La noche del martes, los vecinos del sector Nueva Aurora de Ovalle, no aguantaron más. Desde hace algún tiempo los robos y la violencia en el otrora tranquilo pueblo son pan de cada día, y todo esto, debido a una sola persona. Se trata de un sujeto de 22 años, conocido por los residentes quienes pese a tenerlo plenamente identificado no podían hacer nada, ya que si bien realizan las denuncias, según dicen, el individuo no es capturado.
Sábado por la noche, la gota que rebalsó el vaso
Fue la madrugada del sábado, cuando se gestó lo que tendría su clímax el martes. A eso de las 05:00 am, el individuo ingresó a robar a la casa de una vecina mientras ella no se encontraba en el inmueble. Pese a que el delito no se concretó, debido al rápido actuar de los demás habitantes del sector, quienes dieron aviso a Carabineros, de igual forma, la afectada tomó cartas en el asunto y decidió “funar” al individuo a través de las redes sociales, publicando su nombre y llamando a cuidarse de él.
Pero lejos de amedrentarse, el sujeto tomó venganza. Esa misma noche, retornó al inmueble de su víctima y sin ningún tipo de pudor comenzó a tirarle piedras a la casa, rompiendo vidrios y “provocando un escándalo”. Volvieron a llamar a la fuerza pública y los propios vecinos salieron a buscar a esta persona que los tenía cansados, pero no hubo caso. Sencillamente no pudieron encontrarlo. “Los buscamos por cielo mar y tierra todos, pero como conoce bien todo el lugar, se arrancó de nosotros y de las dos patrullas de Carabineros que estaban tratando de encontrarlo”, relata a diario El Día, María José Villalobos, otra vecina del lugar.
Nada se supo del individuo, hasta el día martes, cuando volvió a sus andanzas delictuales. Fue al domicilio de la propia María José, donde hizo ingreso, sin embargo, no pudo robar nada. Claro, esta vez los vecinos estaban más preparados y en cuanto lo vieron salieron en su persecución hasta que pudieron capturarlo a la altura del sector de Potrerillos.
Supuestas agresiones
La rabia de los vecinos pudo más que su cordura. Según se constató más tarde en el control de detención, el antisocial, tras ser detenido por la comunidad, recibió una serie de golpes atribuibles a terceras personas, por lo que ahora estaría en su pleno derecho de interponer una denuncia contra quienes lo dejaron lesionado. Además, el tribunal de Ovalle determinó que se realizara una investigación para esclarecer los hechos previos a esta detención ciudadana. Es decir, de un momento a otro el sujeto pasó de victimario a víctima. De hecho, pese a que a la audiencia posterior asistieron los propios vecinos para exigir que se le dejase en prisión preventiva, aquello fue desestimado y el individuo permanecerá en libertad mientras duren las indagatorias, sólo con la prohibición de acercarse a sus víctimas.
Para María José Villalobos, la medida del tribunal es irrisoria, ya que tanto ella, quien además es prima del imputado, como el resto de la comunidad, sienten temor de lo que pueda llegar a pasar ahora. “Antes este sector era tranquilo, los niños podían salir a jugar a la calle, pero ahora no, y con esta persona en libertad, mucho menos. Seguramente va a volver, y ahí nosotros como vecinos vamos a tener que reaccionar”, sostiene.
En el límite de lo legal.
Los vecinos del sector de Nueva Aurora justifican la detención. “Nosotros tenemos que tener alguna forma de defendernos”, sostienen.
Y claro, sienten que la mayoría de las veces la autoridad “no hace lo suficiente”. Sin embargo, parecen no tomarle el peso a que por más que efectúen las detenciones tratando de “hacer justicia”, el límite entre lo legal y lo ilegal es demasiado fino. De hecho, quienes realizaron la detención ciudadana en Ovalle podrían ser imputados por el delito de lesiones y ser condenados con las penas respectivas.
El abogado Carlos Galleguillos, del estudio jurídico Galleguillos Abogados, es enfático en señalar que el ordenamiento jurídico chileno, a través del Código Procesal Penal establece en su artículo 129 la posibilidad de que se realicen este tipo de detenciones en caso de flagrancia. Esta disposición implica que cualquier ciudadano, al sorprender a otro cometiendo un delito, puede retenerlo, haciendo entrega inmediata a la policía. “El único objetivo de esta figura legal es que el individuo que comete la acción ilícita sea entregado al ente pertinente”, aclara el profesional.
