Con tres décadas de trabajo en Ovalle, el abogado Eugenio Jiménez Larraín, se convirtió en un referente del trabajo de las notarías en la ciudad. El jurista falleció la mañana de este jueves por complicaciones de salud, dejando una extensa trayectoria de más de tres décadas de labores en la comuna.
Nacido en Concepción, Titulado de abogado en 1969 en la Universidad de Concepción, ejerció su carrera en Derecho en Salamanca donde luego trabajó como notario. Con los años decidió trasladarse a Ovalle, donde llegó en 1991 para hacerse cargo de la notaría que a la postre sería la Primera Notaría de Ovalle.
Su primera oficina estuvo ubicada en calle Victoria y luego de dos mudanzas culminó al final de la Galería Corral, frente a la Plaza de Armas, desde donde despachaba el trabajo propio de su labor.
“Apenas inició la pandemia y por su edad, don Eugenio se tuvo que quedar en su casa, en Coquimbo, pero siempre trabajando a la distancia y despachando desde allá”, explicó Carolina Adaos, notario suplente quien ha trabajado durante los últimos 19 años con don Eugenio.
Reconocido
De los 30 años que tiene abierta la notaria, Andrea Guerrero, lleva 27 trabajando con Jiménez. “Don Eugenio siempre fue muy dado a ayudar a las personas, a los adultos mayores sobre todo. Cuando venía la gente del campo él nos decía que no le cobráramos, era como su marca, la gente decía que esta era la notaría del pueblo”, explica Guerrero.
Casado con doña María Angélica Alcayaga del Canto, con quien tuvo tres hijos, Carolina, Macarena y Eugenio, don Eugenio nunca descuidó sus labores al frente de la oficina, ni su rol familia.
Sus exequias serán llevadas en lo íntimo de su círculo familiar en Coquimbo.