la relación entre la mirada pedagógica de los establecimientos y la línea investigativa de INIA Intihuasi, sostiene que “para nosotros es fundamental conectar a las diferentes instituciones del sistema, ya sean nacionales o regionales, con los liceos técnicos porque, claramente, una vinculación temprana apoya las trayectorias educativas y laborales de los estudiantes (…) potencia las competencias sociales, emocionales, las habilidades blandas y no sólo las técnicas”.
Por su parte, Ernesto Prado, director del Liceo Polivalente Padre José Herde Pohler de Canela, asegura que los beneficios del proyecto implementado en su establecimiento son muy positivos. “El desarrollo de esta iniciativa ha sido bastante favorable, nos ha permitido visibilizarnos en la provincia y en la región desde una comuna rural, y no tan solo a la carrera técnica, sino que todo nuestro establecimiento (…) hemos podido trabajar estrategias pedagógicas en donde se involucran de forma multidisciplinaria otras materias en conjunto con los módulos agropecuarios teniendo como resultado un aprendizaje para los estudiantes que, además, lo pueden replicar en sus casas” señala.
Además, el docente agrega que la realización de este proyecto “tiene una valorización especial, nuestro liceo tiene un sello medioambiental por el respeto a la naturaleza y a la biodiversidad, por lo que trabajar con INIA va muy de la mano con nuestra misión y visión (…) el 22 de abril vamos a La Serena a recibir el reconocimiento de Certificación Ambiental a nuestro nivel medio que nos otorga Ministerio de Medioambiente, en donde uno de nuestros proyectos estrella es, precisamente, la biofábrica”.
Palabras similares entregó Alejandro Rubina, docente encargado de predios de práctica del Liceo Bicentenario Samuel Román Rojas de Combarbalá, quien confirma, el proceso de ejecución del proyecto en su comunidad educativa ha sido óptimo y con un alto nivel de apropiación por parte de los estudiantes. “Los beneficios son múltiples, pero podemos destacar el desarrollo de experiencia en un contexto real y, además, como un insumo importante para realizar prácticas pedagógicas con las y los estudiantes, pudiendo difundir y masificar la relevancia de los insectos y del control biológico en nuestra comuna” puntualiza.
En tanto, Cecilia Díaz, directora de la Escuela Familiar Agrícola Valle de Elqui, asegura que ha sido una propuesta transformadora para su establecimiento. “Mediante este proyecto, he observado cómo se han desarrollado el pensamiento crítico, el compromiso por la sostenibilidad, la autonomía, y cómo los estudiantes se han convertido en agentes de cambio dentro de nuestra propia comunidad educativa. Siento que poder trabajar en el control biológico de plagas les ha permitido adquirir habilidades técnicas especializadas y comprender la importancia de la producción agrícola libre de químicos” argumentó.