Los cien años del récord mundial del maratonista chileno

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    Hace exactos 100 años, los deportes más populares en el país no eran ni el fútbol ni menos el tenis. A comienzos de 1900, el boxeo con Estanislao Loayza y Arturo Godoy repletaban gimnasios y protagonizaban sufridos combates, atrayendo al público de ese tiempo, mientras que el atletismo era el rey en los deportes de exterior.

    Justamente en las calles se alzó un nombre propio que marcó a Chile con sus zancadas y extenuantes carreras. Fue Juan de Dios Jorquera, quien se registra en la historia del maratonismo chileno al convertirse en récord mundial en esta distancia.

    Toda una proeza para el deporte de inicios de siglo. Y este 2018 se cumplen cien años de la gesta conseguida en Buenos Aires, logrando una nueva marca planetaria según la prensa de la época. Una historia de colección y que tuvo a Jorquera como el primer héroe de las largas distancias. Si incluso fue recibido con honores por el Gobierno y el Parlamento tras su título.

    La historia de Jorquera tomó ribetes de hazaña el 26 de mayo de 1918 en Argentina. En el circuito callejero bonaerense, el fondista nacional ganó la maratón enmarcada en la II Olimpiada Sudamericana.

    “Hizo los 42.200 metros en 2 horas 23 minutos 5 3/5 segundos, superando el récord marcado por el campeón francés Jean Boin, de 2 horas 47 minutos y 15 segundos”, detalló la edición de El Mercurio del día siguiente.

    Y, ¿de dónde salió este maratonista? Juan de Dios fue suplementero por muchos años, repartiendo el diario a los vecinos de su sector en el Barrio Franklin Matadero, lugar donde nació a finales del siglo XIX.

    “Cosa curiosa. ¿Por qué corría mi papá? Porque en esos años, las personas que vendían el diario no lo hacían en kioscos, sino eran ambulantes. Los llamaban ‘canillitas’, porque se arremangaban los pantalones y andaban con las canillas ‘peladas’. Ahí comenzó su andar en el atletismo”, cuenta su hijo Jorge Jorquera.

    “Fue hijo ilustre de la comuna de Santiago y tuvo muchos honores, muchos diplomas. Fue muy reconocido en su época y fue también reconocido en el Barrio Franklin, Matadero. Él nació y vivió toda su vida allá, al igual que yo que nací allá”, agrega Jorge.

    Pero antes de tantos honores, Juan de Dios fue el primer atleta en largas distancias en tener reconocimiento público, antes de la aparición de Manuel Plaza (medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928).

    Con la experiencia como ‘canillita’, el maratonista comenzó a correr importantes carreras dentro de Chile. En aquellos años, era popular que cientos de personas se atrevieran participar de los ultramaratones, que comprendían el trazado desde Santiago a Valparaíso. Un poco más de 100 kilómetros, los cuales Jorquera se transformó en especialista. Incluso también lo hacían a Los Andes, San Bernardo y Maipú.

    Esa fama le sirvió para afrontar el maratón de Buenos Aires como uno de los favoritos de la competencia.

    Según relata diario El Mercurio, en la largada se ubicaron 21 atletas, dentro de los cuales se registraron tres chilenos: Ernesto Lamilla, Luis Urzúa y el mencionado Jorquera, quien una vez iniciada la carrera rumbo al barrio Victoria, tomó de inmediato la punta.

    “El plan de nuestro equipo chileno era que yo debería realizar toda la carrera con el mayor esfuerzo posible, sin abandonar la punta. Mis compañeros, Lamilla y Urzúa, marcharían a su vez juntos con el grupo que encabezara la carrera para disimular el distanciamiento del puntero”, dijo Jorquera una vez terminada la competencia.

    Y esa estrategia se cumplió al pie de la letra. El líder de la prueba ingresó a la última etapa de la maratón, a la pista del estadio de Gimnasia y Esgrima, donde se instalaron la meta y las autoridades de la época.

