Daniela Tabilo Vigorena sólo tiene un objetivo claro: vivir.
Bajo ese precepto su familia toda se ha unido y ha logrado tejer toda una red de apoyo voluntario, de actividades de solidaridad, de acciones y búsqueda de donativos para combatir la insuficiencia renal con la que nació esta joven ovallina.
Desde hace más de cinco años sus riñones encendieron la luz de alarma y su familia entendió que necesitaba del apoyo de mucha gente, si querían que Daniela tuviera una vida normal y sana. Las acciones no se hicieron esperar y la cruzada por la salud de la entonces estudiante se hizo prioridad para su círculo más cercano.
Esta semana, después de varios años de luchas, exámenes, pruebas médicas, actividades de solidaridad para sortear el sistema de salud pública y refugiarse en el costoso aparataje particular, Daniela ha recibido el trasplante de riñón que necesitaba y su salud, aunque lentamente, va mejorando en una clínica de Santiago.
Las primeras alarmas
Según explicó a El Ovallino Carmen Vigorena Ibacache, tía de Daniela, la insuficiencia renal se le detectó a su sobrina poco después de nacer, siempre tuvo complicaciones, pero siempre fue medianamente manejable.
“Hace unos cinco años ya se hizo insostenible y uno de sus riñones ya presentaba poco funcionamiento. El otro trabajaba a media máquina, por eso se decidió comenzar con actividades para recolectar fondos y buscar un donante compatible. En esa ocasión diario El Ovallino nos ayudó con la publicación de la invitación a la primera actividad que realizamos y que fue un éxito. Marcó el inicio de un largo camino. Se realizaron más de cinco eventos masivos para recolectar los fondos necesarios”, recuerda Vigorena.
Indicó que en ese momento, cuando se publicó la primera invitación en la edición del 3 de mayo 2014, Daniela estudiaba enfermería en el Instituto Santo Tomás, y sus compañeros de clase, familiares, amigos, voluntarios de la Red Solidaria de Ovalle, representantes de Empresas Dabed, y conocidos de su familia, participaron y ayudaron para lograr los fondos, que se fueron recolectando poco a poco y utilizando en exámenes y pruebas médicas.
“Después de tantas pruebas, los médicos autorizaron a su hermana mayor, Johana, a donar uno de sus riñones a Daniela, confirmando que era cien por ciento compatible clínicamente, y al fin el trasplante se pudo realizar en Santiago hasta donde se fue toda la familia para estar con las dos hermanas al momento de la operación”.
La salud en serio
Vigorena no puede ocultar su emoción al referirse al nuevo estado de salud de Daniela, ni dejar de agradecer a tantas personas que durante cinco años han colaborado y han aportado un granito de arena para garantizar unas buenas condiciones médicas de su sobrina.
“Ella se tituló de enfermera y luego comenzó a trabajar en el área de laboratorio del Hospital de Ovalle, hacía turnos y reemplazos, pero ya su estado se salud se estaba deteriorando demasiado. No podía estar mucho tiempo en pie y se complicaba cada vez más. Uno de sus riñones dejó de funcionar y el otro estaba trabajando en un 30% de su capacidad”, relata Vigorena.
A pesar de seguir haciendo actividades para recolectar fondos, la familia tuvo que vender un par de vehículos y su casa para poder costear los gastos de los exámenes y el tratamiento. Aun así era insuficiente desde el punto de vista económico.
Pero la parte médica tenía otros planes: al fin llegó la confirmación que estaban esperando, y los galenos le comunicaron a la familia que podía ser Johana, docente en un colegio de la población Fray Jorge, quien podría donar su órgano para salvar a su hermana menor.
“Daniela, sus padres y sus tres hermanos (Johana, Marcos y Leslie) se fueron a Santiago en las últimas semanas, arrendando una casa económica en la que pudieran estar todos juntos porque son una familia muy unida. Al fin el trasplante lo hicieron el miércoles pasado y ha evolucionado muy bien. Ya a Johana le dieron el alta y Daniela sigue bajo observación, pero con muy buen ánimo y estado de salud. Ha sido un logro de muchos, estamos muy agradecidos con todos los que han colaborado de una u otra forma” expresa Vigorena.
Su familiar explica que la cruzada está lejos de terminar. A pesar de haber logrado un milagro colectivo para Daniela, todavía falta la recuperación completa, los exámenes y tratamientos posteriores a la intervención quirúrgica.
Su salud va en aumento, tanto como su ánimo y el de su familia.