Preocupación, miedo y la sensación de que todavía no han sido completamente escuchados para resolver los problemas de la comunidad es el cóctel de emociones que tienen los vecinos de la población Bella Vista, quienes en sus casi 20 años de formación como sector urbanizado, han visto poco a poco el deterioro de lo que pudo ser un área modelo.
La comunidad está conformada por unas mil familias ubicadas entre “la línea” en la parte baja de la ciudad hasta las calles Soldado Vega y Grumete Felipe Videla de la población José Tomás Ovalle en la parte alta, y aunque han avanzado en muchas mejoras individuales, requieren del apoyo oficial para los trabajos mayores.
Si bien en gran parte del sector los vecinos advierten de filtraciones de agua y desplazamientos de tierra, es específicamente en la calle Grumete Videla con pasaje La Concepción donde uno de los problemas se torna más visible y peligroso: un muro de concreto de más de cuatro metros de alto y unos doce metros de largo que amenaza silenciosamente con ceder sobre un conjunto de cuatro residencias.
“Hace como cinco años comenzamos a ver que los muros empezaban a ceder, que se desplazaron un par de centímetros y se agrietaba la unión con la acera. Tuvimos que sellarlo con cemento para que el agua no se filtrara, pero igual se filtra por debajo, porque sale por las paredes y se nota hasta en los pisos de las casas que están más abajo”, indicó el presidente de la junta vecinal, Juan Rojas.
Señaló varios de los trabajos que han hecho los mismos vecinos para lograr que el agua que reciben de las calles y casas de la parte alta no se acumule sino que siga su recorrido hacia abajo.
“El muro cedió hasta 8 centímetros hacia afuera, pero en el último temblor del pasado sábado se movió un poquito más. Nosotros vivimos con el miedo de que de un momento a otro el muro vaya a caer sobre las casas y ocurra una desgracia. ¿Y después qué van a hacer?¿Qué van a decir?” cuestionó el dirigente vecinal.
Escaleras huecas
Por su parte, Nury Pizarro también miembro de la organización vecinal, señaló que el muro es evidentemente el problema más visible, aunque no el único que debe enfrentar la comunidad.
“La escalera de esta zona –que no tiene pasamanos- ya está hueca por debajo, unas casas más allá el muro tiene un socavón muy grande que tuvimos que tapar nosotros para evitar un peligro con los niños chicos. Y no queremos calmantes, queremos soluciones”, exigió Pizarro, quien mencionó a la Municipalidad entre las instituciones a las que han pedido ayuda, aunque desde la casa consistorial indicaron que la solución sería diligencia exclusiva de Serviu.
Las filtraciones de agua han causado daños a casas, a pasillos, pasajes, ha agrietando paredes, panderetas y pisos en distintos sectores.
Verificación en terreno
A pesar de que la comunicación formal de los vecinos no ha llegado al despacho del Servicio de Vivienda y Urbanismo, desde esa institución indicaron a El Ovallino que se comprometían en revisar el problema en el sitio, para tomar una determinación adecuada.
“Como servicio enviaremos un equipo técnico al lugar para que verifiquen en terreno la situación que afecta a los vecinos y se evalúe el estado del muro. Además nos comunicaremos con la municipalidad para analizar el caso y recoger más antecedentes al respecto” anunciaron desde Serviu.
Proyectos inviables
Indicó Rojas que en 2016, tras casi 15 años de haber recibido las casas nuevas en el sector, decidieron postular al Serviu para expandir sus residencias, y la respuesta que recibieron los dejó paralizados: Viven en una zona de riesgo.
“No podemos postular a una ampliación porque estamos en Zona de Riesgo, pero nunca antes nos habían dicho eso, ni cuando nos entregaron las casas. Somos como 40 familias que queríamos postular y ya no podemos”.