    “Dio tres vueltas al field, llega a la meta y es sacado en andas y paseado por la pista y tribunas ante ensordecedores gritos de felicitaciones y aplausos”, detallan las crónicas de 1918.

    Jorquera anotó grandes tiempos sobre las calles de Buenos Aires. Los 8 kilómetros los completó en 26’ 53’’ y los 20k en 1 hora con 10 minutos y 46 segundos, sacando tres kilómetros a sus más cercanos perseguidores, quienes fueron precisamente sus compatriotas.

    El impacto del hito deportivo fue a tal magnitud que tuvo recepción como los grandes. La prensa argentina los tildó de ‘fieras chilenas’, mientras que el 4 de junio se organizó una bienvenida masiva en la Estación Mapocho. El acto final se vivió en el otrora Parque Cousiño (actual Parque O’Higgins), donde los atletas fueron reconocidos por la multitud.

    Y es que el primer lugar, y sobre todo el tiempo registrado, marcaron un antes y un después en el atletismo chileno. Dos años más tarde, en el campeonato sudamericano realizado en Santiago, Jorquera siguió extendiendo su mito al ganar los 5.000 metros (16’11’’) y los 10.000 (33’13’’).

    “Por lo que he leído, por lo que me han contado, recorrió varios países con el atletismo. Mi papá y otros atletas corrían una maratón tradicional de esos años que unía Santiago con Valparaíso, algo que nos e hace en la actualidad. Tuvo la suerte de correr varios países, e incluso participó de unos Juegos Olímpicos”, recuerda su hijo Jorge.

    Y claro. Jorquera representó a Chile en los Juegos Olímpicos de Amberes (Bélgica) de 1920 finalizando en el lugar 33 entre 45 atletas.

    En los años 70 se seguía hablando del récord de Jorquera, aunque cada vez con menor fuerza, ya que el trazado de la carrera en Buenos Aires fue discutido. En el libro ‘Historia del deporte chileno. Orígenes y transformaciones’ de Pilar Modiano, señala que “ganó con un tiempo de 2 horas, 23 minutos y 5 segundos que resultó récord mundial. La marca no fue homologada porque la distancia solo cubrió 40 kilómetros y 200 metros, de los 42k reglamentarios”. Y según el libro ‘Historia del deporte Chileno. Entre la ilusión y la pasión’ del periodista Edgardo Marín, el mismo Jorquera habría admitido que no se consideró porque Chile no estaba afiliado a la Federación Internacional de Atletismo en esos años.

    Sin embargo, el logro fue tal que para la época marcó precedentes. Incluso para el histórico Manuel Plaza, quien veía a Jorquera como un ‘superclase’.

    “Me siento orgulloso que mi padre le haya dado triunfos a Chile, tanto en nuestro país como en el extranjero, porque era un hombre modesto, de condición social modesta y le fue bien. Quizás no tanto en lo económico, pero fue un triunfador en el deporte, considerando la dificultad para practicar deportes en esos años”, cuenta su hijo Jorge, radicado desde 1986 en Ovalle y quien siguió el ejemplo de su padre al dedicarse en la actualidad como suplementero

    “Cuando falleció fue enterrado en el mausoleo de los deportistas en el Cementerio General. Tiene su espacio, estaba en el círculo de deportistas de esos años, compartiendo con Manuel Plaza, quien era considerado un ídolo para la época. Había una elite de deportistas en esos años, con grandes exponentes en el atletismo”.

    Jorquera falleció en agosto de 1973 y la prensa de la época describía su trayectoria como única.

    “En el hecho, Juan Jorquera fue eso, un corredor excepcional, cuyas hazañas no las hará olvidar ni el tiempo, ni la mala memoria casi tradicional de los chilenos”, detalla.

    Hoy su hijo avecindado como uno más en Ovalle quiso recordarlo, para que las futuras generaciones de deportistas conozcan el legado de su padre. Sepan también que a comienzos del siglo XX el atletismo era amo y señor en Chile, que hay cientos de buenos fondistas en nuestra tierra para aprender de ellos. Y Juan de Dios Jorquera fue uno de ellos.