Aunque se presagiaba que el regreso a clases presenciales sería complicado, éste resultó más difícil y agresivo de lo que las autoridades esperaban, con episodios de violencia protagonizados por estudiantes dentro y fuera de diversas instituciones educativas a nivel nacional.
Si bien los protocolos de contención emocional siempre existieron, estos en los actuales momentos cobran mayor relevancia ante la situación que reportan algunos colegios y liceos de la comuna.
Para la Coordinadora Comunal de Convivencia Escolar del Departamento de Educación Municipal, Camila Muñoz, el apoyo emocional a los jóvenes y sus familias es fundamental para un efectivo y tranquilo regreso a clases.
¿Cuál es el trabajo que se tiene que hacer y qué se está haciendo ahora?
-“A nivel familiar es muy importante que entendamos que atravesamos una pandemia de dos años, en la que han pasado muchas cosas y hay muchos elementos. Por ejemplo hemos vivido en incertidumbre, hemos estado aislados socialmente. Seguramente han surgido problemáticas psicosociales en los hogares, y nuestros estudiantes quizás también estén viviendo etapas de duelo producto de la situación de la pandemia, entonces las familias deben primero fortalecer la confianza con los niños y jóvenes, y sobre todo fortalecer los canales de comunicación que hay entre ellos”.
Señaló Muñoz que es muy importante preguntar a los jóvenes cómo están y cómo se sienten, sin minimizar los estados de ánimos que a veces el adulto puede observar a simple vista.
“Por otra parte, cuando estamos observando ciertas situaciones, pueden surgir ciertas alertas que obligarán a pedir ayuda. Contando entonces con las redes de apoyo que son el sistema educativo, el colegio, el liceo; Y por otra parte también, tener como red de apoyo a la Red de Salud, a la que hay que acudir cuando existen situaciones de salud mental, que estén afectando a nuestros jóvenes”.
Indicó que siempre se puede consultar con la red de salud para hacer las derivaciones que correspondan, ya que en muchas ocasiones hay situaciones que las familias no pueden o no saben manejar.
“Cuando estamos viendo que hay situaciones de alerta que la familia ya no puede manejar, o que los padres se sienten sobrepasados, entonces se puede contar con las dos redes de apoyo, tanto en la parte educativa como en la de salud. Allí pueden orientar sobre cuáles redes de apoyo están disponibles, dando tips para enfrentar las situaciones con los jóvenes, porque hay profesionales que pueden ayudar a trabajar situaciones que son mucho más profundas y complejas”.
-¿Pero qué pasa cuando la familia no está tan involucrada con el desarrollo emocional del niño o del joven?
-“Todos los establecimientos educacionales cuentan con una dupla psicosocial, y contamos con una serie de dispositivos psicosociales al servicio del establecimiento para trabajar promocionalmente y preventivamente este tipo de situaciones. A través de talleres, con modalidad formativa y participativa por una parte donde puedan ir visualizando algunos elementos, y cuando se están visualizando algunos factores de riesgo, se pueden organizar visitas domiciliarias, escuelas para padres o atenciones más individualizadas con los apoderados para poder orientarlos en este camino”.
Agregó la psicóloga que estas duplas psicosociales tienen protocolos de actuación, para hacer otro tipo de derivaciones hacia otras instituciones más especializadas, como la Oficina de Protección de Derechos o el Tribunal de Familia.
“Eso precisamente se hace cuando detectamos que las situaciones que se están viendo en casa, por ejemplo, están vulnerando los derechos de los niños”.
Juventud
Con respecto a los cambios y la dificultad que se puede presentar en la etapa juvenil para contener emocionalmente a los estudiantes, Muñoz destacó que la juventud y la adolescencia es una etapa muy especial en el ciclo vital.
“Principalmente porque en esa etapa tratamos de diferenciarnos de nuestras familias, y por eso también hay un cierto distanciamiento de los jóvenes y los adolescentes hacia las figuras paternas por ejemplo, ya sean marentales o parentales. Hay un afán por diferenciarse del resto, por el grupaje con sus pares, entonces es una etapa del ciclo vital muy especial que va marcando la diferencia sobre todo en la configuración de la identidad del joven que va a ser adulto”.
Reiteró que allí radica la importancia de la familia, que al verse sobrepasada pueda pedir ayuda a las redes dispuestas.
Señaló que aunque el estudiante sea mayor de edad, la red de apoyo estará disponible para su atención. De hecho también los establecimientos de la rede Cesfam o Cecosf están abiertos a recibir los casos de los estudiantes de su entorno cercano.
Protocolos iniciales
Consultada acerca de la efectividad de los resultados de los planes estipulados para el regreso a clases presenciales, Muñoz, reconoció que si bien hubo situaciones que escaparon de las manos al sistema educativo, también contaban con los mecanismos de contención.
“Desde el inicio de la pandemia se establecieron los protocolos sanitarios, sociales, y emocionales. Había lineamientos de cómo trabajar el área socioemocional con la comunidad educativa. Eso fue la línea, el foco de trabajo durante los dos años de pandemia fue todo este trabajo a través de talleres promocionales y preventivos, y la contención socioemocional que se hizo durante todo este período de tiempo. Lo mismo aparece como lineamiento para este año, trabajar fuertemente en toda la línea emocional. Ahora claro, no toma por sorpresa que este tipo de situaciones puedan ocurrir, después de un confinamiento de dos años, si hay situaciones que a veces se le escapan de las manos al sistema educativo, pero también hay mecanismos para poder enfrentarlos, con los protocolos de actuación y el recurso humano que puede trabajar en la formación de los jóvenes en la línea socioemocional. Hay caminos que podemos establecer para poder abordar este tipo de situaciones”, puntualizó la profesional.