Un lugar con historia que busca renovar su imagen y conquistar a todo el público

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    Un lugar con historia que busca renovar su imagen y conquistar a todo el público

    Hace más de cien años, Juan Olmedo y Rosa Elvira de Olmedo se radicaron en Ovalle, y en calle Vicuña Mackenna, frente a la Plaza de Armas, dieron origen a la heladería-salón de té ‘Casino Olmedo’ que adquirió renombre por sus exquisitos helados y pasteles.
    Continuó la tradición, quién heredó el oficio y sus fórmulas culinarias fue Juan Nicolás Olmedo Carvajal, con su esposa, Elsa Del Carmen Huerta y desde el año 1951 hasta el 2008, Casino Olmedo se instaló en calle Libertad esquina Arauco.
    El 5 de septiembre del 2014 -Casino Olmedo- renace “en homenaje a nuestros padres y abuelos, personas trabajadoras, generosas y emprendedoras, que por muchos años atendieron en su establecimiento a tantas generaciones ovallinas”, cuenta una de sus leyendas en el local.
    Paula Olmedo, su administradora, nos contó cómo poco a poco el lugar va recuperando su sitio en la comuna, también sobre cómo la gente con cariño recuerda los sabores que siempre ha ofrecido a los ovallinos, la nueva imagen y formato que ha adquirido, además sobre las proyecciones a futuro para hacer llegar este rincón de Ovalle afuera de la ciudad.
    La tradición de los Olmedo, ha hecho que el negocio resurja y Paula pretenda continuar con ello. “ Este negocio es muy antiguo, nació con mis tatarabuelos quienes tenían el negocio de helados en la plaza, donde está actualmente el correo y posteriormente ellos criaron a mi abuelo Juan Olmedo y él junto a mi abuela paterna Elsa Huerta, tuvieron el negocio en calle Libertad esquina Arauco (esquina de edificio La Araucana e construcción). Al fallecer mi abuela, mis padres vendieron el local y decidió mi papá comprar acá frente a los bomberos y hace un año atrás decidimos retomar el negocio de los helados, por lo tradicional que es para esta ciudad, hay muchas generaciones, mucha gente que viene de todas las edades y recuerda estos sabores, entonces decidimos abrir acá el negocio, con la propuesta de conservar sobre todo el helado de canela, de papaya, los helados en agua, que son los sabores tradicionales nuestros y ampliarlo con una gama más sabores de helados, tortas y toda la línea sin azúcar. Yo llegué acá porque mi profesión es ingeniero comercial y me gusta mucho el rubro de la cafetería, salón de té y también soy barista profesional y complementando todo lo que es heladería y cafetería se da para poder continuar con la tradición familiar”, contó Paula.

    Cambio de imagen

    El año 2014, Paula decidió reabrir el negocio con la propuesta de conservar los sabores tradicionales como el helado de canela, papaya y mayormente los helados de agua y ampliarlos con una gama de sabores, tortas y la línea light que está enfocada a la eliminación de azúcar en las preparaciones. Al comienzo el cambio fue difícil, ya que las personas recordaban la antigua línea de Casino Olmedo, donde se reunían a ver los partidos de fútbol en compañía de amigos y bebiendo cerveza con helados de canela.
    La tataranieta de Juan Olmedo así lo recuerda. “Es un salón de té un negocio familiar, enfocado a quien viene con la mamá, la abuelita, a tomarse una copa de helado, una once y la verdad es que nos ha ido muy bien con ese concepto, el público de Ovalle lo ha tomado muy bien”, dice.

    Sobre la elaboración del producto

    Los helados son artesanales 100% elaborados con frutas naturales de la zona e importadas, con leche pasteurizada líquida y todos los ingredientes e insumos son de primera calidad, según nos explica Pamela. A cargo de los tres trabajadores el casino ofrece a su vez otros postres que deleitan a quienes los prueban, como es el banana split y el exquisito café helado, todos hechos con la dedicación y el trabajo artesanal que da el sello especial. Sin duda la alternativa para pasar a disfrutar de los mejores sabores en compañía de la familia, pareja o con los amigos.

