La lucha de Combarbalá por proteger sus cielos estrellados

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    La lucha de Combarbalá por  proteger sus cielos estrellados

    Cualquier persona que por estos días viaje a la pequeña ciudad de Combarbalá, ubicada en el extremo sur de la provincia del Limarí, y recorra sus calles, se dará cuenta de un pequeño detalle: en varios comercios y casas del centro urbano se observan colgadas varias banderas negras.

    Este tipo de “embanderamiento”, que tradicionalmente en nuestro país se relaciona a episodios de protesta social en zonas y regiones frecuentemente alejadas, abandonadas, o afectadas por problemas de diversa índole, se hace presente ahora en la denominada “comuna estrella” para expresar el descontento de los habitantes de esta comunidad por un proyecto energético que acusan, viene a alterar y afectar negativamente, al medio ambiente del lugar.

    Y es que, en una de las zonas consideradas con los cielos más limpios y puros del país, la intención de la empresa Prime Energía, de construir en la zona, y a pocos kilómetros al norte de la ciudad, una central termoeléctrica de respaldo, ha generado el rechazo de la población.

    El aviso que encendió la alarma

    Todo comenzó con un extraño comunicado radial.

    En ese mensaje se señalaba que el pasado 18 de noviembre de 2015, la empresa generadora Prime Energia había ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental el proyecto denominado “Central de Respaldo Combarbalá – 75 MW” la cual estaría conformada por “tres casas fuerza” de 25 MW cada una, e incluyendo 15 motores cada una.

    Escrito con un lenguaje técnico y en forma de comunicado de prensa, el aviso fue transmitido por una radio local, pero por esas mismas características, no fue comprendido a cabalidad por la población, aunque generó dudas.

    Por esa razón, un representante de la empresa, Rodrigo Cienfuegos Pinto, debió acudir al Concejo Municipal a raíz de una solicitud del concejal Jorge Muñoz y del mismo Concejo para transparentar el proyecto.

    Básicamente, se explicó que se trataba de una planta termoeléctrica a base de petróleo, la que se establecería en el denominado Fundo Las Piedras, Comunidad Agrícola de Díaz y Ocaranza (en la foto), y que además incluiría dos estanques de almacenamiento de combustible, estando además conectada a las líneas centrales de transmisión eléctrica.

    En principio, la construcción de esta central viene dada por la instalación de una planta fotovoltaica en los alrededores de la ciudad para funcionar justamente, como una central de “respaldo” cuando la otra no esté en funcionamiento.

     

    El grito en el cielo

    No obstante, las respuestas del ejecutivo de la empresa no convencieron a la comunidad, y rápidamente, el rechazo se generalizó, especialmente por la falta de información y el “oscurantismo” con que, acusan desde la comunidad, ha avanzado el trámite de evaluación ambiental, sin que la ciudadanía se entere.

    “El enojo es porque evidentemente, nos están poniendo el dedo en la boca, nos quieren hacer caer. No porque vivamos lejos, somos gente ignorante. La ciudad está empoderada y no se les va a hacer fácil sacar esto adelante”, señala Katherine Galleguillos, dirigente social de la zona, y miembro de Acción Comunal Medioambiental de Combarbalá, agrupación ciudadana formada apenas se tuvo información sobre el proyecto.

    “El país en general tiene una desconfianza política enorme con la institucionalidad, donde se da un discurso de apoyo a la ciudadanía y al mismo tiempo se aprueban proyectos que la perjudican”, agrega.

    Y es que al respecto, señala que como agrupación ya se han informado respecto a otros casos en el país donde este tipo de plantas se han instalado, y para ellos, la conclusión está más que clara: “Desprendimiento de córnea, aparición de células cancerígenas, malformación fetal, otras enfermedades. ¿Va a venir la empresa a pagar los costos de esas enfermedades? Ya hay siete de esas en la región, y se supone que somos la ‘región estrella’, con los cielos más limpios”, afirma Katherine con ironía.

    Y quien sabe de ello, es otro miembro de la agrupación: Javiera Rojas, quien desde Tocopilla, llegó a Combarbalá buscando un ambiente libre de contaminación de metales pesados que en su lugar de origen, ha generado una verdadera crisis ambiental y sanitaria.

