Faltando apenas unos días para conmemorar un nuevo 21 de Mayo, es justo recordar a aquellos hombres y mujeres que participaron en la Guerra del Pacífico, no sólo en la gesta de Iquique, sino en otras campañas que ocurrieron durante el conflicto que enfrentó a nuestro país con Perú y Bolivia.
Y es que cabe recordar que los habitantes de la antigua Provincia de Coquimbo – y el entonces Departamento de Ovalle por ende – participaron de forma activa en aquella guerra con una estimación de 3.000 enrolados, siendo quizás, la región con mayor cantidad de caídos en los campos de batalla.
Esta participación fue destacadísima, desde el combate naval de Iquique, pasando por batallas como el desembarco de Pisagua, y las batallas de Dolores, Tarapacá, Tacna, Arica y Lima, así como las campañas en los Andes peruanos, que correspondió a la última fase de la guerra.
La Serena, Coquimbo, Ovalle, Monte Patria, Combarbalá, los mineros de Tamaya y Panulcillo, Vicuña e Illapel, fueron los lugares de origen de todos aquellos que se enrolaron en el Ejército y la Armada para ir a luchar al norte.
NACIDO EN OVALLE
Entre los miles de limarinos que acudieron a combatir, destaca el nombre de Miguel Aguirre Perry.
Nacido en Ovalle el 11 de septiembre de 1853, era hijo de Pedro Aguirre Carvallo y Antonia Perry Campos, ésta última hija a su vez, de José Antonio Perry y Micaela Campos Gaviño, dueños de la Hacienda Tuquí, cuyos terrenos fueron donados para fundar la ciudad de Ovalle.
Durante su juventud, cursó sus estudios en el Seminario de Santiago con el fin de consagrarse como Presbítero. Sin embargo en 1876, a los 24 años, abandonó dicho establecimiento para ingresar a la carrera de Medicina en la Universidad de Chile, periodo en el cual, coincidió el estallido de la guerra.
Apenas iniciado el conflicto, Aguirre abandonó sus estudios para enrolarse en el ejército como subteniente del Regimiento Cuarto de Línea, siendo destinado inmediatamente al norte. De esta forma, participó en el desembarco y toma de Pisagua, en la actual región de Tarapacá el 2 de noviembre de 1879.
Posteriormente, participa en la batalla de Dolores 17 días después, tras lo cual, es nombrado ayudante del Comandante del Cuarto de Línea, Juan José San Martín.
LA TOMA DEL MORRO
Tras la caída definitiva del entonces Departamento peruano de Tarapacá, las fuerzas chilenas iniciaban los preparativos para iniciar lo que sería denominada como la “Campaña de Tacna y Arica”.
El primer golpe vino cuando un grupo de fuerzas chilenas comandadas por el general Erasmo Escala, sorprendieron a los ejércitos peruano y boliviano tomando las ciudades de Ilo y Pacocha, ambas localidades peruanas ubicadas al norte de Tacna y Arica, dejando a estas últimas aisladas del resto del territorio peruano.
Luego de avanzar y asegurar las posiciones chilenas tomando en marzo de 1880 el puerto de Moquegua, el avance hacia Tacna y Arica quedaba abierto. Así, el 26 de mayo de 1880, las fuerzas chilenas -en donde participaba el Cuarto de Línea- entraban a la ciudad de Tacna, luego de una cruenta batalla, también conocida como “Batalla del Campo de la Alianza”. Arica era ahora el próximo destino y el 7 de junio, el día D.
Aquella jornada, el Cuarto de Línea, comandada por Juan José San Martín, y siempre con su ayudante de campo al lado, Miguel Aguirre, avanzó hacia las trincheras peruanas con el fin de tomar el simbólico morro.
Atacando primero los reductos del fuerte de Cerro Gordo, los nacionales avanzaron hacia arriba en una verdadera carrera sobre las posiciones enemigas en medio de ráfagas de balas, ataques de bayonetas y explosiones de minas.
Luego de 55 minutos de combate y avance, finalmente los chilenos toman la plazoleta del morro decretando la victoria. No obstante, entre los cientos de muertos de lado y lado, yacían abatidos sobre las laderas del morro dos nombres imborrables: el comandante Juan José San Martín, y el ovallino Miguel Aguirre. Con sólo 27 años de edad, Aguirre había dejado su vida junto a la de su comandante.
Posteriormente, su cadáver es recogido y sepultado en el Cementerio de Tacna. Luego, sus restos son trasladados de vuelta a la región y se le da sepultura en el Mausoleo de los Héroes de la Guerra del Pacífico, en el Cementerio Municipal de Ovalle.
Sobre su muerte, el cronista y veterano de la Guerra del Pacífico, Nicanor Molinare Gallardo, diría sobre él: “Miguel Aguirre Perry, ovallino, y a quien estimamos de veras, salvó indemne en este primer asalto; pero más adelante, por desgracia, bala enemiga cortó la carrera de aquel esforzado mozo; cruel proyectil que perforó de frente su ancho pecho, en la parte superior, chocó en la espina dorsal, desquició la vértebra, y destrozó la médula espinal!”
Y finaliza: “Lo hemos dicho, Aguirre Perry, era estudiante de medicina; sólo se tomó el pulso y cuando alguien se acercó a auxiliarlo, con tono tranquilo, casi alegre exclamó: ‘¡Me fregaron compañero!’ La parálisis del corazón y falta de respiración producida por tan gravísima herida, apagaron más tarde la vida de aquel valiente mancebo”.