La vida de Rodrigo Araya se desarrolla actualmente en Estados Unidos, precisamente en Berkeley, California, donde trabaja en una de las empresas de tecnología más importantes hoy en día, Facebook. Desde ese lugar echa raíces en un viaje que comenzó desde el 2002.
Pero antes, su vida transcurrió en la población Villalón, mientras estudiaba en el colegio San Viator, pero fue una vez terminado sus estudios secundarios cuando decidió armarse de maletas para emigrar a Santiago.
“Conocí a mi señora en el año 2004, es norteamericana y ambos vivimos en Berkeley. Estudié en Santiago y luego en el 2006 nos fuimos a vivir y terminar de estudiar en Buenos Aires”, cuenta.
Tanto en Santiago como en Argentina evidenció un ‘shock cultural’, debido a las diferencias entre las ciudades.
“El primer cambio cultural fue salir de Ovalle a Santiago. Fue un cambio grande, donde estuve casi cuatro años. Y en Buenos Aires es una cultura distinta, más abierta, más cosmopolita y eso se evidenció en la universidad con estudiantes de Guatemala, Ecuador, Costa Rica, Panamá, Colombia y otros”
Producto de la coyuntura económica que vivía Argentina en aquellos años, decidieron un cambio grande: emigrar a Estados Unidos a finales del 2012.
“En Argentina el cambio fue más sencillo, ya que era mi lengua y ese cambio no fue fuerte, pero en Estados Unidos fue distinto. Llegamos a la cuna de la innovación, donde en cada esquina te puedes encontrar con personas con altos estudios académicos. Además, es una ciudad muy competitiva”, relata.
Rodrigo y su familia viven en Berkeley, Estado de California, donde se encuentra la Universidad de Berkeley, siendo la casa de estudios estatal más importante del mundo en la actualidad.
“Aquí sale mucho talento, por lo que si no te estás formando académicamente, se hace todo más difícil para desarrollarte laboralmente”.
EN FACEBOOK
Luego de trabajar en algunas compañías tecnológicas, llegó al gigante Facebook, donde realiza validación de datos (data validation), “donde hacemos experimentos y sacamos decisiones de éstos”. Si bien no ha tenido una conversación con el dueño de la compañía, Mark Zuckerberg, lo ha visto por los pasillos de Facebook.
“Sigue ocupado, deben supervisar la plataforma, ya que hay muchas cuentas falsas que intervienen en las elecciones. Hubo una crisis, pero más para los mandos altos, los ejecutivos. Pero nosotros, los que trabajamos día a día no influyó mucho. Pero acá no ocurre nada, la gente es respetuosa”, dice tras el escándalo de privacidad que sufrió la compañía hace algunos meses.
Para Rodrigo se hace más difícil (en el corto o mediano plazo) un regreso a la tierra que lo vio nacer, sobre todo porque lleva lejos casi 16 años.
“Siempre están las ganas. Tengo dos hijos pequeños. Siempre existe la duda, siempre está esa pregunta de querer volver, pero después piensas en que las garantías que tienes no están en Chile, como en seguridad, cultural y educacionalmente. Todos esos aspectos los pones en la balanza que se inclina en Estados Unidos”.
En Norteamérica, Rodrigo continuará su vida, aquella lejana de los valles de Limarí, pero cercana a la innovación. Desde Ovalle hasta Sillicon Valley, en la cuna misma de la tecnología.