    “Yo tengo familia en Tocopilla. A mis papás yo los he visto sufrir de cáncer porque hemos vivido mucho tiempo en Chuquicamata, entonces sé muy bien el daño que provocan las mineras y las termoeléctricas.Mi familia desde el ultimo que nació hasta mi abuela, todos tienen problemas respiratorios por el tema de la termoeléctrica en Tocopilla”, señala Javiera.

     

    ¿Por qué en Combarbalá?

    Como ya se señaló, el proyecto, que actualmente aún se encuentra en la fase de evaluación ambiental – a través de una declaración de impacto ambiental, y no de un estudio -, tendría como objetivo respaldar a la central fotovoltaica ubicada en la zona.

    Desde el gobierno, el seremi de Energía, Marcelo Salazar explica a El Ovallino que “este tipo de proyectos son parte de los resguardos que adopta el Sistema Interconectado Central, debido a la condición de congestión de la transmisión entre el sector de Los Vilos y Pan de Azúcar, por lo tanto, se requiere instalar esta central para evitar caídas del sistema”.

    Salazar añade que “el proyecto se encuentra en etapa de evaluación, donde la comunidad tiene la posibilidad de realizar sus observaciones con miras a que el titular del proyecto subsane aquellos aspectos considerados en su declaración de impacto ambiental, dentro del proceso de calificación”, agregando que “es muy importante dejar en claro que la institucionalidad ambiental debe garantizar que el proyecto cumpla con la legislación vigente, y para ello los diferentes servicios públicos tienen el rol de evaluar con la máxima rigurosidad técnica”.

    No obstante, más allá de las explicaciones, desde la ciudadanía, aún persiste la molestia con el proceso de evaluación ambiental, pues según señalan, nada se ha hecho de cara a la ciudadanía y ponen como ejemplo, el comunicado que dio a conocer la empresa a través de la radio.

    “Es de una terminología técnica que no te deja claro que se va a instalar una termoeléctrica. Mucha gente pensó que porque se trataba de una centralde respaldo, venían a apoyarnos en algo.También aparece en la empresa un encargado de participación ciudadana. Pero aquí nadie lo conoce, ni siquiera sabemos quién es. ¿Dóndeestá la participación ciudadana? Aquí se aprovechan, porque esta esa comunavulnerable, de alta tasa de ruralidad; es una de las comunas pobres de Chile”, señala Javiera Rojas, quien apunta a que detrás de esto, hay un claro tema de desigualdad.

    “El seremi (de Energía) nos explicaba que se utilizan algoritmos para determinar donde el sistema eléctrico estaba vulnerable y se necesitaba inyectar estas centrales de respaldo. Pero resulta que al parecer, los algoritmos que utilizan en el Ministerio de Energía apuntan siempre a las regiones más vulnerables de Chile, porque es en las comunas máspobresdel país donde mástermoeléctricas se concentran”, agrega.

    Por su parte, Evelyn Cortés, también miembro de Acción Comunal Medioambiental, evidencia la contradicción existente entre estos proyectos energéticos y la estrategia de desarrollo de la comuna y la región, apuntando a las energías limpias y no contaminantes.

    “En la región de Coquimbo ya hay varias de estas centrales funcionando con características similares. Nuestro desafío es que nuestra región de Coquimbo, la ‘región estrella’ de la que se han jactado tanto nuestras autoridades, siga limpia, y que no se sigan instalando estas termoeléctricas y menos de forma viciada, casi por debajo”, señala.

    Desde el movimiento apuntan a la riqueza natural y arqueológica de la zona- más de 2.700 petroglifos registrados – para defender la región, criticando además, en relación al trámite ambiental, el visto bueno que algunos servicios públicos ya le han dado al proyecto.

    “Entre los servicios que presentaron conforme, estaba la Dirección General de Aguas. ¡Por favor! Somos una comuna declarada con emergencia hídrica por la falta de agua. Por otro lado, la seremide Salud hace observaciones, pero referente a la condición de los baños del personal. Está bien, pero eso no es lo importante. Por ejemplo, ¿qué pasa con las micropartículas, el polvo en suspensión que va a generar el tránsito de camiones, dado que es un camino de tierra?¿Y el observatorio? El mismo Gobierno Regional aportó un millón de dólares para el observatorio Cruz del Sur, pero ahora también se va a ver perjudicado”, afirma Javiera Rojas.

