Tristeza, dolor, impotencia. Sienten que todavía no se ha encendido una luz al final del túnel. Aun así, indican que seguirán caminando en la dirección que les lleve a conseguir una justicia que, desde su punto de vista, se les está escondiendo.
Familiares biológicos de Marco, pequeño de siete años fallecido hace una semana en Punitaqui, viajaron desde Llay Llay hasta Ovalle para explicar ante El Ovallino las situaciones ocurridas hace cuatro años en la Provincia de San Felipe y que habrían derivado en la separación de la madre de sus dos hijos menores.
Claudia Briones Cárdenas, madre biológica de Marco Antonio, reconoció que no ha sido un proceso fácil de asimilar, para ninguno en la familia.
“De la muerte de Marco nos enteramos el sábado, por redes sociales, una tía del ‘Hogar Mi Familia’, de Viña del Mar, en el que estaba Marco lo publicó y vimos la foto y lo reconocimos. Nos dimos cuenta que era él y fue muy fuerte, porque él no merecía morir así”, señaló.
Una de las situaciones que les causó extrañeza por la noticia sería el hecho del cambio de apellido, y que por eso no habían podido seguirle la pista ni conseguirlo en los archivos. Aseguró que sus apellidos de nacimiento serían Cifuentes Briones.
Proceso extraño
Relató Briones que ni ella ni sus familiares directos habría sido llamado a participar en proceso de adopción alguno, y que por ello consideran que todas las diligencias que se hicieron para separarla de sus hijos estarían viciadas o no se ajustarían a las normativas legales.
“En el año 2016 nos llegó una demanda de tribunales por mis dos hijos, y en enero de 2017 nos hacen una audiencia y nos dicen que me tengo que ir a un hogar de rehabilitación por problemas con las drogas, pero me dieron a escoger entre si los niños se va a un internado solos o se van internados conmigo. Yo escogí la opción de que los niños se fueran conmigo y quedaran bajo mi cuidado, para poder mostrar mi parental de madre, cómo estoy yo con los niños. Me fui a un hogar en Quillota, llamada Tiempos Nuevos. En ese momento yo tenía un problema de adicción a las drogas pero ya lo superé. Me interné el 26 de febrero de 2017 con mis hijos que tenían 3 y 1 año. En mayo o junio el menor cayó enfermo y estuvo hospitalizado por bronquitis, yo estuve todo el tiempo pendiente de él, estuve en el hospital y demostré que yo era apta como mamá”, explicó Briones.
Recordó que al salir del hospital la buscaron funcionarios de Carabineros con un documento en el que explicaban que ya los niños no eran aptos para estar en el recinto de rehabilitación, pues superaban la edad permitida, trasladándolos inmediatamente a un hogar en Viña del Mar.
La asistente y la psicóloga le señalaron que podría mantener las visitas con los niños y que recibiría apoyo profesional en todo momento.
“Cuando salí de rehabilitación fui a casa de mi mamá y me dijo que íbamos a luchar por recuperar a los niños. Hasta julio de 2018 ellos todavía estaban en el Hogar Mi Familia, en el sector Santa Inés de Viña del Mar, nosotros los visitábamos regularmente. Íbamos a las visitas y teníamos que firmar un libro en la entrada, ahí anotábamos la entrada y la salida. El 28 de julio fui al Hogar y no me dejaron entrar, me dicen que los niños estaban enfermos y solamente los pude ver por la ventana. Y de un día para otro voy y el centro estaba cerrado, no contestaban las llamadas y lo cerraron. No había nadie y me dijeron que lo cerraron por problemas de espacio. Traté de localizar a mis hijos con su RUT y ya no aparecían en el sistema. Los únicos que tenían información de que los niños habían estado conmigo fueron el Cesfam de Quillota, el Cesfam de Llay Llay, el de Santiago, pero ya no aparecían por su Rut ni sus apellidos. Traté de ubicarlos y nunca pudimos dar con ellos. Hasta ahora que nos esteramos de la situación de Punitaqui. A mí nunca me notificaron de nada, ni siquiera me llegó un papel que decía que mis hijos iban a ser adoptados, ni para sacarme una firma, ni nada. Porque si me hubiese llegado un papel, yo no lo hubiese firmado porque yo soy madre, y tengo derecho a luchar por mis hijos”.
Familia invisible
Señaló Claudia que antes de entrar a las terapias de rehabilitación consideraron la idea de que la familia cercana pudiera hacerse cargo de los pequeños, pero al tener la posibilidad de que ella misma pudiera cuidarlos en el sitio, no lo estimaron necesario.
“Luego que cerraron el Hogar fuimos a Valparaíso, a Calera, a Quillota, y los niños no aparecían por ninguna parte”.
Guillermina Cárdenas, la abuela, recuerda que una asistente social de San Felipe le visitó en una oportunidad y evaluó las opciones para que se pudiera hacer cargo de los niños. “Pero ella me dijo que ni por mi edad ni por las condiciones de mi casa estaba apta para recibir a los niños. Nunca evaluaron al resto de la familia para ver si estaban aptos”.
En tanto Luis Briones, hermano de Claudia, siente que el proceso no ocupó los canales normales, ya que han conocido que un proceso como ese puede tardar un par de años.
“Creemos que hay una irregularidad, porque en menos de un año ya había terminado el proceso. Y no sabemos quién dio la autorización para que eso se hiciera. ¿Por qué los asistentes sociales no evaluaron bien a la familia, a todas las personas cercanas? A nosotros nunca nos evaluaron”, recuerda Briones.
“Queremos hacer justicia por Marquito y recuperar a mi hijo menor, eso es lo que queremos”, puntualizó Claudia.
Papel del Sename
Desde el Servicio Nacional del Menor, Sename, explicaron que los Juicios de Susceptibilidad de Adopción los realizan exclusivamente los Tribunales de Familia, en los que el magistrado puede pedir múltiples informes y peritajes a distintas instituciones para tomar su decisión, y no exclusivamente al Sename.
Destacaron que en el juicio de susceptibilidad hay un abogado que representa los intereses del niño, denominado “curador ad litem”, que no necesariamente es del Sename, mientras que los familiares son representados por sus propios abogados.
Aclararon que de acuerdo a la Ley de Adopción vigente N°19.620, en los artículos 28, 39 y 40, se especifica que no se pueden dar detalles ni revelar antecedentes relacionados con un proceso de adopción, prohibición que también incluye a los medios de comunicación.
Con respecto al seguimiento que debe hacerse a todos los procesos adoptivos explicaron desde el Servicio que sí que es función de Sename realizarlos de manera coordinada con las familias.
Situación legal
Consultado por El Ovallino, el abogado y docente Carlos Miranda, explicó que cuando ya ha operado el mecanismo judicial en relación a un proceso de adopción, toda relación con la filiación original desaparece, y desde ese momento la filiación determinada por la ley es la que se ha fijado a través de un tribunal.
“La familia tiene que solicitar de inmediato una audiencia con el Consejero Técnico de un tribunal de su jurisdicción. Y allí deben enterarse de qué pasó, de qué forma habría ocurrido el proceso de adopción. La mamá debería utilizar su cédula de Identidad o la de sus hijos, para poder tener acceso al Poder Judicial, porque ni siquiera los abogados externos podemos ver esos casos, porque son causas que están protegidas, y pueden entrar sólo si han sido parte del proceso”, advirtió el jurista.
Señaló que una vez que cuenten con la asesoría desde el interior de sistema judicial, podrían intentar algún recurso jurídico, pero que en la mayoría de los casos son muy complejos por todo lo que involucran.