    El público

    La propuesta de Olmedo es recibir a todo tipo de público, sin embargo, hay personas que vienen de afuera motivados por la presentación de la página en Facebook, muchos de los cuales recuerdan cómo pasaron por allí algunas vez en su niñez o adolescencia y recuerdan los sabores que ofrecían por aquella época y quedan maravillados al notar que el tiempo no ha pasado en ese gusto especial de los helados que han mantenido la receta a través del tiempo. También el público local se destaca dentro de la semana “están las personas que trabajan en los bancos, en el centro en todo lo que es el casco de Ovalle, también los niños que pasan escolares en el tiempo de colegio, gente de mediana edad que viene con las familias”, contó Pamela.

    Proyección de Olmedo

    Una de las metas a mediano plazo, es poner una sucursal en La Serena, las aspiraciones por crecer y expandirse por parte de la propietaria apuntan a salir de la ciudad y conquistar el paladar de más personas, además está la intención de aumentar la oferta de productos y expandir la línea sin azúcar, pensando en la salud de los consumidores, teniendo muy buenos resultados.
    “La inserción de este mercado ha sido muy buena, ya que hay mucha gente adulta o de tercera edad que es un porcentaje muy alto, que no pueden consumir azúcar, que cada vez están pidiendo productos más sanos y ahí estamos nosotros para ofrecer una once rica y nosotros le añadimos dulzura y no azúcar, para que ellos puedan disfrutar de un rico helado, por ejemplo, sin perder la exquisitez de un producto como este”.
    Además la administradora destacó que quiere profesionalizar la oferta de café e impartir también algunos cursos a la comunidad para que tengan una cultura cafetera más amplia dentro de Limarí, llegando a más personas con este producto que se ha masificado cada vez más.

    El fabricante de helados

    Beltrán Valdivia, quien está desde los 7 años ligado a la familia Olmedo, nos contó cómo era el funcionamiento del local en tiempos remotos, cuando él era un niño pequeño y su madre trabajaba haciendo aseo con los tatarabuelos de Paula, en esos tiempos él observaba cómo se fabricaban las paletas y comenzó, de a poco, a aprender el oficio de heladero. Así pasó el tiempo y no fue sino hasta que “yo tenía como 30 año estaba casado y la señora Elsita me llamó a ver si me acordaba de las recetas, ahí me empecé a acordar y seguí con esto” nos cuenta con emoción.
    Además con alegría expresa que gracias a las redes sociales el local se ha dado a conocer mayormente fuera de la ciudad y muchas personas que antes lo visitaban hoy vuelven y lo recuerdan como el señor que hacía los helados en aquel entonces. Eso para él es gratificante y dice con mucha humildad que “uno piensa que hacer helados es un trabajo insignificante, pero de repente viene gente, como algunas personas que vinieron hace poco de Houston en Estados Unidos y me felicitaron, ya que de tiempos de antaño se ha mantenido la receta, tal vez el sueldo no es tan alto como otros trabajos, pero son noticias que uno le agradan y lo reconfortan”.

    El secreto de helado de canela

    Uno de los sabores más característicos de Olmedo es su helado de canela, una mezcla perfecta entre buen sabor y textura agradable. Al consultar a Beltrán, nos contó cómo se valió del secreto de la elaboración para que esta recta no se perdiera en el tiempo.
    “La canela tiene un secreto, es uno de los sabores más apetecidos acá, cuando estaba vivo don Juan, él murió el año 34, el preparaba las canelas y a nosotros nos mandaba afuera, con la excusa que fuéramos a hacer mandados y labores, entonces hacía solo el helado en la cocina, fue entonces que con doña Elsita, cuando ya era viuda, de a poco se fue acordando de la receta y entre los dos revivimos este sabor”.

    Del antes al hoy

    Tras hablarnos un poco de su pasar por los distintos locales, Beltrán Valdivia recuerda cómo eran los procesos que utilizaban antes para la fabricación de los helados y cómo se ha simplificado el método reduciendo tiempos y facilitando la fabricación de más helados.
    “Había cambiado mucho allá, antes había que trabajar con máquinas antiguas y estar despegando con una cuchilla, con la cuchara de palo, uno salía muerto y ahora no, usamos máquinas que son como lavadoras de 14 kilos, con un tambor ancho que da vueltas y va tapada, no hay peligro que le caiga un pelo o que le caiga cualquier cosa, todo es más tecnológico, moderno e higiénico, aunque la mano es la misma incluso las máquinas de ahora rinden más que las otras”, cerró.