La tarde del lunes se congregó un grupo significativo de fieles en el templo de la parroquia El Divino Salvador, con ocasión de hacerse partícipes de la ordenación de cuatro nuevos diáconos permanentes para la Iglesia en la Arquidiócesis de La Serena.
Se trata de dos nuevos integrantes de la parroquia anfitriona, Alfonso Enrique Berríos Castro y Tito Enrique Navea Aguirre, quienes señalaron su regocijo por el paso que acababan de dar.
“Estoy emocionado y agradecido de la comunidad arquidiocesana por esta ordenación. Han sido siete años muy hermosos, la formación ha sido muy provechosa. Hemos crecido en la fe y el espíritu, en lo que hoy representa la culminación e inicio de un nuevo camino”, señaló Navea.
Por su parte Roberto Antonio Cortés Manzano, diácono ordenado perteneciente a la parroquia San Vicente Ferrer, manifestó sentir “una emoción muy grande al saber que el Señor me ha llamado para este servicio tan bonito. Le doy las gracias a la comunidad parroquial, mi familia y a los formadores. Para mí es muy importante retribuirle a Dios todo lo que me ha entregado, me siento privilegiado de que Él se haya fijado en mí para encomendarme servir a mis hermanos”.
Carlos Alberto Hidalgo Cuello, de la parroquia La Inmaculada de la Villa Tuquí, expresó a su vez sus agradecimientos “a Dios porque se ha fijado en mí, lo único que le pido es que nunca me suelte la mano, porque yo sin Él no soy nada. Cuento con el apoyo de mi familia, ya que no es una decisión que tomé individualmente y considero que me ayudará a fortalecer el matrimonio, pues a través de Jesucristo crecemos en la fe”.
Hombres de fe
La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo René Rebolledo Salinas, quien en su homilía se dirigió a los hermanos llamados al diaconado permanente, enfatizando que “el Señor les ha concedido innumerables bienes: su vida, familia -esposa e hijos como también otros familiares- un apostolado fecundo en sus comunidades parroquiales, el llamado, el discernimiento que han realizado, la preparación durante varios años en la Escuela del Diaconado Permanente San Lorenzo, la elección que hace hoy su pastor -en nombre del Señor y de la Iglesia- al ordenarlos diáconos permanentes y enviarlos en misión”.
Además, los instó a ser hombres buenos, lo cual señaló que sería hermoso que así los reconociera la comunidad cristiana. “Que su bondad sea para con todos, especialmente con los pobres, sufrientes y necesitados. Sean bondadosos a ejemplo de nuestro Señor, como lo fueron los santos y tantos de nuestros antepasados. ¡Sean hombres de fe! Busquen al Señor en toda circunstancia. ¡Practiquen su fe! Recen y hagan rezar. Recen en familia. Es un testimonio hermoso rezar en familia. Su esposa y sus hijos no olvidarán este testimonio”.
En el camino
Presente en la ocasión, el director Arquidiocesano de la Escuela de Diáconos Permanentes San Lorenzo, Padre José Luis Flores, sostuvo que “se agregan hermanos al servicio, animación y acompañar comunidades muy especiales. El ministro que se ordena tiene que estar donde no hay aplausos, brillo, ni reconocimiento, sirviendo a través de la palabra, la caridad y la liturgia”.
Igualmente el Vicario del Limarí y párroco en El Divino Salvador y en La Inmaculada, Padre Gerardo Soto, anheló que esto signifique “un signo de la vitalidad de nuestra Arquidiócesis. Ojalá que sirva de ejemplo para otros hermanos que animen a este servicio y que propicien el crecimiento de la Iglesia. Debemos seguir anunciando a Cristo y su evangelio, suscitando comunidades donde se viva, profundice y celebre la fe”.