     

    Más participación

    Desde el mundo político, también se han lanzado críticas al proyecto, y muy especialmente en torno a la falta de participación de los ciudadanos en éste.

    “Hay desconfianza en Combarbalá, por el hermetismo que se ha utilizado para instalar el proyecto. La comunidad no ha tenido ninguna posibilidad de plantear sus observaciones”, señala el diputado Daniel Núñez, calificando esta situación como “una falta de respeto”.

    “No se puede instalar una termoeléctrica que dañará el turismo y la astronomía, que son áreas que ha avanzado notablemente esta ciudad en el último tiempo”, añadió, agregando que mediante oficio, solicitó al Sistema de Evaluación Ambiental, realizar una nueva fase de participación ciudadana.

    “Consideramos justo repetir el proceso dado que la ciudadanía no fue informada oportunamente del proceso. Sus intereses, opiniones e inquietudes deben quedar debidamente plasmadas”, y añadió que, según algunas observaciones realizadas por algunos servicios públicos, el proyecto presenta “grandes vacíos, los que difícilmente nos podrían dar la seguridad de que este proyecto no tendrá efectos significativos sobre Combarbalá y sus alrededores”.

    En tanto, el diputado Matías Walker, durante una reunión con la seremi de Medio Ambiente, Verónica Pinto, también instó a que la empresa se someta a una nueva fase de participación ciudadana.

    “El problema esque este proyecto necesita apoyarse en generación diesel, pero este proyecto no solamente va a estar en Combarbalá, pues va a estar también en Los Vilos y en Andacollo.Y lo que pasa es que no huboen su momento unainstancia de participación ciudadana”, señaló.

    Al respecto, Walker solicitó a la seremi de Medio Ambiente a que “se inste a la empresa a someterse necesariamente a un proceso de participación ciudadana en esta declaración de impacto ambiental. Entiendo que la seremi ha logrado persuadir a la empresa a sometersevoluntariamente a este mecanismo de participación ciudadana y sólo resta que el SEA, en Santiago, de la luz verde a esta posibilidad” afirmó.

    En tanto, Marcelo Salazar, seremi de Energía, aclaró que “a contar de marzo, estamos iniciando el proceso de construcción de una propuesta de Plan de Energía para la región de Coquimbo, con participación de la ciudadanía, el que busca, entre varios objetivos, sugerir un ordenamiento territorial que determine las zonas donde se puedan construir este tipo de centrales, instrumento que hoy no existe, y que contribuiría a subsanar situaciones como las que hoy preocupan a las comunidades”.

     

    Seguir luchando

    No obstante, desde el Acción Medioambiental ya anunciaron que no tirarán la toalla, pues el objetivo es que la central no se construya.

    Como agrupación ciudadana, ya se han movido con acciones, entre ellas, una concurrida marcha por el centro de Combarbalá (en la foto), donde manifestaron su repudio al proyecto. También cuentan con el apoyo del municipio de Combarbalá, en donde su alcalde, Pedro Castillo, también se ha manifestado contrario a la instalación de la planta.

    Por otro lado, han mantenido reuniones con personeros del gobierno regional, pero sin mayores resultados. Incluso, exigen la presencia del intendente Claudio Ibáñez en la zona.

    “No vamos a permitir que se retroceda en todos estos pequeños avances que hemos tenido. Eso pedimos a las autoridades. A nosotros no nos favorece en nada reuniones y más reuniones que no solucionan nada. Nosotros necesitamos respuestas concretas” señala Evelyn Cortés.

    Palabras a las que se suma Katherine Galleguillos, quien señala que “la comunaestá muy empoderada. Acá nosotros somos muy unidos. La población está muy decidida a tomar acciones, porque sabemos que las palabras se las lleva el viento”.

    Mismo viento que esperan que en Combarbalá siga manteniendo limpios los cielos de la comuna por mucho tiempo más.