“Dios me dio una segunda oportunidad después del coronavirus”

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    Hace exactamente un año, el martes 24 de marzo de 2020, la intendenta de ese momento Lucía Pinto confirmaba oficialmente la noticia que la noche anterior y como pólvora se había regado en Ovalle: “tenemos dos nuevos casos de covid confirmados desde la tarde de ayer, uno es de una mujer de 53 años de Ovalle, quien estuvo en contacto con viajeros que venían desde España”.

    Se trataba de Ana María Ávalos, residente de la Población Mirador, a quien se le habían practicado las pruebas PCR con resultados positivos para SarsCovid-19. Su cuadro previo de asma sentó las bases para que la enfermedad le entregara un boleto directo a la Unidad de Cuidados Intensivos del recién inaugurado Hospital de Ovalle.

    Allí luchó contra la enfermedad y la logró vencer. El 14 de abril siguiente se anunciaba su recuperación, y aunque tendría que permanecer un par de días más entre el hospital y una residencia sanitaria, ya podía cantar victoria frente al coronavirus.

    Ahora, doce meses después del primer anuncio, Ávalos mantiene una sonrisa y un buen ánimo que contagian a todos quienes pueden hablar con ella, posee unas ganas de vivir y una determinación que la han convertido en una vencedora de las adversidades.

    Buen ánimo

    En entrevista exclusiva con El Ovallino, Ana María Ávalos responde con una sonrisa en sus labios como si su hospitalización por más de dos semanas fuera solo un paso para poder disfrutar más de su vida.

    “Dios me dio una segunda oportunidad de vida después del covid. Si Él quiere llevarme ahora tengo las cosas bien arregladitas, pero estoy agradecida todos los días porque ya pasé lo más difícil”, cuenta Ávalos con una sonrisa en los labios.

    Sabe que su buen estado de ánimo es un caparazón contra el que no puede ninguna enfermedad.

    “Mi gente, mis clientes, mis vecinos, todos me dan ánimos. A pesar de algunas cosas que se dijeron cuando enfermé. Al principio fue un estigma ser la primera en tener covid. Después cuando desperté y revisé las redes sociales fue difícil. Así no que no quedó otra que salir adelante porque había gente que me necesitaba. Yo no guardo rencor porque eso solo me afectaría a mí. Y esa es mi terapia personal”, destaca la comerciante ovallina.

    Secuelas

    Ávalos confiesa que el Covid le ha pasado factura. Ahora sufre de dolores musculares que antes no tenía, todavía le cuesta respirar y sabe que no está al 100% de sus capacidades físicas.

    “Me cuesta un poco respirar, tengo que subir las escaleras lentamente. Yo que era muy activa, ahora no estoy como antes. Todos los días me doy ánimo pero hay días en los que estoy más cansada”, confiesa quien fuera la primera paciente recuperada del covid en la ciudad.

    José Manuel Barraza, su esposo, dejó sus labores como conductor de colectivo en la línea 69 para dedicarse al almacén de Ana María. Ahora lo atienden entre los dos y lo han logrado levantar luego que no pudieran abrirlo por varios meses.

    “Nosotros volvimos a abrir el negocio el 1 de mayo. Antes no podíamos. Habíamos perdido mucha mercancía y tuvimos que comenzar de nuevo y endeudarnos de nuevo. Pero ya estamos levantando otra vez el almacén”. Recordó que cuando comenzó a sentirse mal, cerca del 20 de marzo del año pasado, decidieron cerrar el almacén para evitar contacto con la gente, sin saber todavía el resultado del test.

    Agradecimiento infinito

    Ana María no tiene límites para agradecer el apoyo de la gente y los buenos deseos recibidos por parte de amigos, vecinos y familiares. “El apoyo de la gente ha sido maravilloso. En el hospital el personal se portó muy bien. No tengo palabras para agradecer el cuidado que tuvieron conmigo”.

    Con respecto al sistema de salud tiene sus reservas. “Luego que me dieron de alta no pasó nada. No me volvieron a llamar, a chequear, no me han hecho más análisis. Los que me he hecho han sido por mi cuenta. Apenas me llamaron luego para decirme que tendría una hora con un nutricionista, y es lo que menos necesito”, señaló.

    Ahora ha extremado las medidas de cuidado sanitario para toda la familia, mientras con una sonrisa atiende a una persona cada vez, por el aforo, en su negocio familiar.