Al ingresar al Instagram de Amanda Ibarra es imposible no salir con una sonrisa y a la vez pensar en su fortaleza y vitalidad, y es que sus videos transmiten solo buena energía y buen humor con sus bailes que siguen las tendencias de TikTok, sus logros o su vida diaria en el hospital.
La alegría que irradia Amanda se transmite a través de la pantalla, como en el video que subió durante la jornada de este sábado cuando cumplió uno de sus grandes sueños, subirse al escenario de sus artistas favoritos, Juan de Dios Pantoja y Kimberly Loaisa durante su show en el Teatro Caupolicán.
Y es que el objetivo actual es ese, “disfrutar de la vida”, hacer lo que más le emociona en el mundo, rodeada del amor de su madre, ser una niña que cante y baile con la energía que la caracteriza y que aún con las quimioterapias, parte de su tratamiento para su cáncer, continúa en lo alto.
Joselyn Araya, mamá de Amanda, nos comentó que a su hija siempre le ha gustado bailar y cantar, pero que su afición se reflejó mediante videos en redes sociales cuando empezó su tratamiento contra el cáncer. “Una forma de salir de todo lo que conllevaba la hospitalización fueron los famosos TikTok, le empezó a gustar y empezó a hacer más y más videos, hasta que, por esas cosas de la vida, en una hospitalización grave subió un video bailando y empezó a recibir muchos ‘me gusta’ y eso le empezó a gustar”, recordó Araya, quien sostuvo que los mensajes le entregaron ánimos y energía para continuar con el tratamiento.
“Le llegan muchos mensajes de gente de todos los países, le hablan, se forman grupos, le dan ánimos y le hacen videollamadas personas que nosotros no conocemos y eso ha hecho que ella se llene de energía”, manifestó Araya, quien supervisa la cuenta de la niña en el Instagram @amandajosefaibarra que hasta el día de ayer contaba con 29,2 mil seguidores, puntualizando que por edad TikTok no le deja hacer una cuenta allí, así que todos los bailes que se inspiran en esa red social los sube a Instagram.
EL SUEÑO DE SER FAMOSA
“Ella siempre ha querido ser famosa, tener una casa millonaria. Le gusta esa vida que ve en las redes sociales”, explicó Joselyn Araya, por eso una de sus grandes metas es hacer realidad ese sueño de su hija, llevarla a conciertos y hacer lo posible para que pueda disfrutar.
“Yo quiero que ella cumpla su sueño de ser famosa, de hacer sus videos, de conocer a sus artistas favoritos. Quiero que ella pueda ser niña, que disfrute, que coma lo que pueda comer”, sostuvo la madre, quien ha hecho grandes esfuerzos, para que esto ocurra, prueba de ello es lograr que conociera a sus ídolos e incluso pudiera compartir escenario con ellos en el Teatro Caupolicán.
Y es que hace tres semanas les comunicaron que ya no hay tratamiento en la salud pública para Amanda, puesto que luego de una operación al pulmón, donde le habían sacado los nódulos, éstos volvieron a aparecer, "eso significa que el tratamiento no está haciendo efecto, por eso estamos haciendo todo este tema de llevarla a los conciertos, hacerla feliz en este tiempo que le queda en este mundo, pero a pesar de su condición, que no sabe, el tema de ser famosa le da ánimo y le da energía, se cantó todas las canciones. De parte de la salud pública se nos dijo que ya no hay nada más que hacer”, explicó la madre.
EL PROCESO DE SU ENFERMEDAD
A Amanda la diagnosticaron el 19 de octubre de 2020 con osteosarcoma de húmero derecho (cáncer a los huesos) y metástasis pulmonar bilateral, fue sometida a varios procedimientos, entre ellos trasplante de húmero completo con una prótesis de codo y a una Toracotomía en uno de sus pulmones . En noviembre de 2021 finalizó el tratamiento con éxito, sin embargo, un examen de rutina determinó la reaparición del cáncer en su brazo derecho por lo cual los médicos decidieron que lo mejor para postergar su vida era la amputación completa del brazo y quimioterapia, sumado a tratamiento para el cáncer pulmonar.
Todo comenzó con un examen de rutina, comentó Joselyn Araya, que es kinesióloga de profesión. “Llevé a mi hija porque tenía un dolor al hospital y me dicen que tienen una sospecha, pero que en realidad no saben lo que es, nos trasladamos a Santiago, en plena pandemia así que se complicó todo (…) un traumatólogo que yo conocía me dio el diagnóstico adelantado, porque acá en Santiago nadie sabía lo que tenía, el sistema es muy lento y era todo complicado, además Santiago era carísimo y no teníamos donde quedarnos”, relató Araya, ,quien durante un tiempo se alojó en una fundación donde tuvo una mala experiencia, por lo que decidió hacer rifas para costear los gastos de alojamiento. “Había que luchar contra la enfermedad, contra las negligencias y sobrevivir en una ciudad donde todo es rápido, la gente acá no tienen empatía, así que de regiones yo he conocido a muchas personas que pasamos por lo mismo. Mi hija tiene una enfermedad que es agresiva, entonces todo es muy rápido y eso es lo preocupante.
Yo me vine con mi hija a Santiago para hacer el tratamiento, nos dicen que es un ciclo de seis meses que se convierten en más de un año y es algo muy incierto”, indicó la madre, agregando que una de sus grandes ventajas es no tratar a su hija diferente, una de las cosas que nos ha ayudado a nosotros es que yo nunca le he tratado como enferma, siempre la he dejado de ser libre, restringiéndola lo menos posible, siempre fue libre, siempre salimos, sus comidas estaban restringidas pero no fue tan brusco, porque buscamos alternativas, yo sabía que tenía que ir al hospital para poder sanarse, pero que después del tratamiento podíamos salir y comer algo rico, los videos los hace igual con sus conexiones. Tienen mucha energía, en la condición actual que está ella debería andar con oxígeno pero no es así”.