El inicio de las medidas sanitares impuestas en marzo de 2020 cambió por completo la rutina de los chilenos, el límite de aforo provocó cambios tanto en comercio como en el transporte, bajando considerablemente las ganancias en estos rubros.
Las empresas de buses rurales fueron uno de los principales afectados por la cuarentena y los toques de queda, quienes tuvieron que prescindir de choferes por el bajo tránsito y disminuir sus recorridos para poder sostener los gastos en los viajes. Si antes el intervalo en los recorridos desde Ovalle a Las Ramadas de Tulahuen era de media hora, en época de pandemia se duplicó el tiempo de espera, provocando un alza de mil pesos en el pasaje para cubrir los gastos de mantenimiento. “Con el tema de la pandemia ha bajado bastante el recorrido, en un principio había cuatro a cinco máquinas funcionando, ahora estamos volviendo a la normalidad”, señaló el conductor de buses Javier Rojas.
Alza en los precios
La disminución en los recorridos y el aumento en el costo de pasajes y el precio de otros productos, ha tenido como consecuencia que muchos acumulen sus trámites para realizar un solo viaje, principalmente los adultos mayores.
“Cuesta encontrar un bus los días que no son de ferias, los precios han subido en todo, médicos, locomoción, supermercado, usted no compra lo mismo de antes con cierta cantidad de plata, ahora compra la mitad”, comentó Pilar Cortés, jubilada proveniente de Flor del Valle.
Subsidios impagos
Sin embargo, e incluso con el alza de los pasajes, las empresas de buses siguen siendo afectadas por diversos factores en el rubro. “La mayoría de nuestros pasajeros son adultos mayores, y el gobierno no nos ha cancelado el monto del subsidio de los pasajes de adultos mayores, por lo que estamos trabajando a la deriva”, señaló la representante de Pullman Pulpica, Karen Oro.
Problemática que se repite desde enero de este año con los pasajes para adultos mayores y escolares, que ha tenido que mantener el funcionamiento de la empresa con hasta un 50% de pérdida en estos pasajes. “No hemos tenido respuesta de las autoridades”, replicó Oro. A esto se suma el aumento del precio internacional del combustible, que alcanzó su nivel más alto en tres años, y que ha sido un foco de preocupación por parte las empresas de buses quiénes han evitado una nueva alza para evadir una posible reacción negativa por parte de sus pasajeros.
Reacción que podría estar justificada, dado a que en ciertas zonas del valle un pasaje de ida y vuelta bordea los $ 10.000 pesos. “El flujo está mejor que hace un año. Pero el alza me ha afectado, pero hay sectores que se paga mucho, de aquí a El Maitén el pasaje te vale $ 4.500, a la gente de esa zona se les complica”, explicó el minero Lido Cortés.
Por estas cifras muchos de los recorridos siguen funcionando al 50% de su capacidad original para poder cubrir el costo de mantenimiento de cada uno de los viajes y seguir con los precios establecidos desde hace un año, y evitar un aumento en los precios sobre todo con la tendencia al alza del combustible y la prolongación en la deuda en los subsidios de transporte.