Galleguillos agrega que en ningún caso es aceptable la violencia, ya que puede ser penada. “Nadie puede usar la fuerza desproporcionada al momento de detener, ni siquiera Carabineros de Chile, ni mucho menos caer en la agresión. La tortura u otro tipo de vejamen no están contempladas, sino penadas por nuestro ordenamiento jurídico”, asevera.
Los delitos más comunes en los que se incurre cuando se efectúa una detención ciudadana, son los de lesiones, que van desde leves hasta graves. “Por eso el llamado a las personas es que si van a ejecutar una detención, sean sumamente cuidadosas, que sólo retengan al antisocial, para que ellos mismos no tengan problemas más tarde”, concluye el abogado.
Sensación de falta de justicia
La Defensora Regional, Inés Rojas, también hace hincapié en el derecho ciudadano de efectuar una detención, pero sólo bajo los límites que establece la ley, es decir “sólo como una forma de retención. Es decir, mantener a la persona a resguardo a la espera de que llegue la policía, que son los únicos que pueden hacer una detención propiamente tal”, asevera la jefa de la defensoría.
De igual forma, explica que lo que se busca con las detenciones ciudadanas es evitar la huida del delincuente, no castigarlo en el acto. Pero admite que muchas veces las personas se sienten con cierta impunidad y rabia en el momento, lo que los lleva a actuar de manera desmedida. “El análisis que nosotros hacemos es que las personas están más empoderadas en el ámbito del delito y tienen una percepción de que a los delincuentes no se les da el castigo que ellos creen que se les debería dar, por ello toman acciones propias, lo que es bastante peligroso, porque después deben hacerse responsables de las lesiones que presente la persona que ha sido retenida”, precisó.
Crisis de la institucionalidad
El sociólogo del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte, Manuel Escobar, ve con preocupación, no el aumento de las detenciones ciudadanas, pero sí el incremento de la violencia ejercida en éstas, sobre todo durante los últimos cuatro años. Para Escobar, uno de los factores que influye en este comportamiento, tiene que ver con la percepción del aumento de la delincuencia “que puede ser real o ficticio y la sensación de inseguridad o desprotección por parte del Estado que ha generado la sensación social que legitima que las personas puedan ejecutar acciones violentas contra los supuestos delincuentes”, explica el profesional.
Y esto estaría relacionado con un fenómeno mayor, según Escobar, que tiene que ver con la crisis de las instituciones llamadas a resguardar el orden. “Cuando tú tienes una sociedad donde entra en crisis la capacidad que tiene el Estado de ejercer, racional, legítima y eficazmente esa violencia controlada para defenderlos, las personas se sienten legitimadas de poder accionar violentamente”, asevera.
Limitarse a la ley
Desde Carabineros el mayor Francisco Aravena, subprefecto administrativo de la Prefectura de Coquimbo, también ve los peligros en los que se puede incurrir al participar en una detención ciudadana, por lo mismo, hace el llamado a que esta facultad legal que tienen todas las personas, se realice de manera responsable. “Hemos visto muchos casos en que las personas que son sorprendidas en flagrancia cometiendo delitos, llegan a transformarse en víctimas debido a que no se da cumplimiento a la figura, sino que se cae en excesos, como los golpes. Entonces el acto lícito de la detención se transforma en un acto ilegal y arbitrario”, precisó el policía.
Aravena entiende que la gente puede tener una sensación de inseguridad que la supera, y debido a esto descargar su rabia cuando se ve enfrentada a estas situaciones, pero esta no es la idea, ya que se va generando una escalada de violencia. “Es importante que la gente entienda que esta figura legal es para ayudar en la seguridad, no para desquitarse, porque si es así, lo que hacemos es caer en el juego de ellos (los antisociales). En cualquier caso, nosotros no podemos avalar la violencia hacia una persona, por más que sea un delincuente, porque ellos también tienen sus derechos”, especificó el mayor, agregando que siempre, “hay que limitarse a lo que dice la ley”.