Es 29 de enero del año 2010 y Daniel Zepeda (36) era condenado a 20 años de cárcel, el motivo, un año antes había asesinado a su ex pareja Lidia Michea (37), todo esto frente a su hijo pequeño de tan sólo cuatro años.
Los hechos ocurrieron a las 0:00 hrs. de acuerdo a los peritajes realizados en el lugar, se cree que una llamada habría detonado la ira del agresor, quien motivado por los celos atacó a su ex pareja con la que había terminado su relación hacía un periodo de dos meses, propinándole 4 estocadas fatales, posteriormente a las 2:00 de la madrugada el responsable del crimen se entregó voluntariamente en carabineros acompañado de su pequeño hijo, diciendo “yo maté a mi mujer”.
Todo esto habría ocurrido un 9 de enero del año 2009 y se registró como el segundo femicidio a nivel nacional de ese año, como se mencionaba anteriormente y un día como hoy, el imputado era condenado a una pena que si bien, era la sanción para este delito, deja aun así la interrogante del por qué este hombre habría decidido cometer tal acto, lo que nos lleva al tema de fondo,¿qué es el femicidio? Y ¿por qué se produce? Dos interrogantes que desarrollaremos a continuación.
En Chile la entidad encargada de velar por el bienestar de las mujeres y relacionada a materias de género es el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, ex servicio nacional de la mujer y equidad de género (SERNAMEG) y antes llamado solamente servicio nacional de la mujer (SERNAM), ¿por qué nombrar todos los acrónimos de esta entidad? bueno, porque está claro que actualmente existe una evolución en las materias que respectan a este tema, desde que solamente se consideraba una institución de apoyo, hasta conformarse actualmente como un ministerio, lo que refleja la importancia del problema asociado a las desigualdades de género y ala violencia que prima mayormente en los distintos niveles de agresión.
EL FEMICIDIO
Cuando hablamos sobre este tema debemos partir de la definición del concepto por lo cual en su sitio el ministerio de la mujer establece la respuesta a esta primera interrogante, que nos ayudará a conocer y entender a qué se refiere.
“Según la legislación chilena (ley 20.480), un femicidio es el asesinato de una mujer realizado por quien es o ha sido su esposo o conviviente. Este delito es la forma más extrema de violencia contra las mujeres y es una muestra de que en nuestras sociedades todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar la libertad y la vida de las mujeres. Las penas para quienes cometen femicidio en Chile van desde los quince años y un día de cárcel hasta la cadena perpetua”.
Como en el caso que citamos al principio de ejemplo, el femicidio puede conllevar penas mínimas hasta la cadena perpetua, ello dependiendo de causales y agravantes. Para aclarar más aún la diferencia entre este delito y un homicido. “Los términos femicidio o feminicidio han sido reconocidos en muchos países como el asesinato de una mujer sólo por el hecho de ser mujer, sin que exista o sea necesario establecer una relación entre el autor del asesinato y la mujer. Esta mirada más amplia sobre los femicidios está presente en acuerdos internacionales como la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (artículo 2), celebrada en Belém do Pará, Brasil, en 1994, de la cual Chile es parte”.
Marina Araya es psicóloga en el centro Sayen de Ovalle y ha presenciado de cerca casos de violencia hacia mujeres, además establece las diferencias entre un homicidio y este crimen. “Un homicidio es un delito que consiste en una acción u omisión que causa la muerte de otra persona diferencia del femicidio que es el asesinato de mujeres por parte del hombre por el sólo hecho de ser mujer, entonces entre ambas acciones la pena sube un grado, porque existe un vínculo afectivo entre la víctima y el victimario lo que agrava el delito”.
CULTURA MACHISTA
Si bien esta realidad no es ajena y cada vez se promueve más la visivilización de la violencia de género como una realidad latente, aún falta un gran avance en la sociedad, partiendo de las bases culturales en las que estamos cimentados, como por ejemplo, el lenguaje que es un gran propulsor de la cultura que es aprendida, con ello queremos decir que dentro de una sociedad predominantemente machista, este aspecto es heredado y constituye un gran trabajo para erradicarlo, respecto a ello la psicóloga y conocedora de casos de violencia contra las mujeres, explicó la dificultad que existe para cambiar el paradigma, ya que en muchas culturas el machismo es parte activa de la cotidianeidad. “Para poder entender este fenómeno de violencia de género hay que entender que esta es una temática más social y cultural que ocurre, más que un victimario agreda a una mujer por factores mentales, radica entonces en el sistema patriarcal, de roles de género que atribuyen a la mujer al espacio más privado e íntimo es decir a roles de casa y crianza, a diferencia de hombres que están adscritos a un rol más público de soporte económico, por tanto entendemos que es el machismo y la desigualdad lo que naturaliza las relaciones violentas en relaciones de pareja”.
