Equipo de Cuidados Paliativos entrega calidad de vida a pacientes con enfermedades terminales

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    Vivir con una patología en un estado terminal es un camino duro de seguir, sobre todo por el dolor físico y emocional que conlleva, es por ello que el policlínico del dolor y cuidados paliativos del Hospital de Ovalle se especializa en acompañar a los pacientes que inician este proceso para manejar clínicamente el dolor que pueda causar una enfermedad, para así tener una calidad de vida más digna durante el tiempo en que la persona estará junto a su familia en su última etapa de la vida. 

     Según explica el médico paliativista del Hospital de Ovalle, Dr. Jesús Romano, “los cuidados paliativos nacieron para el manejo de pacientes con cáncer, ya que por el avance de su enfermedad sufrían distintos síntomas, principalmente mucho dolor”.

    El dolor es uno de los problemas principales de los pacientes con cáncer y otras patologías en etapa terminal y junto a ello, el especialista explica que los pacientes viven esa “angustia y ese dolor junto a su familia, principalmente en su domicilio”. Es así que el doctor junto a un grupo multidisciplinario de funcionarios se encarga de administrar medicamentos y cuidados que permitan a la persona vivir de manera digna hasta partir.

    El Dr. Romano, afirma que el objetivo de su equipo de funcionarios es “darles una mano a las familias, contenerlas cuando tienen esta necesidad y darles a estos pacientes que ya están en su etapa de fin de vida, una calidad de vida y de muerte que se ajuste a lo que merece cualquier ser humano en estos momentos”.

    Ayuda integral

    El policlínico del dolor y cuidados paliativos del Hospital de Ovalle trabaja con un enfoque biopsicosocial a la hora de aplicar tratamientos, ya que según explica el especialista, “el paciente cuando tiene dolor, no sólo siente eso, sino que también siente depresión, angustia, tiene problemas de alimentación o de sueño, tiene alteraciones en la movilidad, entonces mientras más multidisciplinario es el equipo, mejor es el manejo del paciente, porque cuando uno puede enfrentar esta situación desde distintos puntos, la persona recibe una mejor calidad de atención y eso se evidencia porque efectivamente mejora”.

     El recinto de salud también brinda apoyo psicooncológico a los pacientes y su familia, el cual busca acompañar tanto a la persona que vive con una enfermedad terminal, como también a la familia que tendrá que ver partir a un ser querido. La terapia psicológica durante el proceso de dolor y duelo es fundamental, según afirman los especialistas, dado que vivir una situación como esta conlleva a episodios de estrés y de mucha angustia.

    Más allá del final

    Jocelyn Araya tuvo que llevar a su hija al Policlínico del Dolor y Cuidados Paliativos de Ovalle después de que los médicos del Hospital Calvo Mackenna de Santiago definieran que el cáncer que la afectaba ya estaba en una etapa terminal. Todo esto pasó en plena pandemia, cuando la atención a pacientes oncológicos se complejizó, debido a las restricciones de aforo y de otras medidas adoptadas para prevenir los contagios del virus, por lo tanto, fue un proceso muy difícil.

    Amanda, su hija, ya no está junto a ella desde hace tres meses y según explica Jocelyn, todo el proceso que esto trajo “es doloroso”. Sin embargo, explica que, a pesar de eso, el acompañamiento de los cuidados paliativos y la empatía de los funcionarios del Hospital de Ovalle fueron fundamentales, puesto que “en la etapa final uno se desespera, porque no sabes qué hacer en la casa”.

    Jocelyn afirma que “a los niños con esta enfermedad se les quita la infancia”, entonces ella esperó en todo momento empatía por su caso, porque “los niños merecen otro trato y mi hija acá la trataron bien, fueron empáticos con ella”. En esa misma línea, la resiliente joven afirma que “hubo mucha voluntad por parte de los funcionarios”.

    El policlínico del hospital de Ovalle acompañó a Jocelyn en todo su proceso de duelo, es así que actualmente mantiene sesiones psicológicas en el hospital, con el fin de acompañarla e ir avanzando en un proceso tan doloso que incluso sigue más allá de cuando termina una vida.