En una segunda edición que esperaba presentar en la suspendida Feria del Libro de Ovalle, el antropólogo y escritor Galo Luna, buscó complementar su libro ¡Yo soy Diaguita! con aportes de las mismas comunidades indígenas.
“Esta es la segunda edición del libro, es una edición revisada que tiene algunos aspectos nuevos que refrescan un poco la reflexión que busca este libro, que en el fondo es visibilizar el pueblo diaguita y poner en valor el proceso de reivindicación identitaria que tuvo el pueblo tras una lucha desde hace varias décadas atrás”, señaló Luna a El Ovallino.
Destacó que la primera edición, que se publicó en 2015, recogió parte de la lucha de las comunidades indígenas que desde los años 90 fue tomando fuerza, hasta que en 2006 el Estado chileno reconoce al pueblo originario Diaguita.
Recordó que si bien el proceso de reconocimiento de las culturas indígenas ha sido lento, con respecto a otros países del continente, ese es un factor que tiene que ver también con la propia historia del país.
“En la década de los 90 existían en la primera Ley Indígena tres pueblos originarios y luego se han ido incorporando otros a la normativa, pero tienen que ver con los procesos de asimilación forzada que fueron muy fuertes en nuestra historia, no solo de conquista y colonia, sino también en el proceso de construcción del Estado. Si bien ha sido lento, ha tomado mucha fuerza e importancia hoy día sobre todo con el papel preponderante que están jugando los pueblos originarios en la Convención Constituyente, que es algo muy potente y positivo”.
Apuntó que su ensayo habla específicamente del proceso que se vivió en la región de Coquimbo y retrata los relatos de las primeras personas que enfrentaron al Estado, iniciando esta batalla por el reconocimiento y por la visibilización de su pueblo y mostrando cómo fue este proceso de reivindicación identitaria diaguita.
“Mostramos los relatos en primera persona y eso se refleja desde el título, incluso en exclamación, porque era como un grito ahogado, de decir que aquí estamos que somos un pueblo vivo, ya no somos solo un elemento de un museo”.
-¿Vendrá una tercera edición o un nuevo libro sobre la temática?
-“Por ahora es muy reciente como para pensar en ello. Esto es un trabajo fuerte que necesita tiempo pero hay algunos proyectos como para poder continuar escribiendo. Hay un papel importante en el que estoy participando para poder apoyar a las comunidades, que son procesos de reconocimiento, de reivindicación de sus comunidades y de sus territorios”.
Si bien admite que tiene otras ideas en mente para seguir escribiendo, todavía no puede decir que sean parte de un proyecto editorial.
“Pero serán siempre desde el ámbito social. No me he atrevido a explorar en la literatura como tal, sobre todo ahora. Mis temas son lo social, desde la historia, desde la antropología, que son los temas que a mí más me llaman la atención, pero no hay que descartar nada”, sonríe el escritor.
Explicó que la primera edición la hizo como una forma de aportar algo al proceso de visibilización de los pueblos originarios.
-¿Hubo respuesta hacia ese aporte? ¿Alguna comunidad se acercó para aportar un poco más?
-“La primera edición fue muy rápida. La reivindicación Diaguita es un proceso que partió como una demanda y una lucha individual, de decir ‘yo soy diaguita y quiero ser reconocido como tal’, pasó a ser un proceso de reclamación colectiva. Ahora se están constituyendo y formando las comunidades, por tanto ahora he podido con esta nueva edición tener más ese feedback, y la verdad es que ha sido interesante conocer como las personas también se ven reconocidas y se ven reflejadas en los relatos de las personas que comparten su experiencia”.
-“¿Entonces se sembró una semilla con este libro? ¿Se abrió camino en ese proceso?
-(sonríe de nuevo) “Creo que sí, tengo esa impresión, y me lo han dicho las propias personas, y yo creo que eso es positivo. Eso también ha sido recogido como un elemento pedagógico, porque ayuda a difundir parte de nuestra historia regional, y es un trabajo que también se concentra aquí en la región de Coquimbo, y yo creí que era importante ponerlo en un buen sitial.
Adelantó que quizás no haga una tercera edición aunque advierte que el proceso que se está dando en las comunidades indígenas es muy interesante.
“Ha sido muy potente y creo que merece ser reflejado en algún trabajo, porque ha sido una pelea no fácil que han dado las comunidades. Creo que también ha sido muy potente cómo se ha transmitido la cultura ancestral, como se ha conservado por generaciones y ahora es más común ver niños y jóvenes que dicen ser indígenas sin ese peso del estigma histórico que se vivía antes en los colegios, cuando a un niño le decían indio y era objeto de discriminación, era apartarlo o ponerlo en una situación desfavorable en su contexto social, y hoy es motivo de orgullo y reivindicación. Se dice abiertamente y no se oculta, y eso para la historia reciente es muy potente”, concluye el autor.
Actualmente Luna Penna es Coordinador Académico del CFT en Ovalle y ha sido anunciado como próximo Delegado Presidencial Provincial del Limarí, aunque al momento de la entrevista, todavía la designación no se había hecho efectiva.