Dentro de este sistema patriarcal el progreso es lento, hace diez años si una mujer era agredida, se le atribuía la culpabilidad a ella y se trataba como un problema doméstico donde las autoridades no tenían implicancia alguna, con la modificación de la ley se logró tipificar como un delito con agravante que significó el gran paso hacia un crecimiento más igualitario.
La profesional relata como ha sido posible identificar que en muchas relaciones están presentes señales, que en algunos casos no son advertidas “Gran parte de las mujeres son parte al menos de un tipo de violencia, de las que puede ser, sicológica, económica o simbólica” aunque son la física y la sexual las que primordialmente terminan en un femicidio, es importante saber identificar cuáles son las señales preponderantes que puede manifestar un posible agresor.“Hay una escalada o proceso en el cual el victimario le dice palabras hirientes a la mujer, le miente o la engaña inclusive con otras relaciones de pareja, después tiende a ignorarla o ser egoísta sobre todo con los logros de la pareja, la mujer pasa a ser una satélite de lo que le ocurre al hombre, se presenta una violencia más simbólica o psicológica, si sigue esta situación se pasa a agresión no necesariamente física hacia ella, sino que podría manifestarse en destrucción de objetos personales en discusiones de pareja, sin esfuerzo alguno por reparar el daño, luego le sigue el encerrar a la mujer si hay relaciones de convivencia, argumentando que la mujer estará más segura encerrada o teniendo el hombre le control de las llaves de la casa, existe un tipo de control implícito de las relaciones incluso aislándola de amistades y familia, para pasar a la agresión física en la que el victimario culpa a la víctima de la agresión, ejemplo, te pegué porque me provocaste, desplazando la responsabilidad hacia otro, ya cuando está en riesgo la vida de la mujer es cuando se pasa una violencia más sexual y amenazas de muerte que involucran objetos como armas tanto blancas como de fuego” todo este proceso es gradual e identificar a tiempo cualquiera de ellos podría ser clave para prevenir y saber cuándo se corre riesgo vital.
PEDIR AYUDA A TIEMPO
Ya vimos los factores que inciden en la violencia de género y cómo saber a tiempo si se es víctima, pero ¿dónde recurrir cuando se sabe que existe un riesgo alto por parte de la pareja?
En nuestro país existen 103 centros de la mujer, incluyendo un móvil en la Araucanía, estos sólo son estamentos públicos, ya que existen otras ONG´S que orientan y apoyan a las mujeres que han sido violentadas en cualquiera de los niveles que fueron señalados, pero el factor clave es la ayuda oportuna antes de lamentar una tragedia, por ello el Ministerio de la Mujer habilitó un número telefónico gratuito, el cual se puede utilizar inclusive si no se tiene saldo en el teléfono, el número es el 800 104 008.
Además hay un dispositivo para casos que impliquen riesgo grave o vital y se activa inmediatamente en coordinación con policías, centros de salud u otra institución de apoyo según sea el caso, este tiene una duración de seis meses, siendo susceptible a renovación de ser necesario. Pero es también muy importante saber que si se presentan signos de violencia en cualquiera de los niveles señalados, poner atención para que no ocurra un mal mayor.
También es fundamental saber que para recibir ayuda oportuna debe existir una denuncia, ante lo cual las entidades encargadas puedan tener un antecedente y precedente para poder actuar, en el caso de ser mayor de edad debe ser la víctima quien ponga la denuncia, ya que en nuestro país tardan aproximadamente 8 años en denunciar y muchas de estas denuncias son retractadas. En el caso de menores de edad, puede acudir a hacer la denuncia de violencia en el pololeo algún familiar y/o testigo que pueda avalar dicha situación.
Actualmente se tipifica como sobrevivientes a las mujeres que han tenido la valentía de hacer la denuncia y seguir con el conducto regular y ayuda pertinente, ya que literalmente lo son, sin embargo también un programa piloto busca apoyar a hombres que han sido agresores y quieren tomar un rumbo diferente en sus vidas e incluso recuperar una relación maltrecha por ello, pero el avance más significativo debe salir de la educación de base, partiendo por erradicar el machismo y enseñar la igualdad a los niños pequeños y adolescentes, ya que esta es la clave para una sociedad mejor, en la que nadie considere más o menos a otro solamente por su género.