Las 31 páginas escritas de la Feria del Libro de Ovalle

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    La gente ve como los trabajadores están destinando los espacios para los stands y el escenario central y muchos esperan a que el evento esté formalmente inaugurado para revisar las mesas editoriales y participar de los conversatorios y presentaciones de libros: Es la Feria del Libro de Ovalle que este año llega a su trigésima segunda edición.

    Luego de tres décadas de ver la primera edición, la Feria ha visto algunos cambios significativos y transformaciones, pero siempre en aras de seguir siendo uno de los panoramas más atractivos del verano limarino.

    El director ejecutivo de la Corporación Cultural Municipal de Ovalle, Ifman Huerta, conversó con El Ovallino para desentrañar los detalles de un evento que es parte del calendario de las familias locales.

    -¿Qué es lo más destacable de la Feria del Libro para Ovalle?

    “Lo más destacable es que un evento cultural se pueda mantener durante tanto tiempo ininterrumpidamente, siendo que es un evento que tiene costos altos, de un trabajo intenso por tantos días, y cuesta ver algunos festivales o ferias que tengan una duración tan larga ininterrumpidamente. Eso habla un poco de las voluntades políticas que han aparecido en estos 32 años, sobre las voluntades de los equipos técnicos y profesionales que han estado a cargo de las diferentes versiones de la feria, del trabajo inagotable de los escritores locales, del apoyo de las diferentes editoriales, y algo sumamente importante que es el apoyo de la gente de Ovalle que ve este evento como algo que ya es parte de la identidad de la ciudad”.

    Entre todos

    Huerta destacó el carácter “democrático” de la Feria, al asegurar que cualquier ciudadano puede pasar y escuchar una presentación de un libro, y luego quedarse para un conversatorio en el que pueda preguntar al autor.

    “Hoy en día creo que se hace cada vez más importante este espacio ciudadano, en donde hay cada vez más interacción con los públicos, con las personas que pueden dar su opinión libremente, y también las personas que van a comprar sus textos, libros, títulos para el año escolar o para la entretención del verano. Así que tenemos una variedad de públicos que hacen que se pueda constituir la feria y que se mantenga durante tantos años”.

    Indicó que este tipo de actividades siempre nacen de gestores y de artistas y que luego reciben el apoyo de los entes públicos. En este caso la Municipalidad de Ovalle siempre ha apoyado u organizado la propuesta desde 1989 cuando se realizara por primera vez.

    “Cuando la propuesta se hace más grande el Municipio la toma, pero siempre de la mano de los autores. Nosotros tenemos dos agrupaciones literarias, LiqMallín y Lancuyén, que se reúnen en la Mesa Literaria en la que también participa la Corporación y otros autores, y en base a ellos se elabora una gran parte de los contenidos de cada feria, de hecho ellos cuentan con un stand de manera gratuita, para que puedan mostrar las diferentes opciones literarias que hay de escritores locales y regionales, que son mucho más independientes y que necesitan el apoyo de las instituciones”.

    Refirió que otro aspecto que ha posicionado a la Feria del Libro es la entrega del premio al Mérito Literario Cataloe, que entrega la agrupación LiqMallín, y que tiene al menos una década de creado.

    “Cada año LiqMallín se preocupa de entregar este premio de mérito literario al escritor que consideren más destacado, no sólo de su agrupación sino algún escritor invitado, que sale de una votación interna de la agrupación”.

    -¿Ha estado la Feria en peligro de no hacerse?

    “El municipio siempre ha tenido la voluntad de apoyar la Feria del Libro. Lamentablemente el gobierno regional y el Ministerio de las Culturas no tienen esa voluntad, porque todos los años se postulan a fondos y no siempre se otorgan los recursos. Es algo que nos parece muy raro como gestores porque entendemos que la política cultural de esas instituciones habla de Gabriela Mistral y de una tierra de escritores pero ninguna de las ferias literaria de la región reciben fondos directos, y tampoco hay algún fondo especial para las ferias de libros. Por lo que las Ferias viven económicamente a través de la voluntad de los municipios, pero no hay una política nacional o regional que garantice la continuidad de estos eventos”.

    -¿Internet ha sido un aliado o un enemigo de la Feria del Libro?

    “Yo creo que ha sido un gran aliado, no lo veo como un enemigo. La mayoría de los escritores nacionales que vienen los contactamos a través de twiter, sin internet hubiese sido mucho más difícil haberlos contactado. La venta de los libros en los stands no ha bajado, sino que se mantiene o aumenta, porque a diferencia de la fotografía, en la que la digital desplazó a la análoga, yo siento que con el libro es distinto a tenerlo en físico que leerlo en una pantalla, tiene una magia diferente, Creo que la gente prefiere tener el libro que leerlo en una computadora o en un tablet. Claro que las editoriales han modificado su forma de mostrar y vender sus textos pero es parte de la actualización. Hace un par de años tuvimos un conversatorio y concluimos que el libro románticamente iba a seguir siendo más importante en papel que en digital”.

    Los más pequeños

    Consultado sobre la presencia del Rincón Infantil, Huerta indicó que esta idea se incorpora hace aproximadamente unos diez años atrás con la intención de poder generar un espacio en el que los pequeños puedan hacer manualidades y a la vez participar en talleres de cuenta cuentos, de arte, o de títeres, entre otras propuestas.

    “El rincón infantil también ha ido evolucionando en su calidad de infraestructura, en su calidad profesional y también su calidad de contenidos, y ha ido tomando un papel fundamental dentro de la Feria”.

    Recalcó Huerta que los ovallinos sienten a su Feria del Libro desde que son pequeños, por eso el esfuerzo por consolidar el Rincón Infantil.

    “Yo recuerdo la Feria cuando era chico, no había Rincón Infantil, pero la recuerdo. Había algunas exposiciones fotográficas en la misma Feria, y comprábamos libros, y eso se repite, yo ahora llevo a mis hijos a la Feria, vamos al rincón infantil, nos sentamos a escuchar alguna presentación de libros. No sé si todos los ovallinos lo tomarán igual pero sé que muchos van de generación en generación y traen a sus hijos a la Feria. Porque hay una familiaridad y un cariño hacia la Feria